por Natalia Torres
24 Abril de 2017 19:10Con el asesinato de Felipe Romero y las sospechas de abuso sexual que rodean el hecho, una vez más, se pone en evidencia un dato tan sólido como escalofriante: la mayoría de los casos que se inscriben en líneas similares tienen como perpetradores a personas del círculo íntimo de la víctima.
En el caso de Felipe, una vez más el abusador es una persona del círculo cercano.
"Me animaría a decir que un 97 o 98 por ciento de los abusos es cometido por miembros de la familia, algún conocido o, en general, personas que se encargan del cuidado de los niños", remarca en ese sentido Nora Schulman, jefa del Comité Argentino de Seguimiento de la Convención Internacional de los Derechos del Niño (CASACIDN).
Y a pesar de que según las declaraciones de su madre, Alexandra Pérez, Felipe creció en un hogar con padre ausente, para Schulman la cercana y hasta enfermiza relación que forjó con su asesino, el entrenador Fernando Sierra, no tiene que ver demasiado con ese hecho.
"El hecho sucede porque el asesino piensa que tiene un derecho sobre el niño, un compromiso derivado de una relación de larga data", le explica a BigBang.
Y, en ese marco, para la especialista lo que hay que preguntarse es "qué hicieron los demás adultos que no tomaron las medidas correspondientes".
Alexandra, la madre de Felipe (de negro, al centro de la imagen) en el funeral del niño.
Aunque la madre de Felipe advirtió un tinte problemático en la relación del niño con Sierra, ni ella ni los maestros "recurrieron a ninguna institución a pedir medidas de protección", agrega la especialista. "Si hubiera existido una denuncia, algún organismo habría intervenido. Dejaron que se llegara a una situación extrema".
En ese sentido, hoy se supo que aunque Pérez le anunció a Sierra que no permitiría que continuara su relación con el niño, nunca le avisó a las autoridades de la escuela a la que asistía Felipe que el entrenador ya no podía pasar a buscarlo.