Más
Policiales

El camaleónico y temible Bebote: de Frankestein a Tangalanga, sus disfraces más impunes

Hoy se entregó en Avellaneda, investigado por extorsión al DT de Independiente, Ariel Holan. La historia del poderoso y disfrazado barra del Rojo.

27 Octubre de 2017 09:02
1552082140885

Fueron más de una decena de allanamientos, ordenados por la Justicia argentina y en los que intervino Interpol, que lo buscaba intensamente. El jefe de la barra de Independiente, Pablo Alejandro “Bebote” Álvarez, se entregó, con un bajo perfil, en la sede del Polo Judicial de Avellaneda, junto a su abogado Rubén Resnik. La historia del camaleónico barra de Independiente, que utilizaba disfraces para perpetuar la impunidad.

“Bebote” fue el hombre fuerte de la barra de Independiente. Más allá de su poderío en el club de Avellaneda, muchos lo recuerdan por una particularidad: sus disfraces, que lejos de hacerlo pasar inadvertido, lo volvían un franco sencillo de ubicar a la distancia. Días atrás, abordó al DT del Rojo, Ariel Holan, en plena autopista, para exigirle dinero para viajar al Mundial en Rusia el año que viene. La denuncia fue impulsada por el Ministerio de Seguridad bonaerense.

Un delincuente peligroso.

El barra se entregó esta mañana en Avellaneda, en medio de una intensa búsqueda que incluyó once allanamientos realizados en las últimas horas. En uno de ellos, en la localidad bonaerense de Berazategui, la Policía Bonaerense halló cuatro cheques por 50 mil pesos, casi 12 mil dólares, $6.900 y varios teléfonos celulares. Acorralado, hoy esperó la llegada de su abogado, que se encontraba en Italia, para entregarse ante la Justicia.

 

“Bebote” se encuentra a disposición del juzgado de Garantías N° 9, a cargo de Luis Carzoglio. Quedará detenido, investigado por el delito de extorsión y privación ilegítima de la libertad al DT del Rojo. Días atrás, Álvarez le dijo al programa Código de Barras que tuvo “una charla normal como tuve anteriormente”. “Me subí al auto de él, me subo al auto para que no nos saquen fotos y no comprometernos”, agregó.

V de Vendetta, pero versión brasilera. Bebote, en el último Mundial.

No es la primera vez que “Bebote” queda en la mira de la Justicia. Ya tuvo su paso por la cárcel, en 2014, cuando fue demorado por ocasionar incidentes en los tribunales de Avellaneda, mientras su defensa intentaba presentar un hábeas corpus a su favor. Todo ocurrió a semanas del Mundial de Brasil, al que intentaba viajar como uno de los líderes de Hinchadas Unidas.

Disfrazado de Frankenstein, con el rostro cubierto por un casco, o con una careta de V de Vendetta pintada con los colores de la bandera de Brasil. “Bebote” pretendía ocultarse - o acaso llamar más la atención - de las cámaras. Pese a todo, el jefe de la barra de Independiente tiene una restricción de concurrencia a estadios de fútbol por dos años, tal como informó el Ministerio de Seguridad a través del Boletín Oficial en agosto pasado.

Conferencia de prensa. Habla Bebote Frankenstein, en las puertas del estadio del Rojo.

La decisión se debe a las amenazas presentadas por otro líder barra del club de Avellaneda, “Loquillo” Rodríguez. Ambos se hicieron múltiples amenazas entre sí mediante las redes sociales, en el marco de una fuerte disputa que mantienen desde hace años. Antes, la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (Aprevide) les había prohibido a ambos el ingreso a las canchas en territorio bonaerense.

En julio de 2014, Bebote violó los controles que le impedían ingresar a ver el partido de la Argentina contra Suiza por el Mundial de Brasil. Se pintó el rostro de rojo y blanco y pudo acceder al estadio. Luego, subió una foto del “making of” a Facebook, con una frase alarmante: “Bebote 2 vs. PFA 0”.

Así pudo ingresar al estadio, en 2014, cuando lo tenía prohibido, en Brasil.

Dos años antes, “Bebote” protagonizó una guerra por las banderas del club, que habían sido secuestradas. El barra hizo un reclamo. La imagen de aquella tarde es recordada porque el barra se apareció por la avenida Mitre de Avellaneda, donde tiene sede el Rojo, con una máscara de Frankenstein. “Queremos paz”, repitió a los medios. Doce horas después, su abogada lo explicaba en una radio: “El de la máscara era él. No quiere que se conozca su cara. Tómelo como una humorada”.