Pablo Jesús Gabriel Córdoba tenía 21 años, era soldado voluntario y apareció muerto en el Grupo de Artillería 16, en el Regimiento de Zapala, Neuquén, el 1° de junio. A simple vista se podía observar que el joven tenía dos impactos de bala en la cabeza y a su familia les comunicaron que el joven se habría disparado. Pero Natalia Uribe y Juan José Córdoba, sus padres, descartan de plano la hipótesis del suicidio y los resultados de la autopsia alimentan las sospechas.
Por esta razón, los padres del joven soldado se constituyeron en querellante para darle impulso a la investigación que, hasta ahora y según sostienen, camina a "paso lento". De acuerdo a lo informado por el diario Río Negro, Córdoba estaba patrullando el puesto Casino de Oficiales, a 400 metros de la guardia central. No es un sector fijo, debía caminarlo. Su turno terminaba 8.30, pero pasadas las 6 su cuerpo fue encontrado sin vida.
A simple vista tenía un orificio de entrada debajo del mentón y esa bala salió por arriba del entrecejo.? Mientras que el otro proyectil ingresó por arriba de la oreja derecha y salió por el otro lado de la cabeza. Ambos disparos fueron hechos por un fusil FAL que, según declaró la persona que encontró el cuerpo del soldado, el arma estaba "a un metro del cuerpo", aunque de acuerdo con el abogado querellante, Maximiliano Orpianessi, otros testigos dicen que "estaba encima".
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Natalia, la mamá de Córdoba, recibió "el peor llamado que cualquier madre puede recibir" cerca de las 6.40 de la mañana. Le dijeron que su hijo había tenido un "accidente", sin entrar demasiado en detalles, y rápidamente se lo comunicó a Juan José, el padre del muchacho, quien fue el encargado de comunicárselo al resto de la familia. A las 7:10, el jefe de la Policía Federal de Zapala, comisario Julio César Lucero, le informó al secretario penal del juzgado federal de la ciudad, Matías Álvarez, que un soldado voluntario "intentó quitarse la vida" en el interior del Grupo de Artillería. El jefe es el teniente coronel Isidro Germán Green, y fue él quien avisó a la Policía.
De acuerdo con las primeras versiones del caso, el joven de 21 años fue trasladado al hospital de Zapala en ambulancia. Sin embargo, falleció producto de las heridas a las 8:55 de ese 1° de junio. Según el informe de autopsia hecho por Alberta Haydée Fariña, la jefa del Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial de Neuquén, Pablo presenta dos disparos en la cabeza.
Uno le ingresó por debajo del mentón, con una trayectoria de abajo hacia arriba, ligeramente hacia la izquierda y hacia atrás, y salió por la frente. El otro le ingresó por la sien derecha y salió por la izquierda, con una trayectoria hacia arriba, izquierda y hacia atrás. "La distancia entre la boca del fuego y el blanco corporal se encuentran entre los descritos como contacto estrecho", reza la autopsia.
Sin embargo, la familia descarta la hipótesis del suicidio y la querella sostiene que hay dudas sobre la manera que se preservó el lugar del hecho. Para ellos, no relevaron huellas de calzados, vehículos u otros elementos. Se menciona, en un acta, que levantaron objetos y los fueron metiendo en bolsas, pero no hay registros de que se haya convocado a expertos en criminalística, ni forenses, ni en análisis de escenas del crimen, ni en secuestros de elementos, peritos balísticos.
Desde el Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial de Neuquén señalaron que "Las prendas (de la víctima) fueron remitidas en una bolsa de plástico -todas juntas adentro de la bolsa- con una planilla de cadena de custodia -sin número de identificación-, a raíz de ello se procede a resguardar las prendas por separado identificándolas con las cadenas de custodia de esta Provincia, a su vez la bolsa es secuestrada y su planilla acompaña a la nueva cadena de custodia".
Para su padre, suboficial y conocedor del mundo de las armas, es "imposible" que su hijo se haya disparado dos veces con un Fusil Automático Liviano (FAL), ya que se trata de un arma de poco más de un metro de largo desde la culata a la punta del cañón. Pablo medía 1,74, y su brazo 84 centímetros. "Estaban muy distantes los impactos. En un principio creímos que los dos disparos podrían estar uno cerca del otro, pero cuando leímos en informe médico del Hospital de Zapala y dos semanas después los detalles de la autopsia, nos pareció rarísimo esto... No nos cierra para nada las versiones que salieron desde el Regimiento", le dijo Juan José a Clarín.
Pablo había cumplido recién los 21 años, llevaba diez meses como soldado voluntario y vivía en Zapala. Practicaba voley, boxeo y, según su familia, planeaba ir al colegio militar para seguir la carrera de oficial.
La brutal muerte de Omar Carrasco
No se trata de un caso más. El Servicio Militar Obligatorio fue eliminado hace ya 29 años, cuando el difunto ex presidente Carlos Saúl Menem dispuso su abolición en 1994 luego del asesinato del conscripto Omar Carrasco. El joven soldado de 19 años recibió una brutal paliza que le quitó la vida el 6 de marzo de 1994 en el Grupo de Artillería de Zapala: hacía apenas tres días que había entrado a la "colimba".
El crimen ocurrió en el Grupo de Artillería 161 de Zapala (Neuquén). Hasta que llegó al cuartel, Carrasco jamás había salido de Cutral-Có -su pueblo, a 100 kilómetros de Neuquén-, donde colaboraba con la economía familiar repartiendo pollos congelados. Era el mayor de cuatro hermanos. Un chico tímido y servicial, al que le gustaba tocar la guitarra y leer el Nuevo Testamento.
Según determinó luego la Justicia, aquel día "tres uniformados" habían querido castigar a Carrasco por una falta. "Avivarlo" a los golpes. Pero la paliza terminó mal y el conscripto quedó agonizante. Murió alrededor de una hora después.En agosto, mientras la investigación del crimen ya tenía repercusión nacional, Menem firmó el decreto que puso fin a la conscripción.
El 31 de enero de 1996, el Tribunal Oral Federal de Neuquén condenó al subteniente Ignacio Canevaro a 15 años de prisión y a los soldados Cristian Suárez y Víctor Salazar a 10 años cada uno, como responsables del homicidio. Al sargento Carlos Sánchez lo condenaron a 3 años de prisión efectiva por encubrimiento. Según la sentencia, a Carrasco le pegaron porque era torpe para la vida militar y eso desató la "ira violenta" de un subteniente que "reaccionaba con furor inusitado".