Audios, champagne y “festejos” mientras Héctor “Peca” González y Cintia López donaban los órganos de su hijo. Este jueves tuvo lugar la audiencia número 11 del juicio por el asesinato de Lucas González, el menor de 17 años asesinado en noviembre del 2021 por la policía de la Ciudad. Si bien estaba previsto que comiencen los alegatos de la querella, dos de los 14 imputados pidieron ampliar su declaración.
El comisario de la policía de la Ciudad, Rodolfo Alejandro Ozan, es nombrado desde el inicio de la causa, ya que fue quién le envió audios a sus compañeros afirmando que “se habían mandando un mocazo, le volaron el frasco. Llamalo al Perro para que emprolije esta cagada” y el que dio la indicación de “acá nadie filma y nadie graba”. En las últimas horas, siendo la última posibilidad de hacerlo, el imputado pidió volver a declarar.
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“Yo soy el que dice eso pero por el morbo. Porque esas fotos se pueden viralizar y el herido tiene familia, amigos. Es por eso que di la orden”, indicó Ozan. Seguido a ésto, fue consultado respecto al término que utilizó en la misma comunicación en la cuál expresó “están hasta la chota”, y con media sonrisa declaró: “Y es que estaban hasta la chota. Yo tengo la confianza para decirle lo que sea a mi compañero porque somos amigos desde hace más de 30 años. Yo en confianza hablo así y no creo que sea algo que se cambie. A Santana -imputado por la causa y superior de él- jamás le hablaría así.Cabe recordar que Ozan, tal y como contó en su primer testimonio, al momento del hecho se dirigía a una celebración del quinto aniversario de su división, pero al escuchar “enfrentamiento armado” y “policía herido”, optó por dirigirse al lugar. “Cuándo voy al lugar veo que estaban pidiendo un helicóptero por un policía herido, el cual no vi. Había mucho personal policial alrededor del cuerpo de la víctima. Hubo un ángel de la guarda que no hubo más heridos”, manifestó el imputado.
Ozan, quien según sus palabras estaba 20 metros de la Suran, dijo que no incumplió la ley y que para él habría que explicar porque los disparos del auto de la víctima estaban emitidos desde atrás, algo que es “fatal” y “reprochable” ya que no condice con un enfrentamiento armado. Si bien reveló que fue al Hospital Penna a visitar a la familia de Lucas, alrededor de las 20 horas continuó con sus actividades normales y volvió a la celebración con sus colegas.
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Por último, identificó en la escena del crimen a Héctor Cuevas y al Policía de la Ciudad Roberto Inca. Este último, también pidió ampliar su declaración en la sala de audiencias del TOC 25. “Yo pido que investiguen mi geolocación para que vean los horarios de mi movimiento y puedan investigarlos”, comenzó afirmando quién fue señalado como el responsable de ordenar la plantación del arma de juguete en el auto de las víctimas.
“No es verdad lo que dice Cuevas. Fui yo quién ordenó que le retiraran las esposas a los menores de edad y me acerque a hablar con ellos de fútbol. Les pregunté de qué jugaban y si conocían a un amigo mío que también estuvo en Barracas”. A raíz de esto, el abogado querellante Gregorio Dalbón, le consultó de qué posición jugaban los sobrevivientes. “No sé, yo no sé nada de fútbol. Hablamos de mi amigo”.
Inca respondió que en todo momento creyó en el relato de los tres acusados de dispararle a los menores, Gabriel Alejandro Isassi, Fabián Andrés Llópez y Juan José Nieva y que ahora no podría responder ya que la causa está siendo “investigada”. Por su parte, el imputado concurrió a la audiencia con un papel en el cuál figuran todas las llamadas que realizó adjuntas a los horarios, y reprochó que faltan varias de las que hizo.
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“Cuevas dice que tiene miedo y que no declaró por miedo a que le pase algo a su familia. ¿De qué tiene miedo si cuando su familia lo iba a visitar al penal estaba comiendo junto a la familia del resto de los imputados? Cuevas no se quiere hacer cargo de que en el test de canes, el único que tiene sus huellas en el arma plantada es él”, agregó Inca.
Por último, el imputado reveló la conversación que tuvo con los tres acusados de homicidio al momento del hecho: “Los tres me decían que dieron la señal de detención a los menores, que pusieron la sirena y que como no se detuvieron, comenzó una persecución. Que ahí vieron que uno les apuntó con un arma, y a raíz de eso se produjeron los disparos del personal policial.
Alegato de Gregorio Dalbón e incidente con un abogado defensor
La fecha pactada para la realización del primer alegato, en manos del abogado querellante Gregorio Dalbón, estaba prevista para el último martes. Sin embargo, por pedido de la defensa, y en base a no haber “visto con tiempo” la nueva declaración de un imputado, fue reprogramada para esta mañana.
Luego de que ampliaran su declaración Ozan e Inca, a eso de las 14:40 horas, Dalbón estaba listo para empezar. Sin embargo, Martín Sarubbi, abogado codefensor de Isassi, López y Nievas, comunicó que por motivos personales, a las 15:30 horas debía retirarse de la sala, ya que tenía que buscar a sus hijas al colegio.
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Por su parte, Dalbón dijo que era posible hacerlo en 45 minutos, y que en el caso de que no terminará, habría un cuarto intermedio. “Este es un juicio de mafia. Por primera vez en mi vida me encuentro con imputados que matan y que colocan un arma de esta manera. Eligieron a las víctimas. Las esperaron y las persiguieron por color de piel. Esto fue un homicidio de odio racial”, comenzó alegando.
“La mafia no fueron solamente esos tres. Hubo 150 policías en un operativo que duró cinco minutos. El asesinato fue en cinco minutos. Estaba clarísimo que los chicos no se podían defender. Tenían la ventanilla baja. Eligieron a la presa porque era fácil. Le metieron dos tiros en la cabeza a Lucas. Y uno de esos fue de frente, mirándolo a los ojos. Y lo peor de todo es que después lo quisieron hacer pasar como delincuente”, desarrolló Dalbón.
Cabe mencionar que durante el alegato del querellante, Peca González, padre de la víctima y Ricardo Zuñiga, padre de uno de los sobrevivientes, estuvieron presentes en la sala junto a Horacio Pietragalla Corti, Secretario de Derechos Humanos de la Nación. “Es una mafia que estaba dispuesta a matar a los cuatro. Después de dispararles los detuvieron, los tiraron al piso y los esposaron siendo menores como en la dictadura militar”, continuó Dalbón.
“Mientras algunos de los imputados tomaban champagne y se mandaban audios de festejo creyendo que Lucas no había muerto, su familia estaba donando los órganos. A Joaquín le arruinaron la vida, Julian no volvió a jugar al fútbol, Niven se volvió a Jujuy con su familia”, reveló Dalbón respecto a la actualidad de los sobrevivientes del hecho y amigos de Lucas.
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Por último, Dalbón continuó con un pedido especial para el estado argentino: “Le pido tanto al jefe de Gabinete porteño Horacio Rodríguez Larreta, como al presidente de la Nación que desde sus lugares revisen las fuerzas policiales y que reciban capacitaciones. No puede volver a pasar un caso como el de Lucas”.
Fue ahí, cuando no pudo continuar con el pedido de sus condenas para cada uno de los 14 imputados, ya que el abogado codefensor de los tres acusados de disparar se paró de su asiento y al llegar a la puerta expresó: “Decidan lo que quieran, deténganme con la Policía, pero tengo que ir a buscar a mis hijas al colegio”.
El silencio, la incomodidad y la tensión se apoderaron de la sala, y el fiscal Guillermo Pérez de la Fuente tomó la palabra y expresó: “Nunca vi una conducta así, que un abogado se escape. Voy a pedir que se lo vuelva a sancionar. Es una falta de respeto a ustedes, a nosotros. Se acaba de escapar. Esto es inédito”.
Por su parte, la jueza del Tribunal Ana Dieta de Herrero sumó: “Es una falta de respeto, insólito,tenga hijas o no no puede dejar a su representado indefenso”. A raíz de esto, la causa continúa en cuarto intermedio hasta el próximo martes, en donde Dalbón terminará su alegato y pedirá la condena para cada uno de los imputados.