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Breaking Bad "a la criolla": crece la fabricación de drogas de diseño

La desarticulación de la banda narco de la que formaba parte Nicolás Pachelo, quien estuvo implicado en el caso García Belsunce, alumbra una tendencia creciente: la proliferación de laboratorios donde se “cocinan” drogas de diseño, especialmente éxtasis.

por Natalia Torres

24 Enero de 2016 08:28
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Nicolás Pachelo, quien estuvo envuelto como sospechoso en el asesinato de María Marta García Belsunce, fue procesado por la Justicia Federal de Morón acusado de formar parte de una banda narco, que vendía drogas sintéticas. El acusado, que permanecerá en prisión preventiva, cayó el 20 de diciembre pasado en el marco de un gran operativo donde también fue detenido el cabecilla del grupo, el fisicoculturista y empresario Florio Lenatowicz.

Esta noticia se suma a la de otro resonante caso ocurrido en marzo del 2015. Bautizado por la prensa como el “Breaking Bad argentino”, el operativo Rola Fest desembocó en el hallazgo de casi 12 mil pastillas de éxtasis, 150 gramos de cristal de metanfetamina chino, y precursores químicos provenientes de Brasil, Alemania y Bolivia.

La banda criminal responsable de la fabricación de las drogas las vendía en fiestas electrónicas y se movía en autos de alta gama.

Al momento de publicarse la noticia del procedimiento, llamó la atención un particular detalle: uno de los detenidos usaba una remera con el rostro de Walter White, el protagonista de la serie de televisión estadounidense Breaking Bad, quien se dedica a “cocinar” y vender metanfetamina con el seudónimo de Heisenberg. Otro de los detenidos era Sergio Gustavo González, condenado a prisión perpetua por el asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas.

Uno de los detenidos en el operativo Rola Fest, con remera de Breaking Bad. (Foto: Télam)

Walter y su socio Jesse, “cocinando” metanfetamina en una escena de Breaking Bad.

Estos casos de alto perfil apuntan a un crecimiento de la producción y consumo de drogas de diseño, tendencia apoyada por un estudio de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), que determina que el consumo de éxtasis creció un impresionante 1200 % en apenas una década, entre el 2001 y el 2011.

12.000 pastillas de éxtasis fueron el saldo del operativo Rola Fest. 

En ese sentido, Miguel Ángel Castro, ex jefe de la Dirección de Drogas Peligrosas de la Policía Federal, recuerda en charla con Big Bang que ya en el 2007 agregados policiales de los Países Bajos les habían advertido sobre la proliferación de las drogas de diseño. “Nos dieron una cartilla bastante elocuente sobre el problema”, cuenta el ex policía. 

Extasis de fabricación casera. Crecen los decomisos.

Castro explica que, en uno de los allanamientos en los que participó, las fuerzas policiales se encontraron con un laboratorio desmontado con la capacidad de producir alrededor de 3000 dosis diarias de pastillas. “Fue un llamado de atención”, remarca el policía retirado. “Poco tiempo después, en otra operación, secuestramos 17 mil pastillas de éxtasis. Y si bien en aquel entonces aún no lo sabíamos del todo, la efedrina corría como agua”. 

Ya en el 2007, agregados policiales de los Países Bajos le advirtieron a la Policía Federal sobre el crecimiento en el consumo y fabricación de drogas de diseño. 

Los laboratorios de producción de pastillas son mucho más baratos y fáciles de montar que los de cocaína. Sin embargo, deben ser cuidadosamente protegidos de elementos inflamables.

 Para Castro, el florecimiento del negocio de las drogas de diseño tiene que ver con el hecho de que su producción es mucho más rentable que la de otros estupefacientes. “Un laboratorio de cocaína es oneroso y problemático, mientras que el único problema que puede tener uno de drogas de diseño es que una chispa puede hacer explotar todo”, amplía.

Así y todo, en el caso de que un accidente determine la destrucción completa, es fácil y barato volver a construirlo. 

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