Con la condena a prisión de los tres acusados por el asesinato de Candela Rodríguez, hoy llegó a su fin una triste historia que comenzó el 22 de agosto del 2011, día de la desaparición de la niña de 11 años.
Candela desapareció el 22 de agosto de 2011.
La última vez que la vieron con vida estaba esperando a sus amigas para ir al grupo de scouts al que asistían juntas en Villa Tesei, partido de Hurlingham.
Mientras el Ministerio de Justicia y Seguridad de la provincia establecía una recompensa de 100 mil pesos para quien aportara datos que llevaran a encontrar a Candela, su madre Carola Labrador convocaba a marchas pidiendo por su aparición.
Con el caso sin muchas pistas, Betiana, hermana de Carola, recibió el 28 de agosto un llamado amenazante que apuntaba a que la niña había sido secuestrada en el marco de una deuda.
"¡Jamás la van a encontrar! Te lo aseguro yo, hasta que esa c...... no devuelva la guita, no la va a ver nunca más. Que le pregunten al marido dónde dejó la guita", podía oírse del otro lado del teléfono. Más tarde, la Justicia determinó que uno de los acusados, Sebastián Jara, fue quien efectuó la comunicación.
Carola Labrador nunca dejó de pedir justicia por el crimen de su hija.
Y la terrible amenaza se cumplió: nueve días después de la desaparición, el cadáver de Candela fue hallado dentro de una bolsa al costado de la colectora de la Autopista del Oeste, a unas 30 cuadras de su casa. Había sido asfixiada.
Detenciones y liberados
24 horas después del hallazgo del cuerpo, llegó la primera tanda de detenciones relacionadas con el caso: la depiladora Gladys Cabrera y su marido, el carpintero Néstor Altamirano, quienes vivían en una casa donde se halló ADN de Candela.
Seis días después, fue apresado el presunto autor material del asesinato, Hugo Bermúdez, quien cayó de la mano de datos brindados por un testigo de identidad reservada.
El fletero Guillermo López y el verdulero Fabián Gómez caerían luego acusados de "partícipes necesarios" ya que se sospechó que, junto a Jara, fueron quienes capturaron a la niña.
Hugo Bermúdez, el autor material del asesinato.
Finalmente, Héctor "Topo" Moreyra fue detenido como presunto autor intelectual del secuestro y asesinato. Según la hipótesis, quería vengarse de Alfredo Rodríguez, padre de Candela, preso por piratería del asfalto.
Sin embargo, el apartamiento del juez de Garantías de Morón, Alfredo Meade, y la nulidad parcial del caso determinaron, en abril del 2012, la liberación de todos los sospechosos.
En noviembre del mismo año, y por orden del juez Gustavo Robles, Bermúdez y Jara volvieron a ser apresados. Aunque el fiscal Mario Ferrario solicitó que fueran a juicio oral junto a Gómez, Altamirano y Cabrera, el juez sólo determinó que los primeros tres enfrentaran al tribunal.
El juicio
Finalmente, en febrero de este año el caso llegó a juicio oral. Allí, Carola Labrador apuntó a la policía bonaerense como encubridora del asesinato de su hija, mientras que el padre de Candela aseguró no estar al tanto de la supuesta venganza. Bermúdez y Jara, por su parte, alegaron su inocencia.
El testimonio en el juicio de Miguel "Mameluco" Villalba, condenado a 23 años de prisión por narcotráfico, planteó la teoría más probable: que la niña fue víctima de un secuestro extorsivo y que los captores la mataron en un exceso.
El llanto de Carola Labrador al oir la sentencia (Foto: Clarín).
Las condenas, finalmente, trajeron el final del calvario para Carola, que lloró al escuchar el veredicto: cadena perpetua para Bermúdez y Jara, y cuatro años de prisión para Gómez. "Me voy tranquila, mi hija va a descansar en paz", señaló la madre de Candela al salir del tribunal.