La Policía de Córdoba continúa con las investigaciones sobre los dos adolescentes de 13 y 17 años que fueron detenidos el último domingo, tras herir al pastor evangelista Carlos Gigena de la Iglesia Cristiana Desarrollo Familiar con una bomba que llevaron disfrazados de fieles a la reunión dominical, la cual realizaron en una botella a partir de ver un tutorial de YouTube. Hasta el momento, la Brigada de Explosivos no logró determinar cuáles fueron los componentes que generaron la reacción alérgica que afectó al religioso.
Gigena fue atendido en el hospital Modelo de Cardiología, cercano al lugar de los hechos ubicado en Pedro Nolasco Rodriguez 1312 del Barrio Urca de la capital de Córdoba. Allí fue que lo encontraron fuera de peligro, pero también donde le diagnosticaron que uno de los componentes químicos que los adolescentes usaron para hacer los explosivos le había generado fuertes y graves daños en su piel.
Fue la División Investigaciones de la Policía de Córdoba la que informó que los detenidos concurren a la misma escuela, además de que lograron armar el artefacto a partir de conocimientos divulgados en Internet. Sin embargo, al momento no saben con qué sustancia se generó la alergia que tuvo el pastor, tras la explosión y el posterior derrame de los químicos.
Ambos menores fueron detenidos primero por los concurrentes a la reunión, que vieron cómo dejaron una botella que sacaron de la mochila sobre un altar y que por eso los aprehendieron tras lo sucedido. Según los aportes de los testigos a la causa, los chicos habían fingido que necesitaban pasar al baño, y es por eso que dejaron el bolso y la botella en el lugar.
Así los encontró el personal policial que se acercó tras el correspondiente llamado al 911 que hicieron los fieles presentes, con las denuncias contra estos y las descripciones con lujos de detalles y diferentes perspectivas, de las acciones ilegales que cometieron los detenidos e investigados. Todavía se desconoce cuál fue el motivo o la razón por la que hicieron esto. Ni siquiera se sabe si fue una "picardía" juvenil que salió peor de lo que esperaban. Los investigadores evitaron dar detalles al respecto, al igual que se comprometieron a garantizar la preservación de la identidad de los autores, ambos menores de edad.