El brutal crimen de una niña de 10 años a manos de su madre aún conmueve al barrio de Flores por la aparente -al menos por ahora- falta de motivo claro para el hecho.
Angélica Gómez, detectada por las cámaras de seguridad luego del crimen.
En ese sentido, Alfredo Martínez, padre de la víctima y marido de la asesina, declaró frente a la Policía de la Ciudad que la vida reciente de la mujer estuvo marcada por desgracias.
Así, la madre de Angélica Gómez se suicidó en 2012 y luego a ella le detectaron maculopatía degenerativa en la retina y un tumor en el nervio óptico, afecciones que habían deteriorado su visión.
De acuerdo con el relato de Martínez, su esposa sufría de depresiones agudas, angustia, ataques de pánico y delirios. "Era muy buena madre, pero estaba enferma. No imaginaba esto", le señaló a Clarín. "Yo venía avisando que tenía problemas psiquiátricos".
"Desde hace 5, 6 años la llevé a todos los nosocomios. Están las historias clínicas en todos los institutos. Yo quería que la dejen internada la última vez. Todas las veces que la llevé me decían 'no hay camas'. En el Alvear me dijeron eso", explicó.
El momento en el que Gómez es reducida por personal policial.
Martínez describió como "cambiante" el vínculo con su esposa, señalando que por momentos "podía estar bien y al rato estar muy mal". Sin embargo, aseguró que no discutió con ella antes del crimen.
¿Violencia de género?
Paralelamente, los relatos de los vecinos apuntan a un cuadro diferente: varios aseguran que la relación de Angélica con Alfredo -quien trabaja como encargado de un edificio- no era buena.
Lo cierto es que la mujer figuraba como damnificada en dos sumarios por violencia de género y lesiones, aunque aún no se determinó si en ambas denuncias el acusado era Martínez.
"Ella era una madraza. Era buena. Estaba enferma", señaló a Clarín la suegra de Angélica. Sus cuñadas coincidieron en la descripción, explicando que la mujer era "muy amorosa con los hijos".