09 Junio de 2023 17:41
En tres meses se cumplirá un año del atentado a Cristina Fernández. Sucedió aquella noche del 1° de septiembre, en la vía pública, mientras le ex presidenta se dirigía hacia su casa ubicada en el barrio de Recoleta, y mientras se encontraba rodeada de fanáticos y guardias para protegerla. Pero fue ahí mismo, donde también estaba Fernando Sabag Montiel, el responsable de apuntarle en la cara con una Bersa calibre 32. El cual gatilló al menos una vez y la bala no salió.
A más de nueve meses del atentado, la causa se encuentra a punto de ser elevada a juicio oral y mientras se investiga y se intenta resolver quién más estaba detrás del intento de homicidio, dos personas dentro de la cárcel viven su propia historia: Sabag Montiel y su pareja, Brenda Uliarte, que se encuentra procesada con prisión preventiva como supuesta coautora del intento de asesinato.
Un polémico cambio de abogado, un episodio psicótico y un borrón y cuenta nueva como si nada hubiese pasado, fue lo que sucedió el martes pasado con Uliarte, una de las implicadas en el caso. Había llegado el día en el cual sería trasladada hacia Tribunales para reencontrarse con su pareja, luego de ser separados tras las rejas. Pero un brote psicótico, cambió todos los planes que tenían de la tarde.
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Según pudieron demostrar las cámaras de seguridad, Uliarte se encontraba manteniendo una conversación telefónica en el momento previo al ataque. Al cortar la llamada, se dirigió al patio del Servicio Penitenciario Federal, más precisamente en el pabellón ocho y comenzó a demostrar toda la furia, bronca y desolación que guarda dentro de sí. Desde insultos, gritos y hasta golpes hacia el caño de una ducha que se encuentra en el patio, fue todo lo que hizo en un lapso de minutos.Rápidamente fue asistida, aunque se negó que algo le ocurriera. “No me pasa nada”, comentó al ser consultada sobre el episodio que acababa de tener. Pero, con el correr de los minutos, admitió que el ataque de ira con el que se encontró fue por el traslado que iba a afrontar, en el cual sabía que se iba a volver a encontrar con Sabag Montiel, teniendo en cuenta que la última vez que tuvo contacto con él fue cuando fueron trasladados cada uno a su penal correspondiente.
Al día siguiente, junto a los psicólogos que se encuentran en la cárcel de Ezeiza, les comentó tal cual lo que le había pasado y las emociones que afrontó en ese momento. Pero, como si algo hubiese pasado en su mente, optó por cambiar totalmente el discurso mientras lo manifestaba, a tal punto de que comenzó a decir que sentía voces cerca de ella. Fue así, como luego de la entrevista, la diagnosticaron con un “leve retraso mental”.
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No obstante, mientras toda esa secuencia transcurría en la cárcel, a la vez, en Tribunales se encontraban con la noticia de que la joven decidió cambiar de abogado y justamente, cambió con quien ya había rumores desde que llegó a la cárcel, de que iba a ser quien termine defendiéndola. Sucedió. En el escrito, Uliarte manifestó que tomó la decisión de cambiar de abogado, que ya no será Gustavo Kollman, sino que ahora dejará todo en manos de Carlos Telleldín, un viejo conocido el cual estuvo preso por el atentado a la AMIA.
Telleldín se hizo conocido no sólo por estar tras las rejas casi una década, por ser acusado como supuesto partícipe necesario del atentado a la AMIA, sino que además, en la cárcel decidió realizar la carrera universitaria de abogacía, lo cumplió y lo ejerce desde que fue liberado tras ser absuelto en un primer juicio por aquel ataque terrorista en 2003.