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Crimen del country: Farré es imputable, narcisista y psicópata

Las pericias psicológicas practicadas al ejectivo que asesinó a su esposa a puñaladas, determinaron que actuó con conocimiento de la criminalidad de sus actos, e impulsado por "ira, celos y resentimiento".

08 Abril de 2016 13:28
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Guillermo Farré, el empresario que asesinó con 70 puñaladas a su esposa Claudia Schaefer en el country Martindale de Pilar en agosto del año pasado, comprendió la criminalidad de sus actos según los resultados de las pericias psiquiátricas y psicológicas que se le realizaron, los cuales fueron difundidos hoy.

Fernando Farré actuó con "ira, celos y resentimiento".

El informe fue confeccionado luego de dos meses de análisis por especialistas de la Asesoría Pericial de San Isidro y concluyó que el femicidio de Schaefer "respondió a una etapa reflexiva por parte del victimario y reconoce un ánimo preexistente de malestar, ira, celos o resentimiento que actuó persistentemente sobre su personalidad y que culminó en la descarga motora delictiva".

En la pericia psicológica, se afirma que Farré interpretó las denuncias de violencia por parte de la víctima, el establecimiento de una medida de exclusión del hogar y el retiro de sus pertenencias del domicilio conyugal "como una vejación y provocación, habiéndolo vivido como una emboscada y una revancha".

Farré cubierto de sangre, fotografiado luego de ser detenido momentos después del crimen.

La personalidad del acusado es descrita, así, como "de estilo narcisista, con rasgos psicopáticos y paranoides" y se destaca que su manejo de la agresividad es "insuficiente e inapropiado".  Además, según el informe, no existe en Farré "exteriorización de vivencias de angustia ni arrepentimiento".

El femicida y la víctima, Claudia Schaefer.

Finalmente, los resultados de la pericia destacan que, al momento del hecho, el empresario "no padecía insuficiencia de sus facultades o alteración morbosa de las mismas, o estado de inconsciencia que le impidiera comprender la criminalidad de sus actos", por lo cual el argumento de emoción violenta que esgrimía su defensa queda invalidado.