17 Febrero de 2020 10:48
Sábado 18 de enero. Cinco menos cuarto de la mañana. Una joven de 17 años le practica RCP con desesperación a Fernando Báez Sosa, quien permanece inconsciente y tendido sobre la vereda frente al boliche Le Brique. A pocos metros, sus agresores celebran el ataque con un cínico abrazo fraternal. La llegada de la ambulancia y la Policía los altera. Todavía no saben que el joven al que golpearon ya se encontraba sin vida, pero entienden que el cuadro es grave. Sin dudarlo, Máximo Thomsen, sindicado como coautor del homicidio, sale corriendo hacia la cabaña que alquilaba el grupo. ¿El objetivo? Cambiarse la camisa ensangrentada para despistar a la Policía.
A pocos metros de la escena del crimen, cuatro de sus amigos fueron interceptados por dos efectivos policiales. "¿Tuvieron algo que ver con lo que pasó?", les preguntó uno, al tiempo que les solicitó los documentos. La cámara de seguridad del supermercado chino los muestra nerviosos y escondiendo sus heridas. Uno de ellos, Lucas Pertossi, se chupó la sangre que todavía tenía en sus puños. Los dejaron ir. Volvió a activarse el WhatsApp grupal.
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De acuerdo a los mensajes enviados por Alejo Milanesi a las 4.46 -uno de los dos rugbiers que están en libertad-, en la casa se encontraban Ayrton Viollaz, Máximo "Machu" Thomsen y él. Mientras tanto, Lucas Pertossi buscaba con desesperación a su primo, Ciro Pertossi; también señalado por los testigos como uno de los principales agresores de Fernando. "Estoy buscando a este Ciro, es pajero. Me dice: 'Vení al mercado que pasamos siempre'. Estoy en el mercado a la vuelta del hotel y no están, amigo".
Ese es el momento en el que Lucas regresa a la escena del crimen y les avisa a sus amigos que Fernando había muerto. Eran las 4.55 de la mañana y habían pasado sólo diez minutos del bestial ataque. "Estoy acá cerca de donde está el pie y están todos gritando. Está la Policía, llamaron a la ambulancia. Caducó", escribió.
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El grupo completo se reunió en la casa que alquilaban a las cinco de la mañana. Nada se sabe de lo que hablaron. El chat se silenció por completo. Cuarenta minutos más tarde, Lucas Pertossi y Thomsen se dirigen al McDonalds de Villa Gesell. Para hacerlo, tuvieron que pasar por enfrente de la escena del crimen y a metros del boliche. Con otra ropa y limpios, los rugbiers hicieron la cola, se mostraron sonrientes y pidieron sus hamburguesas. En la toma también aparecen Ciro Pertossi y el mencionado "rugbier número 11".