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Policiales

Cómo funcionaba la banda de Pachelo: éxtasis, raves y champagne de $ 4.000

Con entradas entre $ 500 y 1.000 pesos, en los afters de Quinta Fest también se vendían drogas de diseño y cocaína. Y a la vista de todos. La policía cayó por sorpresa a una de ellas y detuvo a 13 personas, entre ellas un misterioso patovica dueño de un solarium, uno de los capos de la barra de Huracán y quien fue acusado de asesino de María Marta García Belsunce.

21 Diciembre de 2015 18:20
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Nicolás Pachelo se hizo conocido en 2002, cuando la familia García Belsunce lo acusó del crimen de María Marta. Vecino del coqueto country El Carmel, el muchacho, que tenía antecedentes penales por robo, hurto y estafas, fue señalado por la familia como asesino de la socióloga; al año siguiente volvió a aparecer en los medios por otra noticia trágica; su madre, Silvia Ryan, se suicidó arrojándose al vacío desde un piso 11. La misma decisión que había adoptado su padre, Roberto Pachelo, en 1996.

Ahora, vuelve a ser noticia: fue detenido junto a 12 personas por formar parte de una banda que vendía drogas de diseño en fiestas de lujo.

Nicolás Pachelo, del caso García Belsunce a las raves con drogas de diseño.

Quinta Fest se llamó el operativo por el cual la policía detuvo a 13 personas, todos parte de una banda que organizaba raves en lugares privados. Por lo general eran afters, fiestas diurnas en las que se suele continuar la noche al ritmo de música electrónica. Un ambiente selecto donde las pastillas de éxtasis y el agua constituyen la norma.

La banda usaba las fiestas como pantalla para vender drogas sintéticas, como LSD, éxtasis o ketamina. También cocaína y marihuana. Según los investigadores, en las raves había lugares de expendio a la vista de todos. Como si fueran barras que, en lugar de vender alcohol, vendían éxtasis. Y una herramienta para publicitar estas fiestas era ése: la libertad de conseguir de manera sencilla las pastillas. 

Parte de la droga incautada en el Operativo Quinta Fest. 

Por lo general las fiestas se realizaban en quintas con pileta. Al margen de las drogas, la organización obtenía rédito también de las entradas. El cocktail para los amantes de este tipo de celebraciones era irresistible: DJ, barra de tragos, estacionamiento privado. El público pagaba entre $ 500 y 1.000 sólo de entrada y para ingresar era necesario ser “presentado” por algún habitué. No eran fiestas para cualquiera. 

Una botella de champagne, por ejemplo, podía costar 4 mil pesos

A pesar de que contaban con un extendido sistema de promoción boca a boca en la noche porteña, las coordenadas de las raves matinales eran un secreto hasta pocos días antes de su realización, cuando cada participante recibía por inbox o mensaje privado dónde se realizaría. Pero la policía cayó de imprevisto en una de esas fiestas que se estaba realizando en General Rodríguez. 

La Florio Fest

 

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Javier Florio on 

domingo, 20 de diciembre de 2015

Al mismo tiempo se allanaron otras 16 locaciones, entre ellos dos laboratorios en los que se fabricaban tanto las pastillas de éxtasis como suplementos anabólicos para fisicoculturistas. También se secuestraron precursores químicos, balanzas, ampollas, bombas de presión y de vacío. Uno de los detenidos es Javier Florio, un patovica dueño de un solarium en Núñez. Ostentoso, solía alternar vehículos de lujo, que dejaba estacionados en cualquier lado. 

Javier Florio, uno de los detenidos: las fiestas llevan su nombre. 

 

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Javier Florio on 

sábado, 19 de diciembre de 2015

Las fiestas llevan su nombre: se llaman Florio Fest, y se ganaron un nombre respetado en el ambiente de la música electrónica. Sus exclusivas fiestas gozan de una reputación merecida: en la del domingo (que no tuvo final feliz) hubo 8 DJ.

Los flyer de publicidad aclaran que a las Fest se accede solo con invitación, y cuentan con conocidas marcas como esponsors. 

Dueño de un solarium en Núñez, Florio es una especie de mito en la movida electrónica. 

En los laboratorios de la banda se confeccionaban drogas de diseño y anabólicos. 

Con desparpajo, Florio se consideraba un rey de la noche. En cierto modo lo era. Siempre rodeado de exhuberantes mujeres, el fisicoculturista logró crear un mito alrededor de sus fiestas. Al menos hasta este domingo. Es que a Florio lo habían infiltrado desde el año pasado. Arrepentidos y agentes encubiertos comenzaron a ser habitués de sus Florio Fest y comprobaron lo que se sabía: que allí se vendía droga a cielo abierto, de buena calidad y más económico de lo que vale en la calle. 

Las Florio Fest estaban infiltradas desde hace un año. 

Para las autoridades, el resultado de la Quinta Fest, como llamaron al operativo, fue tan satisfactorio, que el secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco, reclamó en conferencia de prensa que la figura del “arrepentido” se extienda a otros delitos que excedan el narcotráfico. 

 

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Javier Florio on 

lunes, 29 de diciembre de 2014

Otro de los detenidos es Luis Tucci, uno de los capos de la barra de Huracán, deportado del Mundial de Sudáfrica, y presunto encargado de manejar la cocaína en la banda. Pachelo, por su parte, se reinventó como organizador de estas fiestas y como jugador de poker. El hombre ha ganado torneos y suele cruzar el charco a Punta del Este para jugar. Dicen que lo vieron vendiendo pastillas con total impunidad bajo el sol. 

La policía incautó miles de pastillas de éxtasis, 4 kilos de cocaína, 2 kilos y plantines de marihuana en un vivero hidropónico y 76 dosis de LSD. Ocho vehículos de alta gama, armas de fuego de grueso calibre y una flota de celulares usados por la organización