El martes por la mañana, la causa por el asesinato de Fernando Báez Sosa, que se encuentra en Casación, dio un giro inesperado -al menos en lo que a lo mediático respecta- después de que se difundieran los estudios médicos que se le realizaron a la víctima en la madrugada del crimen en el hospital de Villa Gesell.
Si bien es cierto que por pedido del propio Hugo Tomei la documentación no formó parte de la carga probatoria con la que el Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Dolores condenó en febrero este año a los denominados "rugbiers de Zárate", el abogado defensor de los condenados decidió utilizar esta carta en la instancia de apelaciones.
Pese a que la historia clínica de Báez Sosa no se introdujo como prueba durante el juicio, el certificado de defunción y la declaración del médico que realizó la autopsia sí fueron utilizados durante el debate por todas las partes: fiscalía, querella y defensa. Y es que la incongruencia entre el horario de muerte que señala el certificado y los testimonios de Virginia Pérez Antonelli (la joven que le practicó RCP a Báez Sosa) y Carolina Giribaldi Larrosa (la médica emergentóloga que lo atendió en la vereda) fue algo que se debatió con intensidad durante el juicio.
Pese a los intentos de Tomei, el Tribunal consideró al momento de emitir su fallo que estaba "plenamente probado que luego de acabar con la vida de Fernando Báez Sosa, segundos después de las 04.45 horas, los ocho imputados se alejaron del lugar". Es decir que para el TOC el joven murió una hora y quince minutos antes de lo que establece el certificado de defunción. Esto abre en Casación un interrogante que refuerza la defensa de Tomei: ¿pudo haber muerto por otra causa durante ese período de tiempo?
Tal y como se probó en el juicio, la ambulancia que trasladó a Fernando al hospital arribó a la puerta de Le Brique a las 5.07 de la madrugada. En ese momento, Giribaldi tomó el lugar de Antonelli e intentó reanimar al joven quien, según ella, "ya no tenía pulso". Siete minutos después, la víctima fue ingresada al hospital de Gesell, en donde fue intubada y, de acuerdo a la nueva documentación, se le inyectó medicación y se le practicaron nuevas maniobras de reanimación. Es por eso que se detectaron tres "actividades cardíacas" durante el proceso y el certificado de defunción se firmó recién a las seis de la mañana.
Para la defensa de los condenados, de acuerdo a lo que pudo saber BigBang, esta documentación vuelve a abrir el debate introducido por Tomei durante el juicio: ¿puede haber muerto Fernando producto de una mala praxis, lesiones como consecuencia del RCP o incluso por el aneurisma congénito que tenía la víctima? Ese es el vacío que según la defensa ni la querella, ni la Fiscalía pudieron probar durante el juicio y con el que buscará en principio una reducción de penas en Casación, aunque aún no descarta tampoco la solicitud de nulidad total del juicio que tuvo lugar en Dolores.
¿puede haber muerto Fernando producto de una mala praxis, lesiones como consecuencia del RCP o incluso producto del aneurisma congénito que tenía la víctima?"
Rugbiers, el giro en la defensa que busca anular el juicio: la nueva jugada de Tomei
"Esto no cambia nada. Fernando a las 05.05 estaba sin signos vitales. De ahí, intentan reanimarlo sin saber cuál era el daño. La doctora Garibaldi le hizo las maniobras de reanimación y, a partir de ahí, constata el óbito. Entró al shockroom sin signos vitales. Allí le aplican quince ampollas que pueden generar un funcionamiento cardíaco. Eso es lo que nosotros tenemos por acreditado y que el tribunal consideró para dictar el fallo condenatorio", defendió Fernando Burlando.
Consultado por BigBang, el fiscal Juan Manuel Dávila se excusó a la hora de analizar la incorporación en Casación de la historia clínica de Báez Sosa y explicó: "No puedo hacerlo. La causa está en otra instancia de la cual no participo y no quiero ser irrespetuoso".
Tomei y las nulidades médicas que intentó introducir durante el juicio
En efecto, esta no es la primera vez que Tomei juega esta carta. Una de las audiencias más calientes del debate se dio cuando la defensa de los imputados presentó a dos peritos de parte para impugnar la autopsia. Juan José Fenoglio y Jorge Rodolfo Velich presentaron ante el Tribunal el extenso reporte médico que elaboraron a partir de los documentos incorporados en la causa y basaron gran parte de su argumentación en las incongruencias entre los testimonios de los testigos y el certificado de defunción.
"La autopsia no es clara, ni concluyente. No explica de qué murió la víctima, ni prueba que fue producto de los golpes. Hay lesiones, como la del hígado, que tampoco se analizaron", declaró Fenoglio, al tiempo que indicó que la marca de la zapatilla de Thomsen en la cara de Fernando debería haberse analizado en mayor profundidad, dado que para él se trató de una "lesión leve" e incluso la comparó con la marca de un "sello de goma en un papel".
El debate se volvió muy técnico y ambos peritos expusieron otras posibles causales de muerte, la mayoría con bajísimos índices de probabilidad científica comprobada. Uno de ellos incluso sostuvo ante el Tribunal que las lesiones eran "leves" y hasta puso en duda si las lesiones en el hígado y el hemotórax fueron producto de la golpiza. Fabián Améndola, abogado de los padres de Fernando, visiblemente cansado y algo fastidiado, los interpeló: "¿Por qué murió Fernando Báez Sosa entonces?". Los médicos forenses dijeron: "No lo sabemos".
¿Por qué murió Fernando Báez Sosa entonces?"
Luego se procedió a analizar la marca de la zapatilla de Thomsen en el rostro de Fernando y las "lesiones superficiales" que sufrió la víctima. El perito de parte quiso dar a entender que la patada que le dio Thomsen fue de "intensidad leve", aunque no negó que lo que ocurrió "deja marca": "Si agarro un sello grande y le pego a alguien en la cara, si le pegó despacio va a tener una marca. Si le pego fuerte le va a dejar un hematoma porque produce lesiones más profundas". Tomei entonces preguntó: "¿Cuántos golpes determinó la autopsia?". "Siete lesiones porque muestra la del defibrilador que no es un golpe, por lo tanto hay seis traumatismos para nosotros", determinó Fenoglio, y agregó que cualquiera "puede tener lesiones en el cerebro sin ningún golpe externo".
Luego llegó el turno de Velich, quien arrancó su declaración afirmando que el joven sufrió "una muerte traumática por causa violenta" ya que la víctima "inicia su cuadro traumático hacia la muerte por golpes a nivel del cráneo". Ahora bien, el emergentólogo sostuvo que "no hubo una buena autopsia", por lo que aseguró ante el Tribunal que no se pudo determinar que murió en el lugar y acusó: "¿Si realmente hubiese muerto en el lugar para qué lo trasladaron al hospital? Arruinamos el lugar del hecho, la escena del crimen. ¿Para qué lo trasladaron?".
Tomei le pidió entonces al perito que le mostrara al Tribunal cómo se hace el RPC y fue tenaz: "¿El caso del exceso de la fuerza del RCP puede causar más lesiones?". "Si, los órganos cardiopulmonares o lesiones en el abdomen y en el hígado", respondió el perito. Entonces arrancó un ida y vuelta entre el abogado y el médico para reforzar, de nuevo, sus críticas hacia la autopsia por no haber especificado qué arteria fue la responsable de provocarle la muerte cerebral de Fernando.
El fiscal Juan Manuel Dávila cruzó en ese momento a Velich: "Las lesiones constatadas a nivel del cráneo, en el hígado y en el colon indudablemente o en conjunto, ¿son lesiones vitales?". Fiel a su registro, similar al de los rugbiers, el médico fue escueto y respondió que "no lo sabía" porque "no estaba descripto en la autopsia". "Son lesiones considerables en el cerebro, en el tórax y en el abdomen, pero como perito no me gusta manejarme con supuestos", esquivó.
La audiencia concluyó y Burlando abandonó los Tribunales anticipando que le iniciaría un juicio por falso testimonio a los dos peritos presentados por Tomei, quien fracasó en su intento de anular la autopsia con el informe y las declaraciones de los dos médicos de parte contratados por la defensa de los ahora condenados.
Paso a paso, la estrategia de Tomei
El primer pedido de Tomei para la nulidad del juicio, fue contra la primera fiscal de la causa, Verónica Zamboni. Durante la etapa de instrucción, sólo horas después de haber asumido la defensa en bloque de los por entonces diez imputados, Tomei elevó un pedido de nulidad y se basó en las actas de detención para acusarla de no haberse tomado el tiempo para leerles sus derechos y decirles qué hechos se les imputaban.En su defensa, la fiscal afirmó que no hizo falta hacerlo de manera individual, ya que se encontraban todos juntos, y luego de darles aviso, los secretarios los hicieron firmar a todos a la vez. El juez que estaba a cargo de la etapa de instrucción, David Mancinelli, no dio lugar al pedido de nulidad, por lo cual Tomei decidió apelar mientras se seguía investigando el crimen. Aún así, la Cámara de Casación lo rechazó e hizo lo mismo cuando el defensor de los imputados incluso apeló la elevación a juicio oral de la causa.
Luego, en el debate, buscó la nulidad del peritaje en el celular de los imputados, ya que advirtió que no se cumplió de manera eficiente con la cadena de custodia y que se podrían haber borrado mensajes para dejarlos aún más comprometidos en la causa. Tomei incluso presentó a un perito de parte tecnológico que hizo malabares durante el juicio para anular todas las pruebas que se obtuvieron a partir del secuestro de los celulares, pero entre la querella y la fiscalía lo acorralaron y el Tribunal volvió a darle la espalda a Tomei.