A veces hay que golpear la puerta antes de entrar. Incluso en la morgue de los hospitales. Así lo comprobó el sorprendido camillero del hospital San Vicente de Paul de Orán, en la zona norte de Salta, quien descubrió a un muchacho de 22 años en pleno "romance" (ejem) con un cadáver.
Sorprendieron al detenido practicando uno de los tabúes más antiguos de la humanidad.
La necrofilia es ilegal. El sexo entre dos personas adultas requiere consentimiento y los muertos no están en condiciones de brindarlo. La fallecida, según trascendió, era una mujer de 42 años -nacida en Cañas, a 110 kilómetros de Orán- que medía apenas 1,40 metros y pesaba 45 kilos. Dicen -no es sencillo chequearlo con la fuente- que sufría alucinaciones y decía hablar con el diablo.
Ocurrió a las 3:00 de la madrugada. El enfermero llamó a la policía. El joven descubierto se enojó con el enfermero, quien empezó a caminar en busca de policías, pero finalmente decidió llamar al 911. Mientras tanto, el joven -cuyo nombre no trascendió- continuó con su faena. La policía lo capturó con las manos en las masa, por decirlo de algún modo.
El joven, de 22 años, fue sorprendido "con las manos en la masa".
Cuando lo capturaron, descubrieron que el detenido se había robado una frazada del hospital, como así también el dinero de las ofrendas que los pacientes y sus familiares depositaban ante la imagen de San Vicente de Paul. La cleptomanía es un problema grave, aunque no tanto como la necrofilia. La fiscal Claudia Carreras ordenó que al detenido le realicen pericias psiquiátricas. Tiene su lógica.