Las primeras nueve audiencias del juicio por el crimen de Blas Correas, ocurrido en agosto de 2020 en Córdoba, se llevaron a cabo en la sede de los Tribunales de la ciudad de Córdoba, donde hoy hay 13 policías sentados en el banquillo de los acusados, todos imputados por la muerte del joven de 17 años, quien fue asesinado de un disparo cuando iba en un auto junto a sus amigos tras esquivar un control policial.
La jornada de este jueves será la última de septiembre, y luego el debate se retomará a partir del 4 de octubre, y se extenderá al menos hasta el 25 de noviembre. Si bien inicialmente estaba previsto que las audiencias fueran los días miércoles y viernes, se han sumado otros días más de la semana, debido a la gran cantidad de testigos e imputados que tiene el juicio.
De hecho, durante los últimos días ya han prestado declaración la mamá de Blas, Soledad Laciar; su hermano Juan Laciar; su abuelo Miguel Ángel Laciar; su abuela Ana María Chanaguir y Ramiro Saravia, actual esposo de la madre de la víctima.
"Es duro, pero estamos poniéndole fuerza y garra todos los días. Te consume mucha energía, te deja cansado y tirado el juicio, pero estamos unidos y fuertes, que es lo que importa", aseguró en diálogo con BigBang Juan Laciar, hermano de Blas.
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Además de sentirse agradecido por el enorme apoyo que están teniendo, Juan asegura que a pesar de que sea complejo revivir día tras día el hecho, están firmes para seguir adelante. "Vamos a seguir y a darle con todo para buscar justicia y un cambio, creo que lo estamos logrando, porque en materia judicial se están dando a conocer muchas cosas, así que esperemos que sirva", sostuvo.También aclaró que, en la medida de lo posible, intenta siempre asistir a cada audiencia. "Yo estoy siendo casi a todas las audiencias, todo lo que el trabajo me permite, en lo posible trato de estar siempre. Por lo general las audiencias son los miércoles y viernes, pero se han agregado días", contó.
De la confesión de una policía, al relato del amigo de Blas
Hasta ahora, en su alegato de apertura, los fiscales Fernando López Villagra y Marcelo Hidalgo aseguraron que el crimen de Blas fue un “asesinato brutal y absurdo” y que "de milagro" no murió ninguna otra persona más esa noche por la forma en la que los agentes dispararon.Por su parte, los dos abogados que defienden a los policías que dispararon contra el auto en el que iban los chicos, el cabo primero Lucas Gómez y el cabo primero Javier Catriel Alarcón, sostuvieron en la segunda audiencia que los oficiales no tuvieron la intención de matar, aunque aseguraron que se trató de un procedimiento excesivo.
Con el correr de los días, se conoció también el video del momento en que se efectuaron los disparos, y declaró la oficial Wanda Esquivel, quien está con prisión domiciliaria y aceptó haber plantado un arma en la escena del crimen, para hacer creer que los jóvenes venían armados y que habían apuntado contra los policías que mataron a Blas.
Luego fue el turno del chico que manejaba el vehículo en que iban esa noche, y confirmó que no paró en el control policial porque se asustó al ver que los agentes llevaban su arma desenfundada. "Me dio miedo y seguí de largo. Me asusté. Era la primera vez que veía un arma desenfundada", explicó.
Después dijo que Blas les avisó que lo habían herido, y que ante la desesperación lo llevaron a la clínica Aconcagua, donde no quisieron atenderlo. "A los gritos pedimos ayuda y nos dicen que no nos va a atender", contó. Sin saber qué hacer, cargaron a su amigo de nuevo en el auto, para ir hacia otro centro de salud, y fue ahí cuando a las pocas cuadras finalmente los policías los detuvieron. "Lo escuchaba cómo luchaba por respirar, estaba agonizando, suplicábamos que alguien lo vea. Nada hicieron por salvarle la vida. Los policías dejaron que Blas muera", afirmó ante el jurado popular.
El crimen de Blas
En la noche del 6 de agosto de 2020, de acuerdo a lo que estaba permitido en ese entonces en la ciudad de Córdoba por la pandemia del coronavirus, Correas salió a un bar con amigos, y cuando volvían los cinco en un mismo auto, se cruzaron con un control vehicular policial. Sucede que antes habían tenido un incidente con unos motoqueros, y por una mala maniobra, los hombres avisaron a la policía de la situación. Cuando pasaron por el control, los agentes ya estaban avisados.
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Según dijeron en un primer momento los chicos que iban en el auto, y de hecho lo volvieron a sostener en sus declaraciones durante el debate, quien manejaba se asustó porque los oficiales tenían sus armas desenfundadas, por lo que en lugar de frenar, avanzó su auto, por lo que los policías dispararon al menos 5 veces contra el Fiat Argo. Una de esas balas impactó de lleno desde atrás en el omóplato de Blas.Desesperados por lo que había pasado, los jóvenes se dirigieron rápidamente hacia la clínica Aconcagua, donde no quisieron atender al herido. Ante la falta de ayuda, los amigos del joven decidieron ir a otro centro médico porque hasta ese entonces Correas todavía respiraba. Sin embargo, pocas cuadras después fueron detenidos por los oficiales que los buscaban tras haber huido del control. Allí mismo un médico constató la muerte de Blas, y comenzó, así, una cadena de encubrimientos y mentiras que finalmente terminó con la imputación de los oficiales.