Una red de pedofilia, dos padres encargados de llevarla a cabo y dos hijas, menores de edad, víctimas y abusadas sexualmente para poder complacer a sus progenitores a cambio de drogas y dinero. Una vida de horror que duró años y que se expandió desde Zona Sur hasta la Costa Argentina comienza a ponerse punto final.
Terrorífico como un monstruo es la historia que une a dos hermanas víctimas de violación y entregadas por sus padres dentro de sus casas. No había momento de paz, de tranquilidad ni tampoco se podía aspirar a una vida mejor. Ellas simplemente estaban siendo sometidas a una pesadilla sinfín que tuvo lugar durante largos años, desde niñas hasta la adolescencia, hasta que la más grande de las dos pudo afrontar, con mucho miedo, todo lo que había vivido en el último tiempo.
Todo comenzó en la zona sur del Conrubano, específicamente en las localidades de Florencio Varela y Berazategui con una familia, compuesta por cuatro integrantes, como protagonistas de una historia repugnante. En ambos domicilios los padres prostituían a sus hijas, ambas menores, y las obligaban a estar sexualmente con hombres mayores de edad a cambio de drogas, dinero, o con el motivo de "saldar deudas pendientes".
Según pudo detallar la víctima en la causa, los sucesos empezaron cuando ella tenía tan sólo siete años y en su domicilio, muchos hombres se paseaban de par en par casi que todos los días para abusar sexualmente de ella y así generar dinero para sus progenitores. Pero, cuando las violaciones no ocurrían, los padres capturaban imágenes de ella desnuda y hasta la filmaban en momentos íntimos para obtener sus ganancias de otra manera.
En el 2019 el matrimonio decidió huir de zona sur y se trasladaron hacia Santa Teresita. Cuando la mayor de las hermanas creía que finalmente iba a empezar una etapa de vida mejor, sin más pesadillas ni situaciones que arruinen su existencia, el calvario no había llegado a su fin: todo prosiguió en el Partido de la Costa.
Sin embargo, una noche como cualquier otra, la ya adolescente detectó que dentro de su domicilio se encontraba un hombre de casi 40 años, conocido por el barrio, sin ningún motivo ni razón. A pesar de eso, ella tomó la decisión de acostarse a dormir porque sus padres "estaban muy drogados", según dijo en su declaración testimonial, hasta que se topó con una imagen desoladora: su hermanita estaba cercana a enfrentarse con aquel varón.
Al mirar aquella situación, en donde el hombre tenía a su hermana menor bailando agarrada de las manos, muchas imágenes se le pasaron por el cerebro y corrió en busca de sus padres para que toda la vida de horror que le había tocado pasar, no vuelva a ocurrir. "No le vas a hacer a ella lo mismo que me hacías a mí", le advirtió a la madre mientras retiraba a la niña de aquel lugar.
Esa misma noche, la joven adolescente tomó coraje, levantó el teléfono y se comunicó con uno de sus tíos para contarle todo lo que había pasado no sólo esa noche, sino durante los últimos años siendo prostituidas entregadas por sus padres con hombres de mayor edad que ingresaban sin ningún tipo de problema a sus domicilios.
"Ahí empezó a contar que cuando tenía siete años y vivían en Florencio Varela o Berazategui, la madre permitía que hombres abusaran de ella a cambio de darle al padre droga, plata o saldar alguna deuda que tenían", contaron fuentes cercanas al caso. Hoy, la mayor de las hermanas que se atrevió a contarlo y a confirmar los hechos con sus declaraciones, tiene 16 años.
La llamada quedó paralizada. Probablemente el tío jamás se pensó que su sobrina iba a hacer semejante relato escalofriante y cómo tuvieron que vivir aquella pesadilla durante tantos años. De esa manera corrió hacia la comisaría más cercana para redactar la denuncia correspondiente e intentar ponerle fin a toda una vida terrorífica.
A partir de ese momento empezó una intensa y larga investigación para poder dar con el matrimonio, para recolectar pistas, datos y sobretodo intentar rescatar del lugar a las dos niñas. Después de todo lo hecho, el Juzgado de Garantías N° 4 del Partido de La Costa, a cargo del fiscal Walter Mercuri, de la UFI N° 8 descentralizada de General Madariaga, ordenó el allanamiento del domicilio de los sospechosos, ubicado en calle 47 al 200 y se efectuó la detención.
El jueves por la tarde, el personal de la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de Villa Gesell detuvo al matrimonio en cuestión y desde su domicilio se le secuestraron los teléfonos celulares de los imputados, los cuales serán sometidos a las pericias correspondientes para determinar si contienen material explícito de sus hijas que los puedan complicar en la causa.