La investigación alrededor del crimen del ingeniero Roberto Eduardo Wolfenson Band de 71 años, asesinado hace 10 días en el country La Delfina de Pilar, dio un nuevo giro a partir de la denuncia que recibió el médico de la Policía Científica de San Isidro Marcelo Rodrígué, quien aseguró que la causa de muerte había sido un infarto, cuando todos los indicios y las averiguaciones policiales decían que se trataba de un homicidio.
Fue el fiscal de Pilar a cargo del caso, Germán Camafreita, quien realizó la denuncia en cuestión, a la que le sumó los agravantes de que fue una decisión que logró que se pierdan horas fundamentales para conocer quién y cómo fue que lo asesinaron, ya que además del error en la causa de muerte, se contaminó por completo la escena del crimen.
"La denuncia fue hecha para que se investigue si Rodrigué cometió un delito de acción pública. En las próximas horas se conocerá que Unidad Funcional de Instrucción (UFI) tendrá a su cargo el expediente. El fiscal Camafreita también hizo una presentación ante la Auditoría General de Asuntos Internos del Ministerio (AGAI) de Seguridad bonaerense para que se evalúe el accionar del médico policial", detallaron a La Nación fuentes policiales.
Ya la semana pasada el accionar de Rodrigué había sido cuestionado por el abogado Tomás Farini Duggan, representante legal de los hijos de la víctima Esteban y Laura Wolfenson. "Fue un homicidio de manual. Es imposible pensar en otra cosa. Nadie que ve esa escena pensaría que esa muerte se produjo por un infarto. Vi las fotos, no soy médico, pero está claro que por la gran cantidad de sangre y las lesiones que se observan, por lo menos tendría que haber dictaminado una muerte dudosa", cuestionó el letrado.
El informe de Rodrigué había sido bastante modesto y escueto. "Informo, bajo juramento de ley y demás prescripciones legales, haber examinado en el día de la fecha a quien la instrucción identificó como Roberto Wolfenson. Se trata de un masculino que se encuentra en el piso de una habitación en de cúbito dorsal, vestido con medias negras, pantalón azul y remera naranja", comenzó el parte.
"Presenta una lesión contusa en la región hipotenar de la mano izquierda de reciente data. Presenta sangre por boca, cabeza oscura, crepitancias (sic) pulmonares, orina en su entrepierna y antecedentes de patologías cardiacas", describió Rodrigué. Lo que no deja de llamar la atención es que después de tal análisis el final sea: "las causas de muerte son infarto de miocardio".
"¿No vio los golpes? ¿Los cortes en sus manos? ¿El profundo tajo en la nuca? ¿La sangre que emergía por debajo del cuerpo? No tiene ningún sentido lo que hizo", aseguró a Infobae "una fuente con acceso al expediente". El error del perito fue fundamental para perjudicar la conclusión acerca de la fecha de defunción. La médica forense Silvina Aguirre logró establecerla entre las 13 y las 19 del viernes 23. Aunque como al cuerpo lo encontraron después de las 17, el tiempo se redujo a esa franja.
La última persona en verlo con vida fue su empleada doméstica, quien se fue del hogar el jueves a las 13:30. A las 13:55 Wolfenson se fue a caminar, como lo hacía habitualmente, y volvió a las 14:13. Estos veinte minutos son lo que solían durar este tipo de actividades según un vecino con el que las hacía de forma cotidiana. Ahora, por el "error" de Rodrigué, habrá que sacar conclusiones sin la escena del crimen a disposición.