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El álbum íntimo de las mochileras y la planificación del viaje mortal

Las jóvenes partieron de Mendoza el 10 de enero y se embarcaron en un itinerario que las llevó por el Corredor Andino. Viajaron junto a otras dos amigas, quienes regresaron una semana antes. La intimidad del relato de las adolescentes y sus últimos mensajes.

29 Febrero de 2016 10:46
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“Se me pone la piel de gallina al recordar cada día de esta aventura”, fueron las palabras con las que María José Coni, una de las mochileras asesinadas en Ecuador, describió el viaje que había emprendido el 10 de enero junto a otras tres amigas y que estaba a pocas horas de culminar. El mensaje, escrito desde la ciudad de Montañita, coincide con el día de su muerte. El desgarrador álbum íntimo del viaje.

“Parece que fue ayer cuando nos juntamos a planear cuál iba a ser el itinerario, qué plata teníamos que juntar, qué mudas de ropa íbamos a llevar -fue el último mensaje de María José-

Marina, María José, Sofía y Agustina en el Valle Sagrado de los Incas.

María José y Marina Menegazzo jamás volvieron. Tenían que emprender el viernes 26 un regreso “a dedo” hacia Perú, para abordar desde allí, el sábado 27, un vuelo que las dejaría en Santiago de Chile. Luego, según el itinerario planificado, se tomarían un micro hacia la ciudad de Mendoza, en donde se reencontrarían con sus familias y con sus dos compañeras de viaje: Sofía Sarmiento y Agostina Cano Porras.

María José desde Perú: “Me quiero llevar una alpaquita a casa. ¿Puedo, puedo, puedo?”.

“Parece que fue ayer cuando nos juntamos a planear cuál iba a ser el itinerario, qué plata teníamos que juntar, qué mudas de ropa íbamos a llevar. ¡Lo que las quiero!”, fue la segunda parte del último mensaje escrito por Coni desde el país vecino.

Sofía Sarmiento y Agostina Cano Porras, las otras “dos mochileras” que regresaron una semana antes.

Lo hizo en el muro de Agostina, quien al regresar a Medonza coronó el viaje con la publicación de una foto de las cuatro amigas en el Valle Sagrado de los Incas acompañada por una cita de Antoine de Saint-Exupéry: “Si busco en mis recuerdos, los que me han dejado un sabor duradero, si hago un balance de las horas que han valido de la pena, siempre me encuentro con aquellos que no procuraron ninguna fortuna”.

El grupo completo en las playas de Montañita. Las dos jóvenes regresaron a la ciudad un mes después.

Antes de llegar a Ecuador, las adolescentes hicieron el llamado “Camino del Inca”. Allí, el 17 de enero, María José publicó una foto y bromeó con el tono infantil que sus 21 años le habilitaban: “Me quiero llevar una alpaquita a casa. ¿Puedo, puedo, puedo?".

“Hoy elegí cargar con el peso más placentero de mi vida. Más de ocho horas caminando, más de 2578 escalones, es algo que ni esta foto (del paisaje) puede describir. Muerta, pero muy feliz

Marina, una de las víctimas, en el famoso columpio del fin del mundo, que se encuentra en Baños, Ecuador a 500 km de Montañita..

Horas después, y todavía desde Perú, la más chica de las mochileras asesinadas habló de la odisea que realizó junto a sus amigas: “Hoy elegí cargar con el peso más placentero de mi vida. Más de ocho horas caminando, más de 2578 escalones, es algo que ni esta foto (del paisaje) puede describir. Muerta, pero muy feliz”.

Sofía en Machu Picchu.

Luego y aún emocionada por el viaje, la morocha citó parte de un capítulo de La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera. “¿Es de verdad terrible el peso y maravillosa la levedad? La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero en la poesía amatoria de todas las épocas, la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es, por lo tanto, la imagen de la más intensa plenitud de la vida”.

Marina y María José en Montañita, ciudad en la que fueron asesinadas hace una semana.

Marina fue menos reflexiva y se limitó a compartir una foto grupal en la playa que, claro, recibió decenas de comentarios de sus familiares y amigos. “Son divinos todos los lugares”, destacó, después de publicar otra foto junto a sus amigas disfrutando de un atardecer en Montañita, ciudad en la que encontró la muerte justo un mes después.