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El comisario le dijo a la mamá de Espinoza que se quedara tranquila y tenía el cuerpo en el auto

A más de un mes del crimen, por primera vez la madre de la víctima declaró ante la fiscal de la causa.

por Agustina Acciardi

01 Julio de 2020 16:27
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Después de que se dictara la prisión preventiva por seis meses para los 9 policías y el civil acusados de haber privado de la libertad y luego asesinado en el paraje tucumano de Melcho al peón rural Luis Espinoza, en las últimas horas la madre del fallecido se presentó ante la fiscal del caso para declarar por primera vez.

Un poco más fortalecida, la señora reveló que durante 24 horas los policías de la comisaría de Monteaguado no quisieron tomarle la denuncia por la desaparición de su hijo, y que incluso en reiteradas ocasiones el comisario negó haber visto a Espinoza en el monte donde llevaron a cabo en operativo, aún cuando está comprobado que fue él quien cargó el cuerpo sin vida del trabajador en su propio auto, para luego llevarlo a la comisaría y más tarde arrojarlo por un barranco con la intención de hacerlo desaparecer.

El brutal hecho ocurrió el pasado 15 de mayo, cuando Espinoza y su hermano Juan Antonio volvían a caballo por la localidad de Melcho, y de un momento a otro, quedaron atrapados en medio un operativo policial para desarticular un carrera de caballos que se llevaba a cabo de manera ilegal.

Lo que se pudo reconstruir es que el caballo de Juan Antonio se asustó al escuchar disparos, y que por eso el hombre cayó al suelo, donde fue retenido por los agentes que estaban en el lugar. Desesperado, el peón rural pidió a gritos que dejaran libre a su hermano, y en circunstancias no muy claras todavía, Espinoza recibió un disparo en su hombro izquierdo, lo que terminó con su vida casi al instante.

Aunque dos de los policías acusados se quebraron y permitieron con su declaración saber lo que habían hecho con el cadáver, hasta ahora quien no había hablado con la fiscal era la mamá del peón, ya que los investigadores decidieron respetar el duelo de la mujer, y esperar a que estuviera mejor.

"Mi mamá declaró lo mismo que declaró el primer día que pasó todo: qué ella fue a Melcho cuando lo tenían a mi hermano y después fue a la comisaría de Monteagudo y el comisario le dijo que ellos no lo tenían, que se quedara tranquila y que capaz estaba en una casa vecina, a lo que ella le contestó que el no era un chico de salir sin avisar y menos de quedarse por ahí", explicó Betina Espinoza, una de las hermana de Luis, quien además agradeció a este sitio por no olvidarse del hecho.

En diálogo con BigBang, la abogada Cinthia Campos, quien representa a la familia de la víctima, contó que este martes Gladys Beatriz Herrera, y su hija, Thalía (una de las hermanas de Luis), declararon por primera vez y contaron que los policías de la comisaría de Monteaguado no quisieron tomarle la denuncia durante 24 horas.

"El día 15 de mayo, cuando mataron a Luis, su mamá fue a radicar la denuncia por su desaparición, pero en primer lugar fue a hacerla a la comisaría de Chicligasta (una localidad ubicada al sureste de la provincia de Tucumán), ya que es la que le correspondía por vivir en el paraje Rodeo Grande. Ahí la atendió un oficial de turno, que le dijo que no le podía tomar la denuncia, porque correspondía que la hiciera en Monteaguado", relató la abogada.

Según contó ante la fiscal la madre del trabajador, el oficial que la atendió incluso llamó a la comisaría de Monteguado para informar de la desaparición de Espinoza, y los oficiales le confirmaron que la denuncia debía hacerse allí, por lo que le indicaron al agente que el comisario estaba esperando a la familia.

De este modo, la familia del peón salió de Chicligasta hacia Monteguado, y a las 20 del viernes, llegaron a la comisaría, donde les informaron que el comisario Rubén Montenegro ya se había ido, pero que tenía pensado regresar el sábado a la mañana.

"Ese viernes los atendió la agente Gonzalez, quien les dijo que el comisario no estaba, y quien les pidió que regresaran al día siguiente, ya que debían pasar 72 horas para tomarles la denuncia. Además, les tomó los datos personales de Luis, y le dijo a la familia que el sábado podría encontrar al comisario", contó la letrada.

Desesperados por la desaparición de Espinoza, y sabiendo ya que Juan Antonio había sido esposado por los policías en medio del operativo, los hermanos y vecinos de Luis salieron a buscarlo por el monte, pero por mucho esfuerzo que hicieron, no encontraron ningún rastro del trabajador.

"El sábado fueron de nuevo a la comisaria para hablar con el comisario, y tras esperar, les tomó la denuncia a las 13 y se la comunicó a la fiscalía recién a la tarde, no fue de inmediato. Está claro que la demora fue con la intención de planificar, de no ser descubiertos y poder buscar una coartada", aclaró la abogada Campos.

Como la familia del hombre de 31 años sabía que algo raro había pasado, al principio guardaban la esperanza de poder encontrar al peón con vida, pero tres días después de iniciada la búsqueda, la mamá confesó que sentía muy adentro que su hijo estaba muerto.

Lamentablemente, en ese entonces Gladys Beatriz Herrera no se equivocaba, porque una semana después de haber desaparecido, el cuerpo de Luis fue hallado en el paraje Las Banderitas, en la frontera con la provincia de Catamarca, lugar al que los policías viajaron después de haber trasladado el cadáver del trabajador desde la comisaria de Monteguado.

Por el testimonio de los agentes que se quebraron, se pudo comprobar que Espinoza fue asesinado en el monte, y que allí mismo el comisario cargó el cuerpo en su propio auto, y que con ayuda de los otros oficiales hizo un cordón policial para que ninguna persona pudiera entrar a ver lo que había pasado.

"Ese viernes a la tarde, previo a la denuncia policial, la madre fue a ver lo que estaba pasando con Juan Antonio, pero no pudo ingresar porque había un cordón policial. Cuando los policías emprendían en regreso con el cuerpo de Luis, pasaron por enfrente de la madre, e incluso el comisario bajo el vidrio y le dijo mirándola a la cara, que se quedara tranquila, que ya había ordenado liberar a Juan Antonio y que no tenía de qué preocuparse", contó Campos, quien manifestó a este portal sentirse aún conmocionada por la actitud que mantuvieron los oficiales.

Los policías que se quebraron, son los mismos que circularon en el auto del comisario, y quienes además de haber presenciado esta situación, indicaron también que al volver del operativo, el comisario Montenegro pasó por la casa de un ex policía y aprovechó unos minutos para conversar con él, antes de dirigirse hacia la comisaría.

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Según la letrada Campos, la declaración de la madre del trabajador complica aún más la situación de los detenidos, sobre todo porque revela la impunidad con la que actuaron, ya que bloquearon caminos para que nadie pasara al lugar del crimen, lo que les permitió tener casi una hora para ocultar las pruebas en su contra.

"Los cabos manifiestan que el comisario los amenazó para que no dijeran lo que pasó y que les dijo que estaban todos en la misma bolsa, que todos iban a caer presos, así que de alguna manera todo a punta a que desde el primer momento jamás tuvieron la mínima intención de hacer lo que correspondía", comentó la abogada.

El avance de la causa

Hace dos semanas, el juez Mario Velázquez, del Centro Judicial Monteros, dictó la preventiva por seis meses para los acusados, a quienes los imputó provisoriamente por el delito de desaparición forzada de persona con resultado de muerte y privación ilegítima de la libertad en concurso real.

Sobre esto, Campos indicó que cuando la investigación sea elevada a juicio, pedirá que la caratula se cambiada por "homicidio doblemente agravado", ya que todo indica que Espinoza falleció en el lugar, por lo que no se trata de una privación ilegítima de la libertad.

Del mismo modo, sostuvo que aunque la causa avanza muy rápido, todavía falta conocer el resultado de la pericia telefónica, la cual podrá aportar algunos datos respecto a las comunicaciones que mantuvieron los oficiales tras el asesinato.

El dolor de la familia

"Ellos extrañan mucho a Luis. Es muy difícil reprogramar una vida sin la presencia de él, que era el sostén en el sentido familiar, más que económico, porque era jornalero, pero sí era sostén emocional y cabeza de familia", contó la letrada, y agregó además que pese a que no sabía leer ni escribir, Espinoza se esforzaba porque sus seis hijos tuvieran una vida mejor, y estaba siempre pendiente de que los chicos hicieran las tareas escolares y ayudaran en la casa a su madre.
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