El horror que rodea al femicidio de Sheila Ayala se hace aún más profundo cuando se cae en la cuenta de que la niña sufrió su tormento final a manos de dos personas en las que confiaba: sus tíos Leonela Ayala y Fabián González Rojas.
Fabián y Leonela tienen cuatro hijos.
El hombre, sobre el cual pesa la mayor parte de la sospecha en el asesinato, trabajaba como albañil y tenía antecedentes penales por robo en banda y a mano armada. Junto a su esposa, tienen cuatro hijos: una nena de 9, otra de 7, un varón de un año y cuatro meses y otro nacido hace apenas días, con su madre ya presa.
Luego de la desaparición de Sheila, fue Leonela quien dialogó con los medios en representación de la familia pidiendo por su aparición. "No entiendo por qué ella se podría escapar, si no le faltaba nada. Nosotros creemos que hay una deuda de droga y por eso la secuestraron", declaró apuntando hacia las supuestas actividades delictivas de la madre de la niña.
Drogas y violencia de género
Según declararon allegados en diálogo con el portal Infobae, la pareja era "laburadora" y la tía de Sheila se mostraba optimista sobre la búsqueda. "Nos dijo que estaba esperanzada con que aparezca. Estamos shockeados", señalaron los padrinos del hermano menor de la nena.
Sheila tenía 10 años y murió ahorcada.
Sin embargo, la opinión era muy diferente en torno de Fabián. Así, los vecinos aseguraban que "se pasa todos los fines de semana drogado" y algunos dejaron entrever que habría sometido a Leonela a violencia de género.
"Yo no sé qué pasó, no sé si Fabián y Leonela eran borrachos, violentos, drogadictos, yo mucho no los trataba", señaló por su parte Gladys, abuela paterna de Sheila. "A Leonela la vi pocas veces, una vez que vino a festejar el cumpleaños de mi nieta. Cada uno tiene su hogar, yo con ellos no me meto. Lo que sí te voy a decir es que mi hijo era un padrazo".