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Crimen del empresario descuartizado: cómo lo mataron y cuándo demolieron la casa donde fue asesinado

El último acusado dio declaraciones sobre cómo demolieron la casa y los vínculos con el homicidio.

22 Agosto de 2023 17:51
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El asesinato del empresario descuartizado no para de sumar capítulos que parecen sacados de una película. Ahora salió a la luz que para ocultar la escena del homicidio del empresario Fernando Pérez Algaba,  el principal acusado, Maximiliano Pilepich, dispuso demoler una casa y que los escombros sean tirados en un relleno sanitario.

 

El primer indicio sobre el lugar donde fue asesinado Pérez Algaba llegó a los investigadores con el informe de los técnicos del Ministerio Público bonaerense que detallaron que el teléfono móvil de la víctima se activó por última vez el 18 de julio a las 18.09 horas en la zona de General Rodríguez.

En esa localidad, estaba el barrio privado Renacer, un emprendimiento inmobiliario que tiene como gerente comercial a Pilepich y en el que participaban, como vendedores, Nahuel Vargas y la víctima. En los audios aportados por amigos de Pérez Algaba figuraba una amenaza que la víctima le había mandado a Vargas, en la que también le reclamaba el pago de una deuda.

 

Vargas, por su parte, había denunciado a Pérez Algaba por haber querido atropellarlo con la camioneta y por balear el frente de la casa de su madre, en febrero pasado en Hurlingham. Sin embargo, Pilepich y Vargas se presentaron como testigos y admitieron que se habían reunido con Pérez Algaba el 18 de julio a las 17 horas en Renacer.

Detallaron que le pagaron parte de la deuda a Pérez Algaba y abandonaron el lugar en una camioneta que les había entregado la víctima, una Range Rover blanca, pero dejaron al empresario, que esperaba que lo pasaran a buscar. En ese lugar, Pilepich dejó su camioneta Mercedes Benz G500.

Los funcionarios de la fiscalía y los detectives de Dirección Nacional de Investigación Criminal de Lomas de Zamora realizaron una inspección en el desarrollo inmobiliario y constataron que, en dónde había una casa hasta una semana antes, solo había quedado un cráter. La vivienda había sido demolida y los escombros fueron llevados a un relleno sanitario cerca de la zona.

 

Vargas, en su declaratoria, afirmó: “La demolición se hizo entre el 19 y 20 de julio, en las horas posteriores al homicidio. Creo que los escombros de la demolición se los llevaron, aunque no tengo idea dónde los arrojaron ni quién lo hizo”.

El acusado declaró ante el fiscal Domínguez y señaló a Pilepich como el autor de los dos disparos que mataron a Pérez Algaba. En esta instancia de la declaración, el incriminado no tiene la obligación de decir la verdad ya que constituye una instancia de defensa.

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En esta declaración, Vargas admitió que lo que iba a manifestar era la verdad y que en la oportunidad anterior habló presionado, además de que tenía miedo de que alguien atacara a su madre.

 “Cuando me dirigía hacia la parte trasera de la casa para abrir una ventana escuché dos disparos. En ese momento, me asusté y me quedé paralizado. Entonces, miré hacia la casa y vi que Maxi estaba asomado por una ventana y me llamaba con un gesto para que me acercara. Asustado, me dirigí hasta donde estaba Maxi y le pregunté qué había hecho”.

 

Y continuó: “Al llegar a la habitación en la que había dejado a Maxi y a Fernando encontré a Maxi con dos armas; una en la derecha y la otra con la izquierda. Entonces, Maxi me respondió que sabía lo que había hecho. 'Ya está, no aguantaba más, hay límites', me respondió Pilepich”, según el relato de Vargas. Luego contó que el empresario estaba afuera de la casa, tirado boca arriba. 

“Maxi, Matías y una persona de gorra cargaron a Fernando en un Volkswagen Polo. Luego, Matías y el hombre que usaba gorra se fueron del lugar en el Polo. Pero Maxi se fue en la camioneta Mercedes Benz 500, que había quedado, mientras que Córdoba, se fue a bordo del Ford Mondeo”, aseguró.

“Mientras, yo los seguía en mi Ford Ka, hasta que en un momento, el Polo, el Mondeo y la G500 dejaron el Acceso Oeste y antes de llegar a la cancha de Vélez giraron a la derecha, en dirección a la casa de Luis Contrera”.

Según el imputado, Pilepich, Gil y otra persona a la que recordó por la gorra que usaba pero no logró identificarla, cargaron el cuerpo de la víctima a la casa de Contrera, quien habría cobrado 100 mil pesos y un auto usado por llevar a cabo el descuartizamiento del cuerpo de Pérez Algaba.

 

Los investigadores, teniendo en cuenta los dichos en la declaración y el rastrillaje en donde mataron a Pérez Algaba, concluyeron que Pilepich habría recurrido a los servicios de un viejo conocido para que descartara el cuerpo de su ex socio y amigo al que había matado de dos balazos por la espalda.

 Entre los antecedentes de Contrera, los funcionarios de la fiscalía de Lomas de Zamora habían encontrado un procesamiento que tuvo en 2004 por una causa, investigada por la comisaría de Moreno, cintra un banda que se dedicaba a robar autos y confeccionar vehículos mellizos con documentación trucha. En ese expediente, también fue procesado Maximiliano Pilepich, eso significa que la relación entre ambos tenía más de 19 años.

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En su declaración, Vargas también incluyó al comisario Horacio Córdoba, quien ocupaba un puesto en la División Comunicaciones de la Policía de la Ciudad, hasta que fue imputado por su presunta participación en el homicidio de Pérez Algaba.

Cuando Córdoba realizó su indagatoria aclaró que era amigo de la víctima y que le había entregado 3 mil dólares a Pérez Algaba para que invirtiera en criptomonedas, y se despegó del homicidio. Son embargo, Vargas lo ubicó en una posición más cercana al homicidio, colocándolo como integrante de la caravana que llevó el cadáver hasta el lugar en el que lo descuartizaron.

 

Los investigadores no descartan la posibilidad de la presencia del jede policial en el accionar para ayudar ante un eventual operativo de control que pudieran cruzarse en el trayecto. Por otro lado, el jefe policial no dio razones del por qué le entregó a Pilepich un teléfono de flota de la fuerza de seguridad porteña. Dicho celular fue usado por Pilepich para planificar y concretar el traslado del cuerpo de la víctima.

A pesar de que Vargas intentó despegarse del homicidio con su declaración. Contrera lo involucró en el movimiento del cuerpo de Pérez Algaba. Había declarado que tanto Vargas como Pilepich llegaron a su casa en Ingeniero Budge, en la localidad de Lomas de Zamora, con el cadáver ya descuartizado.

Confesó que les había entregado la valija roja donde fueron acomodados los restos del cuerpo para después arrojarlos en un arroyo de la zona.

“Antes cortaba autos con Pilepich, pero tirar un cuerpo no me animé. Pilepich me pidió que tirara el cuerpo por ahí, pero no dijo dónde. Me comentó que había matado a una persona, que era su socio, que le había pegado dos tiros porque era un 'reverendo hijo de puta', que lo tenía cansado, pero no contó dónde lo había matado”, finalizó el discurso Vargas.

En un primer momento, responsabilizaron a Luis Contrera, uno de los acusados, por haber dejado el documento de un familiar en la valija roja en la que fueron hallados el torso y un brazo de la víctima.

Cuando a Vargas le habían consultado si sabía a quién le pertenecía la valija roja en donde se encontraron partes del cuerpo de Pérez Algaba, respondió: “En un primer momento no sabía nada de eso. Luego, me enteré y escuché que Matías Gil, uno de los detenidos- decía que Contrera era un boludo porque se había olvidado los documentos de los familiares adentro de la valija”.

Al principio de la investigación, los efectivos de DDI de Lomas de Zamora fueron a buscarlos debido a que su nombre figuraba en la valija roja. Sin embargo, en ese momento, Contrera intentó despegarse de ese hecho y dijo que su hermana, una mujer identificada como Alma Nicol Chamorro, se la había robado.

De esta forma, Chamorro fue la primera detenida por su presunta vinculación con el homicidio. Sin embargo, hasta ese momento, los investigadores habían concentrado la búsqueda en la ribera del Riachuelo cercana a la feria La Salada como la escena secundaria del crimen y como lugar de descarte del cuerpo. Pero desconocían cuál era le escena primaria del homicidio. A partir de la declaración de Vargas y Contrera, todo apunta a que Pilepich lo mató y el resto de los secuaces lo ayudaron a desmembrar al empresario y descartar el cuerpo.