El último 9 de noviembre se cumplió un año de la trompada que un joven le dio en la cara al playero Arturo López en el barrio porteño de Monserrat, y que se viralizó por todas las pantallas del país por la crueldad de la historia que desató el arrebato, con el cual el empleado quedó dañado con secuelas irreversibles, por las que todavía se encuentra internado en un centro médico de rehabilitación.
Aunque la investigación judicial no comenzó hasta una semana después de los hechos, cuando ya los noticieros mostraban lo sucedido día y noche, y la presión de la familia del trabajador se hacía escuchar, hoy al mediodía el Juzgado Penal y Penal Juvenil 11 condenó por "lesiones gravísimas" al agresor que estuvo prófugo de la Justicia más de cinco meses.
Luego de la sentencia, el fiscal del caso, Mauro Tereszko, reconoció la conformidad de la familia del agredido, encabezada por la defensora Miriam Luna, esposa del agredido y madre de sus hijas Agostina y Florencia, y del Ministerio Público Fiscal de la ciudad de Buenos Aires, donde quedaron "satisfechos con el veredicto y con el desarrollo de todo el juicio".
"Ayer cerramos el debate solicitando que se lo declare responsable al joven imputado por el delito de tentativa de homicidio con dolo eventual y dejamos abierta la puerta de forma subsidiaria a las lesiones gravísimas, y efectivamente el juez optó por esta alternativa", afirmó frente a las cámaras de televisión el defensor público.
El hecho de que haya sido menor de edad al momento del ataque puede ser uno de los motivos para que la condena no alcance el máximo de la década de pena, aunque también se descartaron otros argumentos que habían expuesto en la defensa del agresor, quienes decía que López había provocado a ellos haciendo referencia a que eran gitanos, algo que se demostró falso.