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El cajón más barato de todos y sin nadie que lo llore: así enterraron al cuádruple femicida Barreda

Cómo fueron los últimos días del asesino.

27 Mayo de 2020 11:57
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Ricardo Barreda murió el 25 de mayo del 2020 de un paro cardíaco en el geriátrico de José C. Paz en el que vivió sus últimos años. El cuádruple homicida -asesinó en 1992 a su esposa, a sus dos hijas y a su suegra- fue sepultado en el cementerio local, después de que nadie se acercara a reclamar el cuerpo. Pese a que está autorizada la concurrencia de hasta cinco personas por la pandemia, nadie se acercó a despedirlo. Fue enterrado por un sepulturero y dos ayudantes, que se encargaron de trasladar el cajón.

Los trámites los realizaron los empleados del geriátrico. Su cuerpo permaneció toda la noche en el depósito de la funeraria Siciliano Hermanos. Su cajón fue el más barato de todos y la placa de su tumba lleva su nombre escrito a mano, sin prolijidad. 

"No vino nadie al entierro", reconoció uno de los empleados de la funeraria. "Estaban sólo un sepulturero y dos personas que cargaron el cajón. Además, costó que alguien se hiciera cargo de los servicios fúnebres. No aparecía la documentación de Pami y al final se encargó el geriátrico donde estaba viviendo", sumó.

Tras la muerte de Berta “Pochi” André en julio del 2015 -la mujer con la que el femicida conoció en 2008 en la cárcel y convivió siete años tras salir en libertad-, Barreda debió abandonar el departamento de Belgrano en el que vivían. Dos años después, BigBang reveló en exclusiva que el odontólogo estaba internado en el hospital Magdalena Villegas de Martínez de Pacheco. Fue denunciado por varias enfermeras, quienes lo acusaron de maltratarlas verbalmente.

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Uno de los empleados del lugar reveló a este portal la confesión que el femicida le hizo durante su paso por el hospital. "¿Sabe qué? Dicen que no me arrepiento de lo que hice. Eso es mentira. No hay día que no sienta culpa. Lo peor es que a Adriana, mi hija menor, no la quise matar. Estaba como loco, giré, disparé y después me di cuenta que era ella".

Con respecto a su hija mayor, Cecilia, Barreda no mostró ningún tipo de remordimiento: "Ella me odiaba y me quería ver muerto. Mi esposa y mi suegra le habían llenado la cabeza. A la última que maté fue a mi suegra. Pero los crápulas de mis abogados me hicieron decir que la última en morir había sido mi hija menor, así yo heredaba la casa".

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Tras abandonar el hospital, el femicida se instaló en San Martín. En junio del año pasado, fue abordado por la calle por el periodista Marcelo Costanzo, quien no dudó en grabar el diálogo que hoy se convirtió en su última entrevista.

Costanzo: “A mí me interesa su historia” Barreda: “A mí no” Costanzo: “Cuénteme por qué está en San Martín nada más. Eso sólo quiero saber” Barreda: “Porque yo estaba en General Rodríguez y de ahí vine a parar a San Martín” Costanzo: “¿Cómo está usted después de todo lo que pasó?” Barreda: “Bien” Costanzo: “¿Está arrepentido? ¿Qué siente hoy?” Barreda: “Son cosas que no quiero volver atrás con eso”En ese momento, el cuádruple femicida intentó dar por terminado el diálogo. Pero el periodista resistió: “Lo conozco hace mucho porque yo vivía en La Plata. Mi pregunta es esa: ¿qué piensa hoy Bareda?”. “Muchas cosas”, retrucó.

Costanzo: “¿Qué? Cuénteme que a mí me interesa”. Barreda: “No, no, no; es que a mí no me gusta revolver. Cuando uno revuelve mierda sale mal olor”. Costanzo: “Nunca lo escuchamos arrepentido”. Barreda: “No”. Costanzo: “¿No está arrepentido?”. Barreda: “No, me duele mucho”. Costanzo: “¿Hoy piensa en qué, Barreda?”. Barreda: “No sé”. Costanzo: “¿En sus hijas?”. Barreda: “No pienso en nada”.Mientras lo acompañaba en su caminata, el periodista le preguntó si vivía en San Martín. “Sí, vivo acá. Todos me conocen. Me tratan bien”.

Barreda: “Los vecinos me esperan, me llevan a un lado, a otro; me invitan”. Costanzo: “En ningún momento lo critican”. Barreda: “No, alguno lo hará”. Costanzo: “¿De salud cómo está?” Barreda: “Y... son muchos años”. Costanzo: “¿Piensa en volver a La Plata?”. Barreda: “Sí, en cualquier momento”. Costanzo: “Su casa está con el tema de remate por las deudas, ¿sabe eso?”. Barreda: “No”. Costanzo: “Los medios de comunicación sabe que están atrás suyo, ¿qué les diría a los medios que lo buscan?”. Barreda: “Que me dejen de hinchar las pelotas. No hay cosa que no sepan”.“Estoy muy arrepentido de lo que hice”, reconoció sobre el final de la nota, al tiempo que aseguró que si pudiera volver el tiempo atrás no cometería el crimen. “No quiero hablar más, no me entiende usted. La gente es pesada, es cargosa”, resistió el femicida.

Nadie me pregunta por el crimen porque son todos lo suficientemente cautos para no andar haciendo preguntas irritantes"

Irritado por las preguntas, Barreda le aseguró al periodista que nadie le pregunta sobre el cuádruple crimen. “Porque son todos lo suficientemente cautos para no andar haciendo preguntas irritantes”, amenazó, al tiempo que se despidió con un amenazante: “Usted me irrita ya”.