12 Octubre de 2022 14:09
Un intento de femicidio sacudió el interior de una prisión. El resumen de la historia podría ser el siguiente: se conocieron por Facebook, ella al principio no sabia que el estaba preso por violencia de género. Cuando lo fue a visitar, la intentó matar.
Javier Baldovino cumple su condena en la Unidad Penal N° 49 de Junín, donde cumple una condena de ocho años y medio de prisión por haber ejercido violencia de género contra su ex pareja y por haber intentado matar a su ex cuñado.
Tras cinco meses de una relación virtual entre el presidiario y la mujer, lograron concretar un romance, ella consiguió un acuerdo de unión convivencial y comenzó a ir a visitarlo.
Si bien su entusiasmo en la relación estaba ardiente, la felicidad duró poco. El sábado pasado, Analía lo visitó en la unidad penitenciaria como lo hace desde hacía un año, al menos una vez por mes.
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Mientras tomaban mate durante la visita. la mujer le pidió el celular para avisarle a su hija que había llegado bien. Fue allí cuando se desató el horror. Analía, el cual no es su nombre verdadero si no que lo usa para resguardar su identidad, encontró un perfil de Javier en Facebook con otra mujer. Así descubrió su doble vida, desde la cárcel.En ese momento la mujer corrió hacia el baño con el teléfono de Javier, motivo por el cual el agresor mostró toda su violencia. Él la siguió hasta el baño, en donde no hay seguridad, la tiró de los pelos y mientras le apretaba el cuello ahorcándola, le sacó el celular.
Acto seguido, la mujer en medio del llanto le pidió que por favor la dejara irse a lo que Javier contestó: “Vas a ver lo que te pasa afuera si lo hacés”.
Si bien la mujer pudo salir del lugar y realizar la denuncia por violencia de género, el hombre no paró de hostigarla. “Él se enteró de que le hice la denuncia, y se comunicó para preguntarme por qué lo había hecho. Me dijo que la retire, pero yo le dije que no lo iba a hacer”, afirmó la víctima.
Además, la mujer relató que no solo le duele el hecho de ser víctima de violencia de género por parte de su pareja, si no el hecho de que ella creía y confiaba ciegamente en lo que el le decía sobre su situación. Él juraba que era inocente, y ella lo creía.