19 Abril de 2022 12:25
Comenzó la sexta semana del juicio por el femicidio de Nora Dalmasso en Río Cuarto, Córdoba, y siguen las declaraciones de los distintos citados para esclarecer este hecho que ya lleva 15 años sin respuestas. Hoy fue el turno de Gastón Zárate quien fue apodado como “El Perejil” del caso, cuando lo apresaron sin pruebas certeras por la muerte de Dalmasso.
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Zárate rompió el silencio con fuertes y reveladoras declaraciones en la audiencia de este martes. En 2006, Zárate era un joven pintor y fue utilizado para ensuciar la causa. Esta vez testificó ante el Tribunal donde se desarrolla el juicio contra Marcelo Macarrón, el viudo acusado de mandar a matar a Dalmasso.
“No sé qué discutían pero él decía que todo iba a terminar, que se iba a acabar", comenzó el hombre que ya tiene 51 años, cuando le preguntaron por la relación entre Macarrón y Dalmasso. Y siguió: "Los vi discutir un día antes que el viudo se fuera a Uruguay. Ella le reclamaba un bien o un patrimonio, algo así”.
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Asimismo, hizo referencia a una frase que Macarrón le dijo a Nora: “Ya me tenés harto, todo se va a acabar, vamos a cortar por lo sano”, declaró y detalló que “él estaba gritando, muy nervioso”. Además, Zárate habló sobre su detención en febrero de 2007, cuando se lo señaló como "un perejil" y confirmó que los policías, Rafael Sosa y Orozco, junto con el ex vocero del viudo, Daniel Lacase, le “armaron la causa” en su contra. "La policía y el abogado de (Marcelo) Macarrón me armaron la causa", afirmó.
Por esa acusación, lego de cuatro años, en marzo de 2011 fue sobreseído. “Me dicen perejil porque me metieron en esta causa y soy inocente, pero nunca me gustó que me digan perejil, lo siento como una falta de respeto”, sentenció el pintor.
Por otro lado, Zárate recordó el apoyo de algunos políticos de turno como José Manuel de la Sota, el entonces gobernador y el intendente Luis Juez, quienes le ofrecieron a sus letrados “para defenderlo de la corrupción”. También explicó que con su madre tuvieron que vender su casa y el auto para pagar el abogado y los peritos “para que no trucharan el estudio de ADN”, y se lamentó: “Me mataron, me quemaron mucho”.