por Agustin Gulman
25 Abril de 2017 11:16La detención de José Pedro Potocar, el jefe de la Policía de la Ciudad investigado por delitos de presunta corrupción y separado del cargo el sábado pasado hasta tanto se aclare su situación judicial, expone un karma para nada nuevo que debe atravesar el macrismo con los funcionarios de máxima jerarquía en las fuerzas de seguridad. Basta con recordar los casos de Jorge “El Fino” Palacios, en la Metropolitana; y de Pablo Bressi, en la Bonaerense.
Una de las primeras causas que comprometieron a Mauricio Macri en sus tiempos como jefe de Gobierno porteño estuvo vinculada a la designación del primer jefe policial de la Policía Metropolitana. Jorge “El Fino” Palacios, arribó a la fuerza de seguridad en 2009, tiempo después de que fuera creada por una ley aprobada por la Legislatura porteña en 2008.
Jorge "Fino" Palacios fue jefe de la Metropolitana, muy cuestionado por la oposición.
Pero Palacios no era un hombre “nuevo” en materia de seguridad. Era un comisario retirado de la Policía Federal, dado de baja en 2004, tras una serie de escuchas divulgadas donde mantenía diálogo con uno de los acusados de secuestrar a Axel Blumberg, sin el conocimiento de sus superiores.
Pero además, era investigado por una de las mayores causas que tiene la Justicia argentina: el atentado terrorista contra la AMIA, ocurrido en 1994. El fiscal Alberto Nisman lo imputó por incumplimiento de los deberes de funcionario público, destrucción de prueba y omisión de actuar en la persecución y represión a los delincuentes. Es decir, el hombre que debía manejar la Metropolitana tenía una grave acusación por encubrir el mayor atentado que sufrió el país. Incluso, estuvo involucrado en la causa de escuchas ilegales por la que Macri fue procesado y absuelto en diciembre de 2015.
Palacios fue el primer jefe de la Metropolitada creada por el macrismo en la Ciudad.
El entonces jefe de Gobierno había firmado la designación en junio de 2009. Casi tres meses después, el 25 de agosto de ese mismo año Palacios renunció por “motivos personales”. La oposición porteña había cuestionado con dureza su designación. Otra de las denuncias que vinculaba a Palacios con el atentado a la AMIA era que Kanoore Edul era la empresa textil contratada por el Ejecutivo porteño para proveer de uniformes a la Metropolitana. Alberto Kanoore Edul estaba involucrado en la denominada “pista siria” del atentado a la mutual judía.
LA BONAERENSE Y UNA DENUNCIA CALIENTE
En 2016, la diputada oficialista Elisa Carrió sorprendió con una denuncia que apuntaba hacia el jefe de la Policía Bonaerense, Pablo Bressi, por vínculos con el narcotráfico. A diferencia de los casos de Palacios y Potocar, el funcionario de la Provincia no fue apartado del cargo, y desde la administración de María Eugenia Vidal lo defendieron.
Pero Carrió fue más allá. En su denuncia apuntaba, además de la droga, a vínculos con la recaudación ilegal por el juego clandestino y la prostitución. El propio ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, salió en su defensa, aunque aclaró que si se comprobaban los delitos Bressi sería desplazado.
La diputada Elisa Carrió había hecho la denuncia contra el jefe de la Bonaerense, Bressi.
Meses atrás, la Justicia de La Plata desestimó una denuncia presentada por el ex titular de la Departamental de Mar del Plata, Marcelo Di Pasqua, hacia el propio Bressi, a quien acusó de hostigarlo y encubrir el narcotráfico. Lo acusaba de participar en la comercialización de drogas e instaurar una “política de persecución y hostigamiento”.
LA DETENCIÓN DEL JEFE POTOCAR
“Soy inocente, soy una persona honorable, me dicen corrupto sin conocerme, ¿adónde me voy a fugar?”. Con esas palabras, el jefe de la flamante Policía de la Ciudad, José Pedro Potocar, ensayó una llamativa defensa respecto a las denuncias por presuntos hechos de corrupción en su contra. El fiscal José María Campagnoli ordenó su detención. Esta mañana, cuando se acercó a Tribunales para declarar, fue esposado y quedó detenido.
José Pedro Potocar fue suspendido del cargo el sábado pasado.
Potocar entró en funciones en el cargo cuando se puso en funcionamiento la nueva policía porteña. BigBang publicó en diciembre pasado que además de policía, es abogado y graduado de la Academia del FBI (FBI National Academy), hizo una Maestría en Ciencias Criminológicas Forenses y ejerció como docente de Derecho Penal II de la Universidad de Morón. Hace más de tres décadas trabaja en fuerzas de seguridad.
Antes de asumir como jefe policial, fue Director de Comisarías de la Ciudad. Era el segundo de Guillermo Calviño en el área de la Federal que operaba en la Ciudad, antes de la unificación. Los presuntos hechos que se investigan habrían ocurrido cuando ocpaba ese cargo. La investigación apunta a presuntos hechos de corrupción en la Comisaría 35, con jurisdicción en Núñez y Saavedra, vinculados con el cobro de coimas a comerciantes para “seguridad especial”, así como con trapitos.
Potocar quedó detenido esta mañana en tribunales.
Potocar insiste en su inocencia, pero esta mañana quedó detenido luego de ser indagado por el juez Ricardo Farías, a cargo de la causa. El sábado había sido suspendido del cargo hasta tanto se aclare su situación procesal. En la Ciudad apostaban a que regresaría a las funciones, trazando un paralelo con el titular de la Aduana, Juan José Gómez Centurión, quien primero fue separado del cargo, luego investigado y luego retomó su actividad.
El nombre y apellido de Potocar habría aparecido anotado en un cuaderno secuestrado en uno de los allanamientos a la Comisaría 35, semanas atrás. Se cree que allí se involucra al jefe policial como parte de los supuestos pagos y cobros de coimas. La detención se concretó porque la Justicia estima que podría entorpecer la investigación. El karma de los jefes policiales parece perseguir al macrismo.