La escena que encontró la Policía de Investigación de Vicente López el último jueves en la casa de Melo y Gaspar Campos, donde una pareja de jubilados fue hallada asesinada dentro de su Mercedes Benz en el garage de su vivienda, fue lo suficientemente compleja como para que el fiscal Martín Gómez se pusiese en contacto con su colega Alejandro Musso, para sumarlo a la investigación.
Al domicilio había ingresado a las 7 la empleada doméstica María Ninfa Aquino, paraguaya de 64 años, quien era una más de la familia al punto que todos los veranos los acompañaba a Pinamar. Según su testimonio, al no ver a la pareja en la cama, los buscó por el hogar hasta verlos muertos dentro del auto, con el cinturón de seguridad puesto. Fue entonces que se comunicó con la hija de la pareja.
Cuando los investigadores revisaron el lugar, empezaron a atar ciertos cabos sueltos y a asumir que estaban detrás de un homicidio en criminis causa, es decir una escena del crimen donde los delincuentes mataron a las víctimas para tener mayor facilidad para robar y porque podían reconocerlos.
Una vez sacada esa conclusión, los ojos comenzaron a posarse sobre la mucama, aunque cuando allanaron su domicilio y encontraron en un monedero la llave de la caja fuerte de la pareja, todo apuntó a que, como mínimo, estaban frente a una cómplice de lo sucedido, y fue detenida por "haber participado activamente en los que sería la entrega de la casa".
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Delincuentes profesionales
Una de las principales conclusiones que sacaron los fiscales, es que más allá del rol de Aquino, los hechos fueron cometidos por atracadores profesionales y con la experiencia suficiente como para dejar pocas evidencias.El hecho fundamental es que se pudo extraer el disco rígido que guarda las grabaciones de las cámaras de seguridad de la casa, por lo que podrían aparecer allí nuevos datos.
Además, aunque la pericia todavía no haya finalizado, se estima que las heridas que recibieron los fallecidos son de grueso calibre, y por lo tanto, de un daño más efectivo. Por otro lado, el portón eléctrico del garage estaba cerrado, y eso orienta la investigación a la ayuda interna.
Y la caja fuerte, de dónde habrían sacado todo, estaba abierta cuando llegaron al lugar los agentes de la Estación de Policía Departamental de Seguridad (EPDS) de Vicente López y peritos de la División Casos Especiales de la Superintendencia de Policía Científica.
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Los antecedentes
Los fallecidos José Enrique del Río, de 75 años, y María Mercedes Alonso, de 72, tenían una larga experiencia en el rubro de seguridad, donde ambos habían llevado adelante una empresa privada de vigilancia hace 20 años.Él venía de ser durante 15 años miembro de la Policía Federal, de donde se retiró con una antigüedad mayor a 15 años, y donde desempeñó funciones junto al represor Luis Abelardo Patti.
Además, era abogado y, según lo registrado en la AFIP, propietario de playas de estacionamiento en la Ciudad de Buenos Aires. Hace unos años, había sido operado de un tumor en la cabeza.
Lo encontraron a él con tres tiros: uno en el intercostal derecho, el otro cerca de la clavícula y un tercero en la pierna. En cambio, su mujer, tenía un solo balazo, pero en su rostro.
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La mudanza
La pareja tenía casi todo preparado para mudarse, por lo que vivía sus últimos días en el domicilio de Vicente López. Inclusive, en la escena del crimen, la mayoría de los muebles estaban embalados y preparados para subirse a los camiones de mudanza.
Su nueva casa iba a ser en el lujoso edificio Chateau, ubicado sobre la Avenida Libertador, en el barrio de Núñez.