Barras, policías y un misterioso disparo sin vaina: un partido de fútbol otra vez en el ojo de la tormenta

El fútbol volvió a teñirse de violencia en una noche que debió ser de festejo y pasión deportiva. Lo que comenzó como un inofensivo partido entre amigos terminó en un escándalo con tintes de película: barras bravas, policías, un arma robada y un disparo que aún no encuentra su vaina. El incidente ocurrió en la madrugada del jueves, apenas unas horas después de que Vélez Sarsfield venciera 2-1 a Peñarol por la Copa Libertadores. 

Mientras la hinchada del Fortín celebraba el triunfo, un grupo de policías de la Ciudad de Buenos Aires disfrutaba de un picado en una cancha de fútbol 5 en las inmediaciones del estadio José Amalfitani. Lo que no imaginaron es que un simple partido entre colegas se transformaría en una batalla campal. Según testigos, todo comenzó cuando un grupo de barras bravas de Vélez irrumpió en la cancha, molestos por la vestimenta de algunos jugadores, que llevaban indumentaria de diferentes clubes. En cuestión de segundos, los insultos se convirtieron en golpes y los puñetazos en disparos. 

El caos estalló cuando uno de los violentos abrió la mochila de un policía, tomó su arma reglamentaria y apuntó directamente a los efectivos. El momento de máxima tensión duró unos instantes que parecieron eternos, hasta que el agresor decidió soltar el arma y volver a la pelea cuerpo a cuerpo. Pero la violencia no terminó ahí. Entre los empujones y las corridas, un disparo al aire paralizó a todos los presentes. Un oficial de la Ciudad, acorralado por la situación, habría gatillado para disuadir a los atacantes. Sin embargo, cuando los peritos llegaron al lugar, la vaina del proyectil no apareció. 

Las sospechas apuntan a un subcomisario que habría recogido la evidencia para ocultarla, en un intento de minimizar las consecuencias para sus colegas. El enfrentamiento fue finalmente sofocado por un operativo de la Policía de la Ciudad, que detuvo a 21 personas: 14 barras y 7 policías. Ahora, la División Intervenciones Judiciales de la Policía Federal Argentina lleva adelante la investigación bajo la orden del juez Martín Yadarola. En paralelo, la Dirección de Asuntos Internos abrió un sumario para evaluar la conducta de los efectivos involucrados.

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, no tardó en pronunciarse sobre el caso. "La violencia de siempre, con los mismos de siempre. Barras bravas de Vélez emboscaron y atacaron a policías de la Ciudad que jugaban un partido de fútbol, llegando incluso a robarles un arma y apuntarles. Estas mafias son asociaciones ilícitas. Viven de la violencia y se creen dueñas del fútbol y de las calles. Se les terminó la impunidad: la PFA los detuvo a todos y jamás volverán a pisar un estadio. La ley y el orden se hacen respetar", sentenció a través de sus redes sociales. Mientras tanto, el fútbol sigue siendo rehén de la violencia. Lo que pudo ser una anécdota deportiva se convirtió en una muestra más de la impunidad con la que operan las barras bravas, en un sistema donde la línea entre el delito y la autoridad parece cada vez más difusa.