El hallazgo del cadáver de una niñera de 19 años embarazada en Glew desató una "pueblada" entre los vecinos, indignados ante la ausencia de detenidos.
Roldán estaba embarazada y murió en la casa de una pareja swinger.
La joven, Ayelén Roldán, fue hallada en la cocina de una casa habitada por una pareja junto a la cual la joven participaba en tríos sexuales.
Y si bien la posible responsabilidad de los habitantes del lugar en el crimen aún no se determinó, lo cierto es que el femicidio de Roldán se suma a la larga lista de crímenes donde el sexo funciona como escenario y anzuelo.
El abogado y el taxi boy
Uno de los antecedentes más recientes -a fines del año pasado- fue el crimen del abogado Armando Bautista, cuyo cuerpo apareció en su oficina del barrio porteño de Monserrat.
Brian Romero López, el taxi boy que mató a Bautista.
El cadáver, en ropa interior, estaba atado de pies y manos con una sábana, y presentaba varias puñaladas. Una sola pista yacía en el piso del lugar: un anillo con la figura de una calavera.
Fue ese objeto el que guió a los investigadores al taxi boy Brian Romero López, quien en su foto de perfil de WhatsApp lucía ese mismo anillo.
Bautista era cliente usual de Romero López y, según allegados al acusado, habría sido víctima de amenazas y extorsiones de parte del taxi boy.
Juego fatal
A principios de este año, el militar Félix Daza Cabeza admitió haber sido el responsable del homicidio de la santiagueña Lorena Mazzeo, quien apareció muerta en la ducha en octubre del 2016 en las islas Canarias (España).
Lorena Mazzeo murió en el marco de un supuesto juego sexual.
Los investigadores llegaron a él luego de peritar el celular de la víctima y determinar que él fue la última persona en contactarse con ella.
De acuerdo a lo declarado por Daza, Mazzeo murió en el marco de un juego sexual durante el cuál pidió que le enrollara la manguera de la ducha en el cuello. Luego de verla asfixiada, el militar entró en pánico y huyó.
Swingers asesinos
Uno de los casos policiales más resonantes con el sexo en el centro de la escena fue el doble crimen que tuvo como víctimas a Nicolás de Sousa y Antonia Zárate en el 2004.
De Sousa y Zárate fueron asesinados por una pareja swinger.
Los cuerpos de la pareja aparecieron en su casa de la ciudad de La Plata: él había sido brutalmente golpeado, ella murió asfixiada con cinta plástica.
Las primeras sospechas apuntaron a un asesinato luego de un encuentro swinger. Pero luego se determinó que, aunque ese había sido el "gancho", la motivación real fue el robo de un cuadro de Pablo Picasso que los homicidas pensaron -erroneamente- que estaba en manos de De Sousa y Zárate.
El financista Miguel Ángel Graffigna y la que en aquel entonces era su esposa, la actriz porno Romina Iddon Silva fueron apuntados como sospechosos años después del hecho. Ya separados, fue el novio de ella quien informó a la policía sobre su implicación.
Graffigna eventualmente terminó sobreseído por falta de pruebas y señaló como culpables a la madre de Iddon Silva, Edith (quien ya tenía antecedentes de robo de obras de arte) y a la pareja de ésta. En un confuso hecho, el financista fue asesinado en el 2013.