El dolor y la confusión por el brutal crimen de Felipe Romero, el niño uruguayo asesinado por su ex entrenador de baby fútbol, aún permea a sus familiares y amigos.
Familiares, amigos y vecinos acompañaron a la madre de Felipe (Foto: Ricardo Figueredo/ElPais.uy).
El funeral del pequeño, hijo del ex futbolista Lucho Romero, fue permeado por la tristeza. Más de 1000 personas se acercaron al cementerio de Maldonado para despedir los restos del pequeño.
El cariño del pueblo
Según relató el diario El País, la madre de Felipe, Alexandra Pérez, estuvo acompañada por su hija mayor, de 13 años y de varios familiares. Varios compañeros de la mujer, que es policía, también se hicieron presentes en el velorio, además de vecinos de la ciudad conmovidos por el caso.
Los asistentes al funeral despidieron a Felipe con flores.
La maestra de Felipe, mientras tanto, asistió al funeral a pesar de haber sido internada ayer a causa de una crisis de nervios.
A pesar de que el responso estuvo dominado por un profundo silencio, varios improperios dirigidos a Fernando Sierra, el asesino del niño, pudieron escucharse esporádicamente.
La investigación continúa
Sierra se suicidó luego de matar a Felipe de un balazo y la autopsia confirmó que el pequeño había sido abusado sexualmente del niño en los meses previos al hecho.
En este punto, la jueza que investiga el caso, Adriana Morosini, explicó que si bien el informe forense primario revela un probable abuso, el mismo no sería reciente. Además, advirtió que con las pruebas disponibles por ahora aún no se puede determinar que Sierra sea el autor del mismo.
Morosini también confirmó que citará a declarar a varias personas buscando esclarecer el hecho. Entre ellas, estarán la madre de Felipe, la psicóloga que elaboró el informe de la mano del cual Alexandra decidió prohibirle a Sierra que viera a su hijo, las maestras y la directora de la escuela a la que asistía el niño y, eventualmente, su padre.
Mientras tanto, el Consejo de Educación Inicial y Primaria determinó que hoy no habrá clases en la escuela en la que estudiaba Felipe, pero que sí permanecerá abierta. Allí, habrá psicólogos y asistentes sociales para contener e invitar a la reflexión a padres y alumnos que quieran acercarse.