La devastación se instaló en Bahía Blanca. A una semana del feroz temporal que arrasó con la ciudad, los ecos de la tragedia resuenan entre calles anegadas, casas destruidas y familias sumidas en el dolor. El saldo es atroz: 16 vidas perdidas, cientos de evacuados y dos niñas que aún permanecen desaparecidas. La furia del agua no tuvo clemencia. En solo unas horas, el viernes 7 de marzo, el cielo se desplomó sobre la ciudad, dejando caer 290 milímetros de lluvia, lo que normalmente precipita en un año entero. El colapso de un dique desbordado fue la sentencia final. La fuerza incontenible del agua arrasó con todo a su paso, transformando barrios enteros en lagunas de desesperación y angustia. Bahía Blanca, Ingeniero White, General Cerri y demás zonas aledañas se vieron envueltas en una pesadilla de la que aún intentan despertar.
Mientras la ciudad trata de rehacerse, el fiscal general de Bahía Blanca, Juan Pablo Fernández, confirmó que todas las personas que estaban incomunicadas fueron encontradas con vida, salvo las 16 víctimas fatales. Sin embargo, el caso de las hermanas Pilar y Delfina Hecker sigue estremeciendo a la comunidad. Con tan solo 1 y 5 años, las pequeñas fueron vistas por última vez en brazos de Rubén Omar Zalazar, un hombre que intentó rescatarlas y que perdió la vida en la corriente.
A pesar de los intensos operativos de Policía, Bomberos y brigadas con perros entrenados, las niñas siguen desaparecidas. "Esperamos un milagro", expresó el fiscal, en una declaración cargada de tristeza por Splendid AM 990. "Todas aquellas personas o familiares que no podían contactarse, salvo las dos personas fallecidas, fueron encontrados bien, más allá de los daños que han sufrido en sus casas o en sus bienes personales", agregó.
Según explicó el funcionario público, se descubrió que "muchas publicaciones en las redes sociales" sobre personas desaparecidas tras el feroz temporal eran "de carácter falso". "La familia de un joven de 24 años de apellido Mesa, ayer a la tarde nos comunicó que no podía dar con su paradero. Se trata de una persona que no tiene celular, que andaba por distintas ciudades, con lo cual la búsqueda seguramente va a demandar algún tiempo más", sumó.
Aun así, ratificó que "la inmensa mayoría de los casos que se denunciaron, como que sus familiares no podían contactarse con ellos, efectivamente se ha podido determinar que se encuentran bien". "Hasta el momento no ha dado resultado toda esa actividad con las hermanas". "La actividad va a continuar. Esperamos un milagro", expresó sobre la participación de la Policía, Bomberos y de perros entrenados, sumado a los rastrillajes aéreos y a pie, en la búsqueda de las hermanas Pilar y Delfina Hecker.
Por otro lado, entre tanta desolación emergió la solidaridad. Desde el primer instante, la Argentina se movilizó para ayudar. Clubes de fútbol, parroquias, organizaciones y vecinos convirtieron sus espacios en centros de acopio. Un Tren Solidario partió desde la estación Constitución cargado con más de 1.200 toneladas de donaciones. Cajas apiladas hasta el techo, filas interminables de personas dispuestas a tender una mano, corazones latiendo al unísono por una ciudad devastada.
La reconstrucción no será fácil ni rápida. Se estima que las pérdidas superan los $400.000 millones, una cifra abrumadora que ha movilizado al Gobierno nacional y provincial a anunciar paquetes de ayuda económica. Federico Susbielles, intendente de Bahía Blanca, aseguró que la ciudad se encuentra en la "etapa de normalización", con la restitución de servicios y el regreso de los niños a clases en varias escuelas y jardines de infantes.
Hoy, Bahía Blanca intenta renacer de sus escombros. La herida es profunda, la pérdida es irreparable, pero la esperanza persiste. La ciudad llora a sus muertos, busca a sus desaparecidos y se aferra a la resiliencia de su gente. Porque, aunque el agua lo haya intentado, Bahía Blanca no se rinde.