04 Agosto de 2022 16:41
Durante 20 días, el gendarme Gustavo Elorrieta, oriundo de Corrientes, estuvo desaparecido desde el 10 de julio. Tras la denuncia de Gendarmería y una búsqueda de las autoridades policiales, el cuerpo del hombre fue encontrado el 29 de julio, dentro de un aljibe, en un descampado de la localidad de Roldán, ubicado en la intersección de Manuel Dorrego y Camino de los Gauchos, en Santa Fe.
En las primeras horas, los investigadores pudieron determinar que el 10 de julio, el gendarme había viajado desde Buenos Aires a Roldán para visitar a sus hijos, una nena de 11 años y un adolescente de 17. Ese día también se comunicó con quien era su actual pareja para comentarle que había llegado y que había tenido un encuentro con sus dos hijos. Después de eso, no se supo más nada de él.
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Según Stella Maris, la hermana del gendarme, el hombre había viajado en su auto. “Él viajó con su Volkswagen Bora gris. Lo último que sabemos es que avisó a su pareja actual que había llegado a destino y que se encontraba con sus hijos. Eso fue el 10 de julio a las 23:00. De ahí en más no sabemos más nada”, diría unos días después.
La Policía cruzó datos y confirmó que la última señal de su celular apareció por última vez en Santa Fe y así confirmaron que había llegado hasta ahí. Después de eso, comenzó la búsqueda en la zona. El día 25 de julio, las autoridades de Gendarmería Nacional llamaron a la familia de Gustavo para consultarle por qué no contestaba los llamados ni se había presentado a trabajar. No tenían respuesta. Entonces visitaron su viviendo en Buenos Aires y constataron que no había nadie. Así realizaron la denuncia.
Hasta ese momento, la Policía tenía un solo dato: su auto había aparecido volcado en un camino que termina en el cementerio de Roldán. Adentro del bául había manchas de sangre. Pertenecían al gendarme. Alguien se había encargado de matarlo. Días después, las miradas apuntaron a su ex pareja, la madre de sus dos hijos. Cuando allanaron la vivienda, encontraron restos de sangre. El 29 de julio, encontraron el cuerpo del hombre en un aljibe.
Un par de días después confirmaron que el ADN que había en la casa de la ex mujer correspondía al gendarme. Tras la autopsia, determinaron que había sido asesinado a golpes en la cabeza con un objeto contundente. Por la forma de las heridas, se trataría de una maza.
Un crimen sanguinario
Ahora la investigación apunta directamente a dos familiares directos del hombre y a otros dos hombres. Según la fiscalía, la ex esposa, su hijo de 17 años y dos amigos drogaron y mataron a mazazos a Elorrieta. Después tiraron el cuerpo en el aljibe para intentar borrar las huellas y simularon que había volcado con su auto.
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Según el Ministerio Público de la Acusación (MPA) creen que primero le dieron un sedante o algún tipo de droga para dormirlo. Creen que no lo atacaron cuando estaba despierto ni de pie. “Tiene que haber estado sentado o inmovilizado”, dijeron desde la Fiscalía. Y completaron: “Él medía casi 2 metros y pesaba cerca de 130 kilos. No lo atacaron así nomás”.
En cuanto a los motivos que llevaron a asesinar al hombre creen que la decisión estaría vinculada a que el hombre se iría a vivir a Buenos Aires con su nueva novia. En ese sentido, el fiscal Adrián Spelta, cree que su ex esposa y su hijo se enteraron de la decisión del hombre hace varios meses y armaron un plan para matarlo.
En ese punto, apuntan a Mercedes Encina Flores, de 47 años, como el “cerebro” del crimen del comandante. Y determinaron que el hombre no opuso resistencia porque lo drogaron y, una vez indefenso, lo atacaron a golpes en la cabeza que le causaron múltiples fracturas de cráneo.
Además ahora investigan si hubo movimientos en la cuenta bancaria del gendarme en los días de su desaparición. Por otra parte, los investigadores creen que uno de los acusados, llamado Mario Luis Faetani, tenía algún tipo de relación íntima con alguien de la familia ya que “dormía en la casa”. Los cuatro detenidos están detenidos y están acusados de coautores de homicidio triplemente calificado por el vínculo, con el concurso premeditado de cuatro personas y por alevosía.