Un hecho de película ocurrió en una casa de Olivos. Un joven de 29 años secuestró a un amigo, lo amenazó con un destornillador mientras aspiraba cocaína y bebía whisky, y lo obligó a realizar compras online durante tres horas. En un descuido, el hombre de 35 años atravesó un ventanal y pidió ayuda a los gritos. La custodia de la Quinta presidencial lo escuchó, lo rescató y detuvieron al secuestrador.
Con el correr de la investigación, la historia comenzó a sumar ribetes de ficción. El criminal era un hacker. Su nombre es Amadeo Conrado Uberti y su alias es El Gordo Hacker. Era buscado por la Policía por estafas virtuales. En el interior de su casa, en Guillermo Marconi al 600, en Olivos, había computadoras de todo tipo, minas de criptomonedas y demás aparatos.
El acusado quedó detenido de inmediato, junto con otro hombre, por privación ilegítima de la libertad. En la vivienda también encontraron cocaína y otras drogas sintéticas. También habría tarjetas de crédito y débito clonadas. En tanto, el hombre secuestrado, de 35 años, quedó custodiado por la Policía, a pedido de la Fiscalía, y también cuenta con asistencia psicológica. Por el miedo de lo que sufrió, le ofrecieron ingresar al Programa de Protección de Testigos.
Historia de un secuestro
Durante su declaración, la víctima contó que conoció al Gordo Hacker gracias a un amigo en común con el que suele jugar a la PlayStation de manera online. En tanto, cuando Uberti lo invitó a jugar, él aceptó contento. Durante la noche, el hacker le contó que se dedicaba a “minar bitcoins”. Pero le aclaró: “Ahora no lo puedo hacer porque tengo unos problemas judiciales y ando necesitando un cadete con auto para que me compre las placas. ¿Te gustaría ayudarme?”.
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Al hombre le encantó la idea. Lo llamativo fue lo que ocurrió en su primer día laboral. Uberti le pidió que le cambiara unos dólares. Cuando regresó con los 350.000 pesos le quiso dar 100.000. Como el hombre no se los aceptó, se enojó, lo obligó a aceptar 10.000 y le dijo que se fuera a comer un restaurant.
Ese día también lo amenazó. Le dijo: “Si no cumplís con lo que necesito, vas a sufrir una reprimenda”. Enseguida le mostró dos videos. En uno se veía a unos jóvenes que bailaban drogados. En otro, un chico que era abandonado en la autopista Panamericana. Según el hacker, todos ellos le había “robado datos” y él se había vengado. También le advirtió que trabajaba con “abogados, contadores y traperos”. Mientras le repetía todo esto, tomaba cocaína.
El 6 de mayo sería la noche del secuestro. Después de obligarlo a dejar sus documentos y sus tarjetas en la casa, lo mandó a comprar varias placas de video. Cuando regresó sin nada, el Gordo Hacker se volvió loco, lo amenazó con un destornillador y lo obligó a hacer compras online. “De acá no te vas y ahora van a venir dos pibes que te van a cagar a trompadas. Comprame todo esto con tus tarjetas”, le gritó.
Media hora más tarde, cuando la víctima intentó irse del lugar, Uberti le pegó, lo empujó y lo obligó a pararse contra un rincón. “Quedate parado como un soldado. Ahora te voy a matar. Van a venir los pibes y te vas comer un tiro”, le gritó. Después se puso a tomar más líneas de cocaína.
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Pasaron tres horas, cuando cerca de las 22.30, mientras el secuestrador miraba un video porno en la computadora, la víctima tomó carrera, rompió un ventanal y gritó por ayuda. Fue socorrido por los agentes de Policía que trabajan en la custodia de la Quinta de Olivos.
En el interior de la vivienda, además de detener al hacker y a otro hombre, la Policía CPUs, discos rígidos, placas de video, monitores, memorias, notebooks, posnets, consolas PlayStation, pendrives y tarjetas de débito y crédito. Al parecer, el acusado había hecho varias ciber estafas, clonación de tarjetas y maniobras truchas con criptomonedas. También se secuestraron 101.880 pesos y el destornillador con el que amenazó a su amigo.