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La abogada que denunció que su novio la mantuvo cautiva casi dos meses en un departamento de La Plata aseguró que el hombre la obligaba a mantener relaciones sexuales con sus amigos y en público. Se trata de Vanesa Rial, quien declaró en el juicio que se le sigue al disc jockey Jorge Martínez Poch.
“Martínez me obligó a tener sexo oral con Pablo Rodríguez un amigo de él, en una casa, yo lloraba y él me golpeaba. Martínez disfrutaba la situación, se excitaba y se masturbaba”, recordó en medio del llanto.
Vanesa Rial, quebrada por el llanto durante su declaración en el juicio.
Según relató Rial, en otra oportunidad Martínez Poch llegó con al menos cuatro o cinco hombres, quienes abusaron sexualmente de ella.
“Después de obligarme a tener sexo con Rodríguez, desperté en un bar con Martínez, quien me insultó y me gritó que era una p... de m... por haber tenido sexo con Rodríguez”, relató.
La letrada agregó que al salir del bar su ex pareja le pegó “con puños y patadas en la panza, en la cabeza”. “Llegó la policía, pero él no se a quién llamó y los policías se fueron”, contó.
El DJ Jorge Martínez Poch, su ex pareja.
“Me dejaron con él, que me decía `ves que no valés nada y sos una negra de m...., la cana está a mi favor”, recordó.
Por las noches, la mujer era narcotizada y obligada a acompañar al DJ a varios bares del centro de La Plata, en los cuales era obligada a mantener relaciones sexuales delante del público lo que, a pesar de los gritos y la resistencia de ella, no impedían el ataque. “Una noche fuimos a un boliche gay de 45, entre 8 y 9, en La Plata. Al entrar, todos lo saludaban, incluso había hombres que lo besaban en la boca”, prosiguió.
La abogada confesó todos los vejámenes a los que era sometida por Martínez Poch.
“En un momento me tiró contra la barra, me bajó las calzas y me penetró delante de la gente, todos miraban y nadie hacía nada”, confesó.
Rial contó también que el hombre orinaba dentro de su boca y se reía al ver los intentos de ella de zafarse de él. “Me decía que era normal tomar pis y que él iba a hacer lo mismo con mi pis, que éramos siameses; nunca me dejaba ir sola al baño, me acompañaba y se tomaba mi pis y si no me salía mucho pis me golpeaba”, explicó la mujer.
También contó que el hombre solía abusar de una perra que una vecina le traía para cuidarla y tras embadurnar su pene de dulce de leche o mermelada obligaba al can a lamérselo. A similar práctica sometía a Rial, colocando mermelada en su vagina para que la perra se la lamiera.
Rial precisó que el hombre le daba muchas pastillas, e incluso le aplicaba psicofármacos inyectables, y que también le daba ácido fólico, ya que lo obsesionaba la idea de tener un hijo con ella.
El caso
La abogada que asegura haber estado cautiva de su novio en La Plata durante casi dos meses relató que en una ocasión pudo escapar del departamento, pero el hombre luego la persiguió hasta encontrarla en un hotel de la localidad bonaerense de Cañuelas.
Al declarar en el juicio que se le sigue a Jorge Martínez Poch (51), Vanesa Rial (40) recordó que el 6 de septiembre de 2013, ante una nueva golpiza de su entonces pareja, una vecina del edificio, Patricia Costa, llamó a la Policía y permitió a los efectivos oir los gritos.
Fue entonces que los efectivos se presentaron en el departamento y la ayudaron a salir. Rial relató que denunció la violencia física sufrida, pero no se animó por vergüenza a contar las violaciones, y obtuvo una medida de restricción perimetral.
Posteriormente, se fue una semana a vivir a la localidad bonaerense de San Miguel del Monte y dijo que seis días después, caminaba por una calle de la localidad bonaerense de Cañuelas y fue interceptada por Martínez Poch, pero logró escapar, aunque días más tarde, al enterarse que él acosaba telefónicamente a su madre, lo llamó y, para calmarlo, le prometió que recompondrían la situación.
Agregó que su novio se presentó en el hotel de Cañuelas en que estaba alojada y la convenció de que viajara con él a la ciudad bonaerense de Navarro, a ver una tía suya, tras lo cual la llevaría a La Plata. Según Vanesa, allí darían fin a la relación, ya que el hombre le dijo que se había dado cuenta que no era para él, ya que "era muy contestadora".
Sin embargo, una vez en La Plata, nuevamente la encerró en su departamento, la narcotizó y golpeó, siendo finalmente liberada por la Policía el 23 de septiembre de ese año, a instancias de Eduardo Rial, padre de la joven que había denunciado su desaparición.