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"Chiara fue la bandera de la primera marcha": la palabra de su papá y su indignación porque la condena no está firme

Tras confesar que mató a golpes a la adolescente de 14 años, Manuel Mansilla fue condenado a 21 años de prisión en 2017.

por Agustina Acciardi

03 Junio de 2020 08:00
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"Chiara fue la bandera de la primera marcha Ni Una Menos. Su caso fue la gota que rebalsó el vaso. Los que más tomaron conciencia ese primer 3 de junio fuimos la gente común, porque como siempre digo, los funcionarios se quedaron atrás".

Instalado en la localidad de General Alvear, en la provincia de Mendoza, con la intención de seguir adelante su vida, pero sin dejar atrás el femicidio de su hija, Fabio Páez atendió el teléfono para hablar con BigBang de la primera marcha Ni Una Menos, esa que fue convocada en todo el país después de que se descubriera que la adolescente de 14 años, que además estaba embarazada, había sido asesinada y enterrada por su novio.

Dispuesto a hablar con la verdad y el corazón en la mano, Páez comentó que después del crimen de Chiara, cuando la familia de Manuel Mansilla quedó en libertad luego de haber sido señalada como cómplice del joven, tomó la decisión de dejar su casa santafesina de Rufino, y junto a sus dos hijos, se mudó a Mendoza.

"No iba a soportar cruzármelos. Es mucha la impotencia", aseguró, al mismo tiempo que comentó que ahora vive en General Alvear, donde trabaja para el municipio a través de la Asesoría de la Mujer, lo que le permite ayudar y dar charlas para concientizar sobre la violencia de género.

Incluso, él mismo creo una página de Facebook llamada Chiara Páez Vida, espacio que aprovechó para lanzar el proyecto "Vida" bajo el eslogan "ser feliz sin violencia". "Teníamos organizado dar charlas en los colegios, pero pasó todo esto, así que nos quedó pendiente hacerlo presencial, aunque estamos trabajando de manera online", agregó.

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Un poco emocionado todavía porque el crimen de su hija fue el disparador de la primera marcha Ni Una Menos el 3 de junio de 2015, Páez sostuvo que ese encuentro de mujeres le causó muchas sensaciones diferentes, porque por un lado sintió una tristeza enorme, y por el otro, alegría y orgullo.

"Chiara fue la bandera de la primera marcha Ni Una Menos nacional, y también internacional, porque ese día me mandaron fotos desde México y Bulgaria, donde se marchó con la foto de ella", reveló.

Según él, lo que pasó con la adolescente de 14 años fue la gota que "rebalsó el vaso", y cansadas de la violencia sin fin, las mujeres salieron a la calle para pedir un alto a los femicidios.

"Los que más tomaron conciencia ese 3 de junio, fuimos la gente común. Siempre digo que los que se quedaron atrás son nuestros funcionarios, porque hay lugares donde no tenés dónde hacer la denuncia, eso demuestra que hay un ninguneo al flagelo este", dijo, y sumó que a pesar de que esta vez no podrán marchar en las calles por el coronavirus, igualmente intentarán estar presentes de manera online.

La desaparición y el crimen

Según las pericias, el asesinato de Chiara Páez ocurrió durante los primeros minutos del domingo 10 de mayo de 2015, cuando la adolescente llevaba desaparecida algunas horas. El sábado, la víctima había dicho en su casa que se iba a lo de una compañera de la escuela, y cuando estaba allí, decidió salir para encontrarse con su novio, el último que la vio con vida.

Como no había señales de la joven, su familia decidió hacer la denuncia, y poco tiempo después casi todo el pueblo de Rufino estaba en la calle para buscarla. "Siempre le voy a agradecer a los vecinos, porque salieron como mil personas a la calle", sostuvo el papá de Chiara, y luego explicó a este portal que esa misma madrugada el fiscal dio la orden de búsqueda, y que para el mediodía ya había varios escuadrones que iban a pie y otros a caballo.

A pesar de la buena predisposición de la gente, poco después se descubrió que la víctima había sido asesinada a golpes y enterrada en el jardín de la casa de su novio, lugar donde toda la familia hacía un asado en el momento en que los investigadores llegaron para registrar la propiedad.

"Yo estaba de viaje y cuando me enteré que mi hija estaba desaparecida, volví. Su mamá nunca sospechó del novio, porque hasta él mismo salió a buscarla e incluso la familia llamaba, cuando en realidad la tenían enterrada ahí", se lamentó.

Aunque Mansilla confesó lo que había hecho en el momento en que la policía llegó a su vivienda, Fabio Páez está seguro de que el chico de 16 años no actuó solo. Por el tamaño de joven (que era muy flaco) y el de su hija, cree que al menos alguien de su familia tuvo que ayudarlo a enterrar a Chiara.

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"El menor declaró por primera vez y lo que dijo no coincidió con la autopsia. Pidió volver a declarar y no coincidió de nuevo. Así estuvo varias veces. Él dijo que arrastró el cuerpo, pero en la autopsia no se vieron signos de arrastre. Mi hija tenia una curita pegada en el talón y no se le salió, cosa que si la hubiese arrastrado, hubiera pasado", sentenció.

Sobre esto, también mencionó que el adolescente dijo haber matado a su novia embarazada con una escuadra, aunque los estudios forenses indican que los golpes fueron realizados con otro elemento.

La condena

Por esta situación, Mansilla fue condenado en junio de 2016 y un año después, cuando ya era mayor de edad, se estableció que debía cumplir una pena de 21 años de prisión. De hecho, actualmente se encuentra detenido, mientras que además se inició una investigación, que aún permanece abierta, para poder determinar la responsabilidad de sus familiares.

A pesar de haberse dictado sentencia, todavía se aguarda que la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe confirme la condena que recibió, ya que su abogado defensor interpuso un recurso de inconstitucionalidad.

"Primero Mansilla estuvo casi dos años en comisaría, porque le permitieron terminar de estudiar, lo cual me indignó mucho, porque la única persona que no pudo seguir adelante es mi hija. Yo creo que confesó, porque los abogados le dijeron que le iban a dar menos años si así lo hacía, porque era menor. La frialdad que tuvo en el momento del crimen agravó la pena, como así también lo hizo el hecho de esconder pruebas", aclaró.

Durante la investigación, el chip del teléfono de la víctima nunca apareció, aunque sí lo hizo su celular, desarmado y esparcido por diferentes lugares. Según los jueces que analizaron el caso, que el menor ocultara el lugar donde estaba el cuerpo de su novia e intentara también esconder pruebas, y el hecho de que además haya fingido un almuerzo familiar al lado del pozo donde había enterrado a la joven, fue fundamental para agravar su pena.

"Lo que pasó con su familia nos dolió mucho, no solo a nosotros como padres, sino a mucha gente, porque no hay manera de que queden en libertad, y lo están. Después nos enteramos que en la madrugada de la búsqueda, ellos estaban llamando a un abogado. Lo que los dejó en libertad es que el juez puso en duda si escucharon o no lo que pasó. Eso me pareció muy grotesco, porque a donde estaba enterrada Chiara, es un lugar ubicado a 15 metros de donde estaban durmiendo. Yo espero que un día Mansilla se canse de estar detenido y cuente toda la verdad", cerró Fabio Páez.

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