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El asesinato de Morena y el drama de la "juventud delincuencial" de la que nadie se hace cargo

Miguel Ángel Pierri y la radiografía de las falencias del Poder Judicial.

11 Agosto de 2023 14:11
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El reciente asesinato de Morena Domínguez de 11 años en Lanús, quien fue abordada por dos motochorros para robarle el celular cuando iba a la escuela, volvió a exponer la grave situación qeu se vive en todo el país. Dos días después, asesinaron en Morón al cirujano Juan Carlos Cruz de 52 años. Los golpes son cotidianos y el hastío social y la falta de paciencia también crecen día a día. 

BigBang habló con Miguel Ángel Pierri, uno de los abogados penalistas con más experiencia del país, quien analizó todo el escenario político, judicial y policial; y las principales problemáticas que hacen al cóctel que tanto aterra a millones de trabajadores y trabajadoras en los principales centros urbanos del país.

El asesinato de Morenaconmocionó a toda la sociedad y se da justo a pocos días de una elección que presenta mucha apatía. ¿Cómo cree que modificó el escenario?

-Lo de Morena despierta la alarma social, si bien hubo muchos casos así antes. Una vez más pone encima del tapete el fracaso y la indecencia de la política. Está claro que después de la reforma profunda de la Policía provincial que hizo Carlos Arslanian en el gobierno de Felipe Solá, no volvió a haber otra. Y no es casualidad que, cuando empezaba a dar sus frutos, cuando empezaba a dar sus resultados, se desmanteló todo aquello.

¿Cuáles son los principales problemas que hacen a este conflicto tan grande?

-Es cierto lo que dice Sergio Berni, que es una vergüenza que en el siglo XXI todavía no tengamos digitalizado en una misma base de datos los antecedentes y procesos judiciales de CABA y la provincia de Buenos Aires. Cuando vemos la íntima vinculación que tienen. Basta con cruzar la avenida General Paz para que se pierda toda información. Tampoco podemos tener un Poder Judicial al día de hoy que siga trabajando hasta las 13:30 ó 14. Porque evidentemente esto no es un problema nuestro. Lo que ocurrió con Morena es un tema complejo, que no es sólo policial, es de Seguridad; es policial y judicial. Y no podemos trabajar con un Ministerio Público Fiscal (MPF) y un Poder Judicial que a las 14 se va a descansar. Necesitamos una jornada completa.

Es un problema muy complejo de la juventud delincuente. Ingresa al delito por la droga, por la falta de expectativa, la falta de trabajo y la falta de familia. La falta de expectativa tiene que ver con la falta de educación. Estos pibes que asesinaron a Morena no sé si todavía se dieron cuenta de lo que hicieron. Se estuvieron drogando toda la noche y cuando se les acabó la droga que estaban consumiendo, salieron con la moto buscando a otra víctima. Por otro lado es vergonzoso que en el 2011 para acá, son abundantes los fallos de la Justicia Federal y Penal Ordinaria, de los dos lados de la General Paz, donde los magistrados piden a las compañías telefónicas que accedan a las escuchas telefónicas y sábanas con los listados de los teléfonos, con el entrecruzamiento de llamados y las demoras que tienen son increíbles. 

No puede ser que hasta el día de hoy tengamos chips anónimos, cualquiera le puede poner eso a un teléfono,y que además todos sepamos dónde se comercializan los teléfonos robados y no hagamos algo. Y no son dos pesos. Hoy tenemos un celular que vale un millón casi. Además del valor documental, del archivo, el registro, la confidencialidad, la información que se puede manipular. Es terrible. 

¿Cómo se podría haber evitado lo de Morena?

-Todos sabemos lo que pasa con los chicos en la escuela. Todos hablamos de los caminos de seguridad. En Capital hubo que tomar medidas, porque también a los chicos de los colegios les robaban robar zapatillas, camperas, y hubo que hacer cadenas en las esquinas. Bueno, ¿qué problema tenía el municipio de Lanús para los chicos que entran 7 y 9 de la mañana, ya de noche casi, para darle seguridad?

Hay que reconocer la celeridad con que la Policía pudo, a través del Ministerio de Seguridad y a través de la Administración de la Policía de la Provincia, ir por estos autores. Ahora, ¿cómo se explica que algunos de ellos tuvieran pedido de captura? ¿Y por qué no hubo inteligencia policial? Hoy todavía se sigue levantando el teléfono en el Poder Judicial para descentralizar o para certificar situaciones. Es que es la época de las cavernas, que de un juzgado de Mendoza tenga que llamar a la CABA  para saber si es fulano o mengano tienen antecedentes penales.

Otro tema que es fundamental, -algunos dicen que esto requiere de una reforma constitucional, y si es así, habrá que implementarla-, es que es imposible que el MPF todavía tenga eternidad en el cargo. Los fiscales deben ser elegidos por circuito, deben pertenecer a la zona en la cual esté la jurisdicción. A ver, ¿alguien cree que es la misma problemática la de Vicente López, la de Trenque Lauquen, Azul, Bahía Blanca, Mar del Plata? No, no es la misma. Necesitás un esquema de seguridad para cada lugar, una política criminal, y fiscales que conocen el territorio.

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¿Considera que hay mucha falta de experiencia en el fuero penal? 

- El ex camarista Luis Ameghino Escobar dijo una vez que era imposible e inconveniente seguir nombrando jueces en lo Penal, que por lo menos no tuvieran entre 5 y 10 años de experiencia en el ejercicio. No podemos seguir nombrando gente de laboratorio, con grandes fallos que no tienen apego con la realidad. Esa es la Argentina que la gente reclama. Por eso la Justicia tiene mala imagen, porque se resuelve de espalda al interés de la gente y nos pasa lo de Morena. Por eso la gente desconfía.

Igual la gran mayoría son buenos magistrados, trabajan más de ocho horas, pero hay que establecer las reglas del juego. Es necesario reformular todo el servicio de Justicia. La justicia es un valor, no se toca. Hay que reformularlo al igual que al MPF, hay que aggiornarlo a las nuevas técnicas, capacitarlo. Tenemos fiscales que destacan en su función, pero no son los más, son los menos.

¿Cómo solucionaría el problema de la juventud delincuente, como usted dice? Porque hay muchos elementos que tienen que ver con la droga, con las mafias y con la falta de expectativas...

-El tema es económico y social. Tiene que haber una presencia de la política que consiga trabajo para los padres, terminar con la falta de expectativa en los jóvenes que no estudian. Por eso cuando me hablan de cerrar universidades o cuestionan la enseñanza pública, no me gusta. La batalla realmente es por la Educación y la Salud. Que los padres tengan trabajo aunque se le dé un plan social. El trabajo dignifica a las personas. Además los jóvenes tienen que tener obligaciones. Tenemos que empezar a construir una generación con compromiso, salvaguardar a nuestros hijos. Hay que volver a reconstruir el tejido de la familia. 

¿Qué rol cumple la droga en todo esto?

- Cuando visitás las cárceles ves lo que hace la droga, la ausencia de la familia y la falta de educación. Es el cóctel perfecto para tener detenidos. Que en algunos casos tienen la suerte de serlo antes de que los maten. Yo he sido docente en las cárceles. Cuando vos metés educación en las personas, creas expectativas de futuro. Quienes salen con el secundario terminado de la cárcel, el nivel de la reincidencia baja entre un 70 y 80 por ciento.

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Al mismo tiempo, si hay un país que tiene súper organizadas sus fronteras, sus costas súper vigiladas, y un programa de drogas es los Estados Unidos (EE.UU). Bueno, sin embargo, le entran por todos lados. Con lo cual, sí estamos frente a un enemigo muy peligroso, pero para enfrentarlo hay que conocerlo. Uno, que lleva ya casi cuatro décadas siendo abogado penal ha transitado por algunos encargos de tema como abogado, defendiendo o actuando en algunas causas muy importantes, sobre todo en la década de los 90 y en los 2000.

Todos sabemos que los cárteles lo primero que hacen es corromper a las dirigencias políticas. Yo sigo creyendo que Rosario tiene mala prensa, pero tiene una problemática: hay una discusión en el territorio entre dos o tres organizaciones. Ahora, hay un problema serio con la Policía ahí. Entonces, primero tenés que unificar la legislación, los criterios y dejar de crear kioscos. Porque cuando le pasás el combate de la droga de minoreo a la Policía de la provincia generás un negocio, y policías desleales que tienen que ver con la venta de estupefacientes o que miran para otro lado.

Fíjense las muertes, que hubo que salir a evitar con la cocaína adulterada en San Martín. ¿A vos te parece que el ministro de Seguridad tuvo que pedir por favor que quien había comprado droga de ahí no la consuma? Y, ojo, Berni salvó vidas por ser realista. Acá necesitamos una política de carácter continental. A partir de ahí, empecemos por Argentina, por nuestras fronteras, nuestra Gendarmería. Empecemos por un amplio plan de educación. ¿Alguien ve algún tipo de programa o discusión en planes antidroga? Bueno, a alguien le conviene esta juventud delincuencial.

En los 90 hubo una política muy fuerte que persiguió el consumidor, y eso fue quedando de lado entrando al nuevo siglo. Guillermo Moreno, por ejemplo, dice que hay que ir a buscarlo a Nordelta, que el narcotráfico se termina por ahí.

-Sí, está queriendo decir que estamos quedándonos con sólo en una pata del negocio, que tenemos que trabar lo que hacen con las utilidades, con la plata, que es el lavado y los nuevos negocios. En los 90 Argentina era un país de tránsito, de gran combate contra las organizaciones. Yo tuve una actividad como abogado muy pronunciada en esa época. Ahí todavía no se conocía, hoy se sabe que intervenir en los negocios del narcotráfico es una forma de diezmarlo. Ahora, lo que le está costando a México, ¿no? Es complicado el tema. Pero no es sólo ese tema. Cuando hablábamos de la guerra del Paco, ahí estábamos hablando del descarte de la droga. Ahora, la otra cocaína que no descarte, ¿dónde está? ¿Dónde se secuestró? ¿Dónde se combatió? ¿Dónde se vendió? ¿Quién controla las fronteras argentinas? 

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Hay quienes dicen que la solución real de este problema es la legalización, regular el negocio por completo. 

-A mí me costó mucho tiempo entenderlo, y al comienzo lo negaba enfáticamente. El tiempo me llevó a demostrar que sería un camino posible. Tomando el ejemplo de lo que pasó con el alcohol, ¿no? O sea, a partir de Al Capone, Chicago, y las leyes norteamericanas contra el consumo. Bueno, en algunos países nórdicos está establecido cierto acceso programado, con tarjetas de control y demás.

Yo sí creo que el adicto es un enfermo, y como tal, me parece que penarlo es un problema más y hay que tratarlo. Ahora, el tema no termina nada más que con no hacerlo, sino con investigar realmente y detener a los cárteles. Y ahí sí suscribo lo que dice Moreno: si nosotros nos ponemos a investigar las inversiones en esos lugares, vamos a encontrar que hay mucho dinero que proviene del narcotráfico. La situación es compleja. Lo primero que tenemos que hacer es tener políticas de Estado, realmente. 

¿Cómo se puede cambiar el panorama?

-Tenemos que empezar desde nuestra estructura familiar. Vengo de una década donde todavía la familia se reunía alrededor de la mesa, donde había un tiempo para hablar con papá, con mamá, y nuestros viejos nos preguntaban en qué andábamos. Bueno, los tiempos, la vorágine de la modernidad y la tecnología, prácticamente aislaron a este tipo de familias. Ojo, los tiempos modernos incorporaron otro tipo de familias y uniones posibles, tan buenas como las otras. El tema está en saber qué hacen nuestros hijos y evitar que la juventud esté a la deriva, porque sino es presa del delito y de la droga. Por eso es muy importante trabajar con esta generación.

Hay jóvenes que quizás le hacen una propuesta laboral de 100.000 pesos y, como soldadito, ganan muchísimo más.

-Eso es una realidad. El tema está en demostrarle que esa plata que le están pagando termina con ellos presos o muertos. Los famosos ajustes de cuentas que vemos que ocurren todos los días. Tenemos que evitar caer en esos problemas de los arrabales mexicanos. Todavía estamos a tiempo. Necesitamos políticas estatales serias. Fundamentalmente, además del profundo plan de educación, de formación social, necesitamos reformular los actores de la Justicia. Y paralelamente tratar de hacer un programa de capacitación policial.