El "matcheo" en las redes sociales para solos y solas esconde muchas cuestiones desconocidas, entre ellas la verdadera edad. Al mismo tiempo, una vez que este tipo de relaciones prospera, el intercambio de fotos eróticas es un paso bastante común. En ese bache es que operaba la banda que cayó esta semana luego de que se comprobara que hacían estafas en las que extorsionaban a usuarios de Tinder y afines a usuarios para sacarlos de una supuesta causa por pedofilia, mientras se hacían pasar por efectivos de la Policía Federal Argentina (PFA).
Esta red social no es la única de su tipo, ya que también están Badoo, Happn, OkCupid, Instagram y Facebook, entre muchas otras en las que la seducción cumple un papel principal. A través de estas herramientas digitales es que operaba la banda que se movía por la zona de Lomas de Zamora, pero que también tenía integrantes en La Plata y en la localidad bonaerense de Domselaar, de acuerdo a los seis allanamientos que se realizaron.
Lucas Ezequiel Martínez de 28 años, fue el único de los miembros del clan que quedó alojado en la Unidad Carcelaria N° 1 de Olmos. Luego también fueron aprehendidos Sabrina Florencia Pereyra de 37, Estefanía Solange Godoy de 32, Osvaldo Martínez de 58 y Jorge Gabriel Vázquez, de 31
Además del material que sustentó las pruebas que ya tenían los investigadores cuando realizaron los operativos, de cada uno de los lugares se secuestró más material incriminante, como 13 teléfonos celulares y 108 chips para estos dispositivos, una notebook, 2 armas blancas, un cable de acero, cinco tarjetas bancarias y anotaciones manuscritas que pueden ser vitales para la culpabilidad de la banda.
Fueron las sucesivas denuncias acerca de este tipo de estafas que lograron que el fiscal Daniel Semisa de la Unidad Fiscal de Investigación N°4 de Esteban Echeverría convocara a la Dirección de Investigaciones de Delitos Económicos del área de Delitos Complejos de la Bonaerense. Fueron estos efectivos quienes identificaron a los estafadores y lograron la prueba suficiente como para que el juez Javier Mafucci Moore solicite las órdenes de allanamiento.
La forma de operar era siempre la misma. Primero mujeres se vinculaban con las víctimas a través de las redes sociales, luego intercambiaban fotos y su número de teléfono. A partir de eso, comenzaban a llegar los llamados de presuntos agentes de la División de Trata de Personas de la PFA que los notificaban acerca de su presencia en una causa vinculada a hechos de pedofilia y prostitución y pedían dinero para sacarlos de ahí.