Una pericia solicitada al cuerpo médico forense de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en la causa que investiga la desaparición de Johana Luján Ramallo confirmó que es positiva la identidad de la joven platense en los restos humanos hallados en la costa del Río de la Plata.
Johana, de 23 años, vivía en condiciones de fragilidad social extrema. Sus amigos y familiares la buscaban desde el 26 de julio de 2017, el último día que fue vista en una de las zonas rojas de La Plata. El resultado de los estudios realizados por el laboratorio de huellas genéticas de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, trascendió la semana pasada, pese a que los restos se hallaron hace ocho meses.
El agosto de 2018, una persona que circulaba con un tractor por Palo Blanco, una zona de playa en Berisso, vio restos humanos e hizo la denuncia. La noticia llegó a medios locales y nacionales, y la investigación tramitó en la Unidad Fiscal de Investigación y Juicio 3, de Marcelo Martini. Se trataba de restos de un miembro inferior de una mujer. Según las primeras pericias en la morgue policial de La Plata, estaban en ese lugar -costero, expuesto a las crecidas del río- desde hacía entre 45 y 60 días, aunque ese rango temporal podría ampliarse. Cerca se halló también un DNI de varón.
En el juzgado federal 1 de La Plata, ahora a cargo del juez Adolfo Ziulu, donde se investiga el caso Johana, se pidieron el año pasado pericias sobre esos restos. La confirmación del ADN conmociona al entorno de la joven, que desde el inicio difunde el caso y pide recursos para la búsqueda de la joven. Sus familiares y amigos emitieron un comunicado que repasa los “21 meses de búsqueda desesperada y denuncia de su desaparición en manos de una red de trata”, y, al igual que el abogado de la querella, Víctor Hortel, señalaron en las redes sociales que no hablarán con la prensa por el momento.
También en agosto de 2018 pero veinte días antes, una persona denunció que encontró restos humanos en Palo Blanco, a unos tres kilómetros de donde fueron divisados los otros. Este escalofriante hallazgo, que también llegó a los medios, se tramitó en una investigación aislada, ahora remitida a la causa Johana. De haberse cotejado inicialmente este hallazgo con la búsqueda de una persona desaparecida, o de haberse unido al expediente federal, quizá hace meses se podría haber conocido esta información. Estos restos conservan huellas dactilares.
Inicialmente, el caso Johana cursó como averiguación de paradero, en la UFI 2, de Betina Lacki. A fines de 2017 pasó al fuero federal, donde comenzó a investigarse en una hipótesis de desaparición por trata de personas con fines de explotación sexual. Pero nunca hubo imputados.
Esta es la primera novedad importante del caso, uno de los más sensibles de La Plata. La pregunta “¿Dónde está Johana?”, con la que la familia y los amigos de la joven, y un núcleo de periodistas mujeres han luchado para mantener el caso en la agenda pública, se convierte ahora en ¿Qué pasó? y ¿Quiénes son los culpables de su femicidio?
EL DÍA DE LA DESAPARICIÓN
El 26 de juliode 2017, Paola fue captada por cámaras de seguridad de una estación de servicios ubicada en una de las zonas rojas de la ciudad. Desde entonces era buscada, y el gobierno nacional ofreció una recompensa por datos sobre su paradero.
Inicialmente, el caso se tramitó en la justicia provincial como averiguación de paradero. A fines de 2017, fue encausado en la justicia federal, en la hipótesis de una desaparición por trata de personas con fines de explotación sexual. Nunca hubo personas imputadas. La novedad se produce al conectarse esta causa con una de las causas provinciales por los hallazgos en Berisso.