23 años, sedantes para robar y tatuaje de un cangrejo. Este miércoles, una mujer y dos hombres fueron detenidos por integrar una banda que actuaba con la modalidad “viuda negra”. Mediante una aplicación para encontrar parejas, la principal acusada elegía a sus víctimas, las drogaba y luego las desvalijaban.
La investigación de la Policía comenzó el último sábado, a raíz de encontrar en Maure al 3800, barrio de Chacarita, a tres hombres estacionados en doble fila, con diversas tarjetas de crédito manipulando un posnet. En ese entonces, los oficiales se acercaron al Peugeot 207 y al encontrarlos con documentación falsa, los detuvieron.
Sin embargo, este fue simplemente el disparador de una causa que horas después tendría más imputados. Cuando los hombres fueron llevados a la Comisaría Vecinal 15 A de la Policía de la Ciudad, llegó una denuncia de una persona que declaró que fue víctima de una viuda negra.
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Su testimonio coincidió con uno de los documentos que tenían los delincuentes, quienes además tenían pertenencias del hombre de 49 años. En ese momento, la víctima declaró que lo durmieron intencionalmente en el medio de un encuentro con una mujer, y que lo último que recordó es estar bebiendo alcohol.
Gracias a su testimonio y a la investigación de la causa a cargo del Juzgado Criminal y Correccional 47, se constató que efectivamente los acusados le robaron $100.000, tarjetas, dólares y una notebook marca Toshiba, que fue encontrada entre las pertenencias de los delincuentes. No obstante, los imputados tenían en su poder $97.510, 20 dólares, collares de oro y plata, un frasco con atomizador de Alplax, un posnet Mercado Pago, cinco celulares y la documentación del vehículo.
Cuando una comisaría vecina se enteró que habían detenido a una mujer con dicho tatuaje, se comunicó con los encargados de la causa y les informó que la agresora era buscada desde el 8 de abril, ya que era protagonista de un hecho similar, en el cuál desvalijó a un hombre de 51 años.
En este episodio, y a diferencia del anterior, la mujer llegó al domicilio del hombre, y le ofreció vasos de alcohol. Fue allí, cuando la víctima comenzó a notar un leve cansancio, pero al consumir una medida mínima de la bebida, optó por cambiarle el vaso y mantenerse despierto ante la situación.