Desorientada y con pánico. María Gabriela Oliveto, la mujer de 51 años que había sido secuestrada el lunes por dos hombres encapuchados en su casa de la ciudad cordobesa de Leones, fue liberada en la madrugada de ayer. “Temblaba de miedo y tenía precintos en sus manos”, reveló Claudia, la mujer que la ayudó.
La mujer había sido raptada en la madrugada del lunes por dos encapuchados.
Gabriela fue liberada pasadas la una de la mañana en el partido bonaerense de Pilar, pese a que su familia insiste en que no pagó el millón de pesos que pidieron por su rescate. “Me tocó el timbre y, como vivo sola con mi hijo, me dio un poco de miedo porque era una desconocida y por ahí quería entrar a robarme”, reconoció.
La esquina en la que la liberaron: a pocos metros del Ramal Pilar.
Pese al susto, Claudia hizo “lo que cualquier ciudadano hubiese hecho”. Abrió la puerta de su casa, ubicada a dos cuadras del Ramal Pilar, y le dio asilo a la mujer, que se había presentado en camisón y con las manos todavía atadas por sus captores. “Estaba asustada. Le dije: 'Sentate, tomá un poco de jugo'. Temblaba de los nervios. No se acordaba su dirección, ni los números de teléfono. Me repitió muchas veces que estaba secuestrada”, relató.
Gabriela tiene dos hijos adolescentes y se dedica al diseño de ropa.
Ya dentro de la casa, Gabriela pudo explicar un poco mejor su situación. “Me dijo que era la mujer secuestrada, que se llamaba Oliveto y que quería ir al baño. Le corté los precintos y le indiqué en dónde estaba el baño. Temblaba de miedo”, recordó Claudia, y sumó: “Me dijo que no pudo ver a nadie durante su cautiverio porque tuvo los ojos vendados. De hecho, tenía un pañuelo en el cuello, como si se lo hubiera bajado recién cuando llegó a mi casa”.
El reencuentro con su familia
Después de ir al baño, Gabriela levantó el teléfono y se comunicó con su hermana María Paula, quien había dejado años atrás Córdoba para instalarse en el conurbano bonaerense. “La dejaron en la calle”, precisó José, quien además destacó que la mujer se encuentra “en buen estado” y que “no sufrió hechos de violencia”.
Luego del reencuentro familiar con su hermana, Gabriela fue llevada a la DDI de Pilar y luego trasladada a un hospital de la zona para un análisis general.
Su pareja, bajo la lupa
El secuestro tuvo lugar en la madrugada del lunes. “Acá estamos, ya sabés a qué venimos”, fueron las palabras con las que se presentaron de modo violento los dos hombres encapuchados. El mensaje iba dirigido a Emilio Francucci, pareja de Gabriela desde hace dos años.
Comenzó hace dos años una relación con el empresario transportista de cereales Emilio Francucci.
Los delincuentes ataron a toda la familia, pero se llevaron sólo a la mujer, quien estaba vestida con ropa de dormir. “El marido no llamó al 911, llamó a uno de mis hijos (hermano de Gabriela) para que fuera a buscar a los hijos de Gaby, porque se quería meter de cabeza ya con la Policía”, precisó Amanda, la madre de la secuestrada.
Fueron 22 horas de incomunicación con los secuestradores, pese a que en su declaración Francucci había asegurado que los delincuentes se llevaron dos teléfonos celulares de la casa para “negociar el rescate de un millón de pesos”. No tocaron ninguno de los objetos de valor.
Sospechan que el secuestro pudo haber sido un mensaje para la pareja de Gabriela.
Aunque la familia insiste en que no pagó el dinero y que jamás recibió ningún llamado por parte de los captores, los investigadores creen que su pareja podría haber desembolsado la elevada cifra. ¿Conocía el empresario vinculado al transporte de cereales a los secuestradores? ¿Fue un ajuste de cuentas?