28 Diciembre de 2023 13:52
Entradera, robo de electrodomésticos y un cuerpo arrojado en el pozo ciego de la casa en donde se hospedaba hace tan sólo dos meses una abuela de 71 años. Una vez más, Rosario fue el escenario del horror luego de un hecho totalmente macabro que tuvo como víctima a María Isabel Pereyra.
El suceso ocurrió el miércoles por la mañana en la casa que la jubilada alquilaba hace dos meses. La misma estaba ubicada en la calle Vicente Medina altura 4700 y hasta el momento, no se identificó el causal de su muerte, aunque por ahora las autoridades a cargo de la investigación manejan dos hipótesis: una entradera, robo y asesinato o una entradera donde se implican a los vecinos que tenía delante y que hoy se encuentran prófugos.
La víctima de 71 años pasó Noche Buena y Navidad rodeada de su familia, como era habitual en cada año que transcurría. Sin embargo, el 26 por la tarde uno de sus nietos comenzó a llamarla por teléfono para conversar y tras no tener respuesta alguna, se dirigió hacia el domicilio en donde vivía.
Ahí mismo, se encontró con una imagen de terror. Al entrar a la casa lo primero que vio fue toda la vivienda completamente revuelta y desordenada. Objetos tirados, lugares vacíos, faltantes de cosas y la ausencia justamente de su abuela. El grito de aviso lo dio el perro de la mujer, quien se plantó al lado del pozo ciego y no paró de ladrar hasta que el nieto de la víctima se acercó. Ahí mismo estaba su cuerpo. Boca abajo y sin presentar heridas de arma blanca.
Uno de sus nietos fue quien rompió el silencio y contó cómo fue la situación que les tocó atravesar. "Nosotros la habíamos visto para el 25 y estaba todo bien, pero al día siguiente él (nieto) la empezó a llamar varias veces y como no lo atendió vino a ver qué pasaba", explicó.
En esa misma línea, detalló cuál fue la primera imagen con la que se topó al ingresar a la vivienda: "Cuando entró a la casa lo primero que vio fue que estaba todo revuelto, desordenado, como si hubieran entrado a robarle. Pero además faltaban cosas: le habían sacado unas garrafas, el televisor, un ventilador, el celular y la billetera".
Hasta el momento, las dos hipótesis que se manejan son una entradera que culminó con asesinato por parte de delincuentes y por otro lado, la posibilidad de que quienes hayan armado el robo y planificado la muerte sean los vecinos que estaban instalados en la casa delantera de donde se hospedaba la víctima.
¿Por qué esa es la mayor sospecha? En un principio por la cantidad de objetos que faltaban, que eran los de mayor valor y además que, desde que sucedió el robo y el asesinato, no se los volvió a ver por el barrio. De hecho, se encuentran prófugos. Teniendo en cuenta eso, la investigación podría declinar por aquel lago. El nieto que había declarado, aseguró que la jubilada vivía hacía dos meses ahí y que "tenía una casa pero la tuvo que vender hace unos años por un problema familiar".
Una vez que el nieto de Pereyra encontró el cuerpo, comenzó a llamar a los vecinos para dar alerta a lo que estaba pasando y ellos mismos se encargaron de avisar a la Policía. En el domicilio, estuvo presente el personal del gabinete criminalística de la Policía de Investigaciones (PDI), bomberos y la sección canes del Ministerio Público de la Acusación (MPA).
Aquellos, confirmaron que el cuerpo no poseía heridas de arma blanca ni de balas, por lo que aguardarán a saber los resultados de la autopsia y ahí mismo dar con el verdadero causal de su muerte. Por su parte, desde la Fiscalía Regional 2 aseguraron: "Estaba sin vida, boca abajo, en el pozo ciego del fondo del terreno donde se ubican dos casas precarias".