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El caso Belsunce y otros cinco femicidios que siguen impunes

Los casos sin culpables. Desde el mediático crimen de Nora Dalmasso en Córdoba al femicidio de Lola Chomnalez.

20 Diciembre de 2016 08:43
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Con la absolución de Carlos Carrascosa, el femicidio de María Marta García Belsunce, asesinada el 27 de octubre de 2002, puede decirse que formalmente quedó impune.  Pero no es el único caso: hay otros asesinatos sufridos por mujeres que siguen sin resolverse.  

Los femiciio han tomado mayor visibilidad en los últimos años, gracias a la movilización que consiguieron que el tema se ubicara en la agenda de la sociedad.

Pero a pesar de la importancia de las movilizaciones y de la presencia de los crímenes de mujeres en los medios, los femicidios no han disminuido. Y lo que es peor, una enorme cantidad de crímenes permanecen impunes. Un repaso de algunos casos notables que sigue en el misterio.

Crimen en Uruguay

Lola Chomnalez tenía 15 años cuando fue asesinada cerca de la playa de Valizas, en el departamento de Rocha, en Uruguay, donde había ido a pasar fin de año en 2014 con una parte de su familia. Lola se fue a caminar por la playa el 28 de diciembre y su familia no supo nada más de ella, hasta que su cuerpo fue encontrado, dos días más tarde, semienterrado en la arena.

Lola Chomnalez tenía 15 años cuando fue asesinada.

La investigación estuvo en manos de varios jueces, pero ninguno consiguió dar con él o los asesinos. La desorientación fue tal que hasta en algún momento se se sembraron sospechas sobre su propia familia. Lola había viajado a Uruguay con su madrina y su pareja.

Entre las pertenencias de Lola encontrada se hallaron muestras de sangre, que no son de ella. Por eso el abogado que representa a su familia pidió que se realizara un cruce de ADN con todos los detenidos en las cárceles de Rocha y del Comcar, unos 3500 reclusos aproximadamente.

"Entendimos oportuno seguir profundizando en el único avance considerable en este caso, que es la relación del ADN encontrado con el crimen", dijo el abogado Jorge Barrera, al diario El Observador. Esa fue la última novedad del caso, que aún no fue resuelto por la Justicia.

Conmoción en Saladillo

Marisol Oyhanart tenía 38 años, cuando el 14 de abril de 2014 salió a caminar por un descampado en la ciudad de Saladillo, a unos 200 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. Fue asesinada y el crimen aún sigue impune.

El cuerpo de Marisol, que era maestra jardinera, fue encontrado en la mañana del 15 de abril, en una zona que había sido rastrillada por la policía el día anterior, por lo que se supone que el cadáver había sido "depositado" en el lugar.

"Los abogados Pablo Hawlena Gianotti y Walter Vaccarini, que asisten Sergio Rachit, el viudo de la víctima, están convencidos de que algunas autoridades policiales armaron una red para encubrir a quien es hasta ahora el único sospechoso firme de ser el autor de homicidio, un poderoso productor agropecuario de la zona, quien aún no fue llamado a declarar como imputado", informó en su momento el sitio Crimen y Razón.

"Los médicos que realizaron la autopsia concluyeron que Marisol murió ahorcada, pero también establecieron que fue torturada, posiblemente con el encendedor de un automóvil, ya que se encontraron quemaduras en la zona del pubis. La hipótesis es fue torturada y asesinada y luego su cuerpo fue guardado en algún sitio hasta que fue “encontrado” en la mañana del día 15 de abril", agregó el sitio.

La sospecha del viudo de Marisol es que el único sospechoso, un poderoso productor agropecuario de la zona, había repartido sobornos por 1,5 millones de dólares para repartir entre jefes policiales para encubrir el caso.

El caso Dalmasso

En pocos casos policiales se hicieron las cosas tan mal como en la investigación que siguió al asesinato de Nora Dalmasso. Una escena del crimen contaminada, vínculos con el poder que enturbiaron el camino a la verdad, un “perejil” acusado a las apuradas e implicaciones que alcanzaron a personas inocentes son apenas algunos de los escollos que hoy, a nueve años del crimen, hacen que prácticamente no se sepa mucho más que el día en el que el cuerpo de Nora, de 51 años, fue encontrado en su casa de Río Cuarto (Córdoba). 

Nora junto a su marido Marcelo y uno de los hijos de la pareja, Facundo. 

La mujer había sido estrangulada con un lazo realizado con el cinturón de una bata y un total insólito de 27 personas pasó por la escena del crimen, que terminó tan dañada que (por ejemplo) nunca se pudo determinar si la víctima había sido violada o tuvo relaciones sexuales consentidas.

Javier Di Santo, el fiscal que se hizo cargo del caso, saltó entre diferentes hipótesis y acusados con una gran desorientación. Primero pensó en un crimen derivado de un juego sexual violento, para luego hipotetizar sobre un amante despechado y eventualmente imputar a Gastón Zárate, un albañil que había trabajado en la casa de Nora y a quien ninguna prueba vinculaba con el crimen. 

 

De manera insólita y basándose en un perfil de ADN, al mismo tiempo Di Santo apuntó el dedo hacia Facundo Macarrón, el hijo de Dalmasso, para luego esbozar la idea de que el autor del crimen había sido un sicario colombiano. Facundo demandó al Estado por la acusación falsa, el fiscal terminó renunciando y fue reemplazado recientemente por Daniel Miralles, quien rescató una de las primeras hipótesis del caso. Así, el sospechoso vuelve a ser un empresario cordobés, aún no identificado, quien habría sido amante de Nora. 

 

Solange Grabenheimer

La imposibilidad de determinar con certeza la hora del crimen fue el punto que terminó haciendo desmoronar toda posible resolución en el homicidio de Solange Grabenheimer, ocurrido en el 2007. El 10 de enero de ese año, el cuerpo de la joven fue encontrado con puñaladas y signos de estrangulamiento al lado de la cama. Las miradas pronto se volvieron a una sospechosa lógica: Lucila Frend, amiga y compañera de vivienda de la víctima, que fue llevada a juicio.

Solange Grabenheimer (derecha) y su amiga Lucila Frend.

Pero fue allí donde la acusación se quebró. El médico forense de la Policía Bonaerense Eugenio Aranda, declaró que Solange había sido asesinada entre la 1 y las 7 de la mañana, horario en el que Lucila se encontraba en la casa. Pero el médico terminó siendo denunciado por falso testimonio: los abogados de la acusada adujeron que había declarado horarios distintos a lo largo de la causa.

El testimonio del médico legista Julio César Julián, subcomisario de la División Homicidios de la Bonaerense, favoreció aún más a Frend, determinando que Grabenheimer murió entre las 10 y las 13, cuando la acusada ya estaba en horario laboral. El resultado fue la absolución de Lucila en el juicio y, así, el crimen quedó sin culpables. 

 

Marianela Rago Zapata

Un acusado sobreseido y un auténtico callejón sin salida de pistas son los saldos, cinco años después del asesinato de Marianela Rago Zapata. La estudiante, proveniente de Tierra del Fuego, fue degollada y apuñalada brutalmente en su departamento el 28 de junio de 2010, mientras Argentina se colgaba de los televisores siguiendo el Mundial de Sudáfrica.

Marianela Rago Zapata tenía 19 años cuando fue asesinada. 

Una gota de sangre en el pantalón de Marianela, una huella digital en una lata de gaseosa, saliva masculina en una colilla de cigarrillo y una remera verde abandonada en la cocina son las pistas principales que jamás pudieron relacionarse con ninguna de las personas presentes en la casa de la víctima en la noche que ocurrió el asesinato, durante la cual la chica estuvo transitando una “previa” para ir a bailar. Tampoco corresponden a Francisco Amador, su ex novio, quien estuvo preso dos semanas por el caso y sumó tres sobreseimientos, ya que nunca se pudo probar ni siquiera que estuviera presente en la escena del crimen. 

 

La única conclusión a la que se llegó es que alguien subió con Marianela a su departamento esa noche luego de que la joven volviera de bailar, cometió el asesinato y se llevó el arma homicida, un reproductor de DVD, una notebook, un juego de llaves y el celular de la víctima. Pero la pesquisa está tan congelada que ha vuelto al punto cero: el último dato de la investigación es un comunicado pidiendo que, si alguien conoce algún dato que pueda esclarecer este homicidio se contacte con la Justicia o la Policía Federal Argentina (PFA).