El Tribunal Oral en lo Criminal Nº4 dio inicio al juicio que tiene como único imputado a Alejandro Bajeneta, acusado de asesinar a Gabriela Parra dentro de un conocido restaurante, en mayo de 2015, en el barrio de Caballito, en un hecho que provocó una enorme conmoción el año pasado.
Los jueces Julio Báez, Ivana Bloch y Adolfo Calvete ordenaron un nuevo informe médico para determinar si el acusado comprendía la criminalidad de sus actos al momento del crimen. A Bajeneta se lo acusa por el delito de “homicidio doblemente agravado por haber sido cometido con alevosía y por haber mediado violencia de género”.
A las 16.30 del 2 de mayo de 2015, el acusado y la víctima habían acordado verse en el restaurante “Plaza del Carmen”, ubicado en Rivadavia 4502.
Gabriela Parra le pidió a un amigo que la acompañara.
Según estableció la fiscal Estela Andrades durante la instrucción, cerca de las 17.45 el hombre de 54 años aprovechó el momento en que la mujer se colocaba un abrigo para irse y la hirió por la espalda con un cuchillo de grandes dimensiones.
En ese momento, Juan Pablo Basile, que se encontraba dentro de la confitería, intentó apartar al hombre de Gabriela, que ya estaba tirada en el piso, golpeándolo con una silla.
Bajeneta cayó sobre el ventanal del local y lo rompió. Luego, el imputado se paró, cruzó la avenida Rivadavia y comenzó a infligirse varias heridas en el pecho con el mismo cuchillo. Fue trasladado al Hospital Durand, donde estuvo internado varios meses.
El acusado rompió la vidriera después del crimen.
Basile fue el primer testigo que declaró en el juicio oral. Señaló que intentó frenar la hemorragia de la víctima con un mantel: “me pedía que me quede con ella pero se empezó a desvanecer y no pude ayudarla”.
“No se me acerquen” repetía el acusado mientras corría con el cuchillo por la avenida. Así lo recordó Andrea Brelio, que estaba aquella tarde en el local comercial de una familiar. Dijo que lo vio mientras intentaba autolesionarse en la calle mientras decía que se quería matar.
Luis Carlos Burnovicz, un amigo de Gabriela desde hacía más de diez años, contó que la acompañó esa tarde y que se quedó esperándola enfrente por si había algún conflicto o discusión, ya que Gabriela “por momentos tenía temor de reunirse”.
“Le mandaba muchos mensajes, la llamaba, tenía mucha insistencia en verla” rememoró y puntualizó que el acusado le había dicho a la víctima que iba a entregarle “una carta y una cadenita”.
Gabriela le había comentado que había sido novia de Bajeneta durante su adolescencia pero que no habían tenido más relación desde entonces.
Con respecto al ataque, aseguró que apenas vio que ella se paraba para salir del lugar, se formó un tumulto, por lo que cruzó la calle y se encontró con la víctima en el suelo. “Me llamaba y me pedía que no me olvide su cartera, yo le hablaba para que se quede con nosotros pero se desmayó”, se lamentó.
Dentro de la cartera que entregó Basile ese día en la comisaría había una carta que decía: “Gaby jamás hubiera ni pensado que te toque otro hombre cumplo con la promesa que nos hicimos te amo mi nena”.
A Bajeneta se le secuestró, además del cuchillo con el que hirió a la víctima, una navaja con la inscripción “con todo mi amor, para Gaby”. En su requerimiento de elevación a juicio, la fiscal Andrades consideró que ambos elementos permitían “sustentar la hipótesis de que la conducta fue planeada con anticipación, en un escenario controlado y planeado”.
El otro testigo que habló sobre la relación que tenían la víctima y su victimario fue Fabián Parra, hermano de Gabriela. Afirmó que fueron novios aproximadamente cuatro años, hasta los 22 o 23 años de la mujer. Aseguró que siguió en contacto algunos años con el acusado porque jugaban al fútbol pero que ahora hacía unos siete u ocho años que no lo veía.
Gabriela se había reunido en un bar por temor al acusado.
Recordó la charla que tuvo Burnovicz aquél 2 de mayo: “me comentó que Alejandro hostigaba a Gabriela, que la amenazaba y la perseguía”. También dijo que se enteró de un intento de suicidio del imputado y que su hermana había tenido que llamar a la familia de él para que lo auxilien. “Quiero justicia, porque lo que siento lo voy a sentir siempre pero quiero que él no se esconda ni baje la cabeza” concluyó, mientras señalaba a Bajeneta, informó el sitios Fiscales.
El peritaje de los médicos
Durante la instrucción de la causa, el psiquiatra del Cuerpo Médico Forense Esteban Toro Martínez; el perito de la querella Luis Alberto Kvitko; y el especialista por parte de la defensa Eduardo Piaggio firmaron un informe sobre el estado del acusado.
Concluyeron que presentaba “un trastorno de la personalidad con ánimo distímico y antecedentes de uso de sustancias” y que no era posible “afirmar ni negar que haya podido comprender la criminalidad y/o dirigir su accionar al momento del hecho”. También, indicaron que ese trastorno y el consumo de cocaína podían tener “una acción condicionante sobre su psiquismo al momento de los hechos”.
Toro Martínez le explicó a los jueces que correspondería realizar nuevos estudios para interpretar como evolucionó el imputado para que sea posible establecer si es o no inimputable. Los otros dos especialistas coincidieron en el planteo, por lo que el Tribunal estableció la realización de nuevas pericias. Kvitko agregó que, al momento de realizar el examen, tenían elementos para considerar tanto la imputabilidad como inimputabilidad.
Ante una pregunta del fiscal, el perito de la querella explicó que la secuencia de los hechos en la causa, “lleva a pensar que hubo un plan con conciencia de lo que se hacía”. Y sostuvo: “el hecho de tener un trastorno es condicionante o favorecedor pero no es imperativo de que lo lleve a uno a hacer algo”.