Leandro Miguel Alcaraz era colectivero y hacía horas extras cada vez que se presentaba la posibilidad. Estaba juntando dinero para poder terminar su casa, tenía 26 años y una hija que hoy cumple tres. Fue asesinado el domingo de dos disparos por dos criminales que lo remataron al descender del interno 103 de la línea 620. Por el episodio aún no hay detenidos y sus compañeros realizaban un gran paro para exigir Justicia y más medidas de seguridad.
“Era un compañero muy tranquilo”. Con esas palabras, el delegado de la línea 620, Antonio Petkovsek, describe a BigBang cómo era Alcaraz, el colectivero asesinado ayer por la tarde en la zona de Virrey del Pino, partido de La Matanza. Había ingresado hace tres años y medio a la empresa y hacía poco tiempo había comprado su casa, en el kilómetro 45 de la ruta 3.
El chofer fue asesinado de dos disparos que impactaron en la cabeza y el torax.
Como la vivienda aún no estaba terminada, Alcaraz trabajaba horas extras cada vez que podía, para juntar un plus de dinero que le permitiera comprar los materiales para culminar la obra de su hogar. “Se sacrificaba mucho, hacía horas extras porque podía hacer una diferencia a fin de mes”, contó Petkovsek.
El hecho ocurrió ayer por la tarde. Dos hombres subieron al interno 103 de la línea 620 y se trenzaron en una discusión con Alcaraz, debido a que no tenían la tarjeta SUBE para pagar el boleto. El chofer les permitió viajar, pero unas cuadras después cuando estaban por descender se acercaron y dispararon dos veces: una de las balas ingresó en el cráneo, mientras que la otra impactó en el torax.
Alcaraz hacía horas extras para poder terminar de construir su casa.
Alcaraz murió minutos después. No alcanzó a llegar con vida al hospital Evita, a donde un pasajero lo trasladó en el mismo colectivo. “Dejó a una esposa y una hija que hoy cumple tres años. Era un compañero muy respetuoso, por eso nos extraña mucho lo que pasó, no era de tener problemas”, lo recuerda Petkovsek.
Los homicidas aún no fueron detenidos. Fuentes del Ministerio de Seguridad bonaerense señalaron a BigBang que la Policía realizaba un seguimiento de las cámaras de seguridad de la zona para determinar cómo fue el recorrido que realizaron los criminales. “Están apuntados, pero aún no fueron detenidos”, aseguraron.
UN DRAMA QUE PREOCUPA
El crimen de Alcaraz expone una cruda realidad que atraviesan los colectiveros desde hace varios años. Petkovsek trabaja como colectivero desde hace 24 años y recuerda haber sufrido cinco robos. “Gracias a Dios no con gran violencia. Cuando estás en ese momento ponés tu vida en manos de Dios, no sabés cómo va a reaccionar el tipo que tiene un arma en la mano”, señaló.
El colectivero fue rematado de dos disparos: uno impactó en el cráneo, el otro en el torax.
A mediados de junio del año pasado, un colectivero fue alcanzado por una bala durante un robo que ocurría en la vía pública y perdió la vida en el acto. Por el caso, el Ministerio de Seguridad bonaerense se comprometió a regular la ley que establece la instalación de cámaras de seguridad en todas las unidades. Sin embargo, el interno 103 de la línea 620 que conducía Alcaraz no tenía el sistema instalado.
De acuerdo a un informe de la cartera de seguridad, en el primer semestre del año pasado los episodios de delincuencia arriba de colectivos fueron 77. La cifra representó un descenso si se lo compara con los 87 casos de los primeros seis meses de 2016, y mucho más bajos si se lo compara con los 110 del primer semestre de 2015.
“Vos salís de tu casa y no sabés si vas a volver. Se incrementó el nivel de robos, de violencia. Te llevan el celular, la poca plata que tenés, las zapatillas. Si no tenés nada te golpean, como les pasó a varios compañeros, que incluso fueron baleados”, agregó Petkovsek.