por Alejo Paredes
05 Julio de 2023 11:15María Agustina Fernández falleció el 5 de julio del 2022 a causa de las graves lesiones que sufrió su cuerpo: los médicos del Hospital Pedro Moguillansky le habían diagnosticado muerte cerebral por el salvaje ataque que había recibido la noche del 2 de julio en un departamento en Cipolletti. La estudiante de medicina de 19 años fue asesinada a golpes de manera feroz y a un año de aquel femicidio, la Justicia tiene a un sólo sospechoso en la mira: Pablo Parra, el dueño de la casa.
El hecho ocurrió aquel sábado, entre las 19 y las 22 horas, en una casa ubicada en la calle Confluencia al 1300. Allí estaba Agustina, totalmente sola, esperando que Parra volviera. Según la investigación, el hombre había salido -sin su celular- a comprar la comida. En ese momento, según declaró, delincuentes entraron en el domicilio, la golpearon salvajemente y escaparon con los celulares de ambos y aproximadamente 1000 dólares que estaban en el lugar.
La fiscalía sospecha que la estudiante de medicina se habría defendido del ataque, porque sus manos tienen marcas compatibles con un intento de resistencia. De hecho, la mano izquierda de la estudiante estaba quebrada producto los golpes que recibió. Cuando el dueño de la casa finalmente "volvió" con la comida en la mano -de acuerdo con su primer relato ante las autoridades- se encontró con la espeluznante escena.
La joven de 19 años se hallaba totalmente desfigurada, rodeada de sangre y completamente inconsciente en el piso. Rápidamente dio aviso al 911 y una ambulancia la trasladó al hospital más cercano, donde fue sometida a toda clase de pruebas, sobre todo de presencia de reflejos, para determinar la presencia de actividad cerebral, algo que fue descartado con un último estudio. "Desgraciadamente hoy tenemos que decir que no", había dicho la directora del hospital.
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Al principio, la principal hipótesis que se investigaba era la de un robo, aunque los fiscales "no descartaron" en ningún momento otras hipótesis u otros posibles móviles del ataque. Parra, un trabajador petrolero, de 37 años, fue la última persona que vio con vida a Agustina. De hecho, de acuerdo con las autoridades estaban manteniendo una relación sentimental desde hacía dos meses.La joven estudiante pampeana había llegado a Cipolletti para estudiar medicina en la Universidad Nacional del Comahue. Soñaba con ser cardióloga. Ese sábado, Parra salió del departamento en el que vive en la planta baja del edificio situado en Confluencia al 1300 y, por ahora, solo un vecino lo vio abandonar el inmueble. Las cámaras del complejo habitacional no funcionaban, así que e su salida no quedó registrada.
Según relató a la policía, en su departamento había quedado Agustina. Planeaban cenar juntos, cuando regresara de comprar bebidas y de llevar una churrasquera a la casa de su padre. Una hora más tarde, al regresar a su departamento, Parra encontró -según dijo- a la joven estudiante en el piso de la cocina-comedor. Apenas respiraba. A las 20.20 en la central de emergencias del 911 se recibió un llamado en el que se solicitaba una ambulancia.
Pero si bien Parra no aparecía como sospechoso, los investigadores policiales y judiciales se enfocaron a verificar qué hizo, dónde estuvo y con quién se encontró durante los 60 minutos que transcurrieron desde que salió de su departamento hasta que regresó al edificio. No se llevó su celular. Desde el comienzo hubo cuatro líneas de investigación para esclarecer este crimen.
Recién el 31 de julio, casi un mes después del hecho, la carátula fue cambiada a femicidio, un encuadre que -además de colocar el foco en la muerte violenta de una mujer por razones de género- supone mayores precauciones sobre la escena del hecho y su conservación. La querella sostiene que se perdieron pruebas relevantes y otras que se "dejaron pasar" al considerarse el hecho como un simple robo.
En diálogo con BigBang, Silvana Cappello sostuvo que "hubo mucha saña y se subestimó la situación". Como parte de la investigación, los agentes del Ministerio Público revisaron más de 200 horas de grabaciones de las cámaras de seguridad de la zona hasta que finalmente dieron con un "sospechoso" del que nunca se supo su identidad ni paradero.
Desde la UFT1 de Delitos contra las Personas que conduce el fiscal Martín Pezzetta subrayaron que resultaba "de suma urgencia y relevancia ubicarlo para avanzar en distintas diligencias procesales”. Para ello, el Ministerio Público Fiscal de Río Negro difundió el identikit de un hombre que habría estado en cercanías del lugar del homicidio. Se trataba de un hombre de entre 20 y 30 años, mide entre 1.60 y 1.70 metros, es de tez blanca y cabellos oscuro.
Sin embargo, nada de eso sirvió y la mirada de la Justicia se volvió a posar sobre Parra, quien en diciembre del año pasado fue detenido como sospechoso del femicidio luego de que los investigadores analizaron "cientos de horas" de filmaciones de cámaras de seguridad y procesaron el resultado de "numerosos peritajes", entre ellos un estudio de ADN y un informe sobre las comunicaciones realizadas por el joven al momento del crimen de la estudiante universitaria pampeana.
Pero la visión que tenía para con él el fiscal "cambió" a partir de los resultados forenses que recibió y que volvieron a apuntar sus miradas sobre el "amigo" de Agustina. De hecho, la Fiscalía encabezó dos allanamientos: uno en el domicilio en el que residía Parra -el mismo en el que fue hallada asesinada la estudiante universitaria- y otro en el que viven sus padres.
A su vez, el equipo policial conformado especialmente para el caso "analizó cientos de horas de videos de cámaras de seguridad públicas y privadas", que permitieron corroborar si era cierta o no la coartada de Parra. “Hace un año a esta hora la mataste, vos y los cómplices. Una bestia nos aniquiló, se detuvo el mundo para una familia entera. Señoras y señores jueces, ¿Podrá mi hija descansar en paz en algún momento? ¿Podremos hacer el duelo sin tener que salir a gritar justicia? Vengan, acá les presto mis zapatos”, expresó a través de las redes sociales la mamá de la víctima, a un año del femicidio.
Luego de agonizar durante casi cuatro días, la joven estudiante pampeana falleció a raíz de la golpiza que le propinó su asesino. En el aniversario de la trágica pérdida de su hija, la mujer compartió un video muy emotivo que muestra el momento previo a la donación de sus órganos. El 2 de julio una bestia nos aniquiló, se detuvo el mundo para una familia entera. Esto fue minutos antes de tu ablación de órganos, es el vídeo más triste que vi en mi vida y el momento de mayor orgullo porque ya en otro plano continuaste haciendo el bien...señores y honorables jueces, ¿podrá mi hija descansar en paz en algún momento?", se preguntó Silvana envuelta en dolor.
En diálogo con este sitio, la mamá de Agustina afirmó que siempre sospechó de Parra. "En todo momento insistí en fiscalía que si a ella le habían robado solamente un teléfono no podía ser tal la agresividad que ella había recibido en su cabeza. Yo ya sabía el interés que este señor de 37 años tenía con ella pero la verdad que jamás uno se imaginaría semejante agresividad. Él estaba muy interesado en ella, se le hacía el tío, el ayudante, estaba constantemente a las necesidades y se aprovechó. Se que Agustina se defendió. Obviamente era flaquita contra este agresor, obviamente no pudo. La atacó por detrás", dijo.
Y sentenció: "No necesito que el perito me lo diga, me di cuenta lo sentí y lo presentí. Ahora la justicia tiene que hacer su trabajo. Obviamente que es él, no hay otra posibilidad. Por eso el día que más lloré fue cuando publicaron el identikit porque no lo creía. No creía en la postura del robo. Pero pasó el tiempo, y gracias al trabajo en conjunto con el perito Eduardo Prueger, por parte nuestra, con el trabajo en conjunto con la fiscalía y mi insistencia. porque si me hubiese acostado a dormir y llorar como todos querían, hoy todavía estaríamos buscando un posible robo, que todos sabemos que no fue así. Lo único que yo pido es perpetua. Es la mínima justicia que Agustina se merece".