Un macabro misterio se tornó la muerte de María Teresa “Taty” Valente, la mujer de 62 años que fue encontrada sin vida al borde de la pileta de su casa. Primero se especuló con que su muerte era un suicidio, pero luego de la autopsia quedó en evidencia que su muerte había sido producto de un homicidio.
Taty murió en la madrugada del sábado pasado "por asfixia mecánica y sofocación", según consta en la autopsia. Su asesino cometió el crimen sin dejar ni un rastro, no robaron nada, los vecinos no escucharon nada y las puertas y ventanas no estaban forzadas.
La pileta donde encontraron sin vida a Taty Valente
Y no es un dato menor que el crimen haya sucedido en Parque Leloir, uno de los barrios más exclusivos y fortificados -no sólo del partido de Ituzaingó sino del país-, elegido por muchos famosos, como el Indio Solari y Moria Casán, precisamente por su seguridad y el resguardo que ofrece para su intimidad.
Fue encontrada por su empleada doméstica a las diez de la mañana, cuando llegó para trabajar. Encontró el cadaver recostado al lado de la pileta, y de inmediato pidió ayuda a los gritos a los vecinos y llamó a la Policía.
Sola en casa
Taty vivía en el caserón de dos pisos del exclusivo Parque Leloir con Omar, su hijo más grande, que esa noche se había ido a dormir a lo de su novia y, según declaró ante la policía, se enteró de la muerte de su madre el sábado por la mañana.
Se había separado de su marido, el empresario gastronómico Pedro Omar Geraige, a principio de año y el hecho había deprimido a Taty, que estaba bajo un tratamiento psiquiátrico.
Ningún vecino de la casa de dos plantas escuchó algo extraño durante la noche del crimen.
Por esto mismo, las primeras hipótesis oscilaban entre "muerte natural" y "suicidio" por una sobredosis, accidental o no, de calmantes.
Sin embargo, ambas teorías quedaron en la nada cuando el informe de la autopsia determinó que Valente había muerto por asfixia mecánica y sofocación. O sea que no la dejaron respirar mediante algún mecanismo.
Además, los resultados que recibió la fiscal María Laura Cristini, a cargo de la UFI descentralizada 2 de Ituzaingó, indicaron que el asesino presionó el cuello de la víctima con tal fuerza que lesionó sus dos arterias carótidas.
El asesino no dejó ni un rastro, y ninguna entrada fue forzada.
Los médicos determinaron además que la mujer presentaba alguna lesión en la parte interior de los labios, compatible con lesiones que le pudieron haber producido los dientes tras una fuerte presión exterior, como por ejemplo con una mano, y rasguños leves en otras partes del cuerpo.
¿Conocía a su asesino?
Según los peritos, ningún acceso de la vivienda estaba forzado o mostraba signo de haber sido violentado. Esto hace pensar a los investigadores que la víctima conocía a su asesino, y si no lo conocía lo dejó pasar por su propia voluntad.
En la casa, además, no se encontraron signos de pelea, forcejeos o situación violenta. Tanto es así que todos los vecinos declararon no haber escuchado gritos, riñas o nada extraño o que les pudiera llamar la atención.
La casa de Parque Leloir donde fue encontrada muerta Taty Valente.
Ahora la fiscal ordenó requisar y las cámaras de seguridad del municipio que están en la zona de la casa de Parque Leloir, en Udaondo al 3400, y también las de un vecino. La vivienda de la víctima tenía alarma, pero no cámaras de seguridad.
"Nadie escuchó gritos ni aportó nada importante. Hay que tener en cuenta que allí son casas y quintas con predios de parque amplias, por lo que es más difícil que se escuchen gritos o pedidos de auxilio", dijo una fuente de la investigación a Telam.
El Indio Solari, el vecino de la víctima que hizo de Leloir su fortaleza
Carlos Alberto “El Indio” Solari pasa sus días refugiado en su quinta de más de 10 mil metros cuadrados, Haras Miryam. Tras revelar que padece una enfermedad que lo mantendrá alejado de los escenarios, vive en una casa diseñada como un antiguo criadero de caballos (de ahí el nombre haras) y aún conserva el antiguo casco histórico del lugar, en Parque Leloir.
Cuentan quienes lo conocen que el cantante vive obsesionado con su seguridad. Además de algún ladrón, cree que algún fan puede llegar a matarlo, según reveló a BigBang un músico que lo visitó varias veces en los últimos tiempos.
Imagen de la casa del Indio Solari vista desde afuera.
La misma fuente explicó que el Indio le mostró una habitación con varios televisores que mostraban las cámaras de seguridad de la quinta, mientras no paraba de mirar todos los movimientos. El momento más incómodo, según relató, fue cuando uno de sus músicos se dio cuenta que se había olvidado una guitarra en el auto y, para salir a buscarla, tuvo que hablar con los guardias para poder llegar hasta el estacionamiento que se encuentra dentro de la misma propiedad.
Lo cierto es que al ex líder de Los Redondos siempre le gustó el perfil bajo. De hecho, cuentan sus vecinos que el Indio suele “salir disfrazado” a la calle. No es que se viste de payaso ni de Spiderman, pero siempre intenta tapar su cara con gorras, bufandas, anteojos o cualquier cosa con la que pueda camuflar su identidad.
Su mujer, Virginia, comentó alguna vez a la revista Rolling Stone la fobia social de su marido: “A éste ya no lo puedo sacar a ningún lado”, había revelado hace 10 años, allá por el 2005.
Por la esquina de la cuadra, hay una segunda entrada a la casa del Indio Solari.
Sus animales
Al Indio le gustan mucho los perros, y tiene varios ovejeros alemanes, su raza preferida. “Yo quiero un boludo que me dé pelota, que lo llame y venga (...) que laburen de perro, que ladren si hay alguien. Por eso me gustan los perros y me gustan mucho los ovejeros”, contó.
Por otro lado, pasa sus horas cumpliendo una rigurosa rutina, como un oficinista más, dentro de un estudio de grabación que construyó en su propia casa. Allí ensaya, compone y se inspira para armar la base de lo que serán sus nuevos temas. Hace ya varios años que en Haras Miryam funciona el estudio Luzbola, donde cumple con su trabajo con una rigurosidad inquebrantable. Compositor, músico y “hombre de ideas”, como se define, se dedica a escribir en la soledad del local.
Luzbola está separada de la casa principal por un estacionamiento, a tan solo metros de la puerta principal y del cuarto donde duerme. En la planta baja del edificio está la sala musical, y en un primer piso funciona una especie de departamento donde almuerza y descansa.
Desde la calle se puede ver la parte de atrás de la casa, y el estudio Luzbola.
La casa, no ostenta lujo, tiene un estilo moderno pero sobrio, con paredes blancas, adornos en metal cromado y con una estética particular.
Dos cuestiones sorprenden en el interior de su refugio: no tiene nada de su obra en su gran biblioteca musical, y, por el otro, en el cuarto donde guarda las herramientas de jardín tiene en la puerta un vidrio de vitró con la imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Una imagen que lo acompaña diariamente, más ahora que lucha contra su “grave enfermedad”, como él mismo la definió.
Moria Casán, la hija predilecta de Parque Leloir
Lejos del mega caserón del ex líder de los Redondos, la vivienda de la jurado del Bailando es una casa de 300 m2 construida sobre un terreno de 1000 m2.
Es íntegramente blanca, y matiza de manera armónica con los accesorios de la casa, todos en la gama de los pasteles.
Moria Casán y su perro Cristóbal, en la pileta de su casa de Parque Leloir.
Sin embargo, la exclusividad y la seguridad de Parque Leloir fue puesta en duda en 2008, cuando Casán sufrió un violento asalto en su casa: cuatro delincuentes armados y encapuchados le robaron cinco mil dólares y valiosas joyas.
"Entraron a la habitación con las caras tapadas y apuntando a mi empleada. Yo estaba durmiendo con Andrés (su novio de aquel entonces) y nos despertaron así", había contado luego del robo.
Según había explicado Moria, quien vive desde hace 28 años en su casa de Leloir, se dieron una serie de elementos que favorecieron el accionar de los maleantes, entre ellos que el sistema de alarma estaba siendo modificado por estos días y el jefe de la custodia de la diva no estaba hoy en el lugar.
Sin embargo, el robo no amedrentó a Moria y en 2012 fue una de las fervientes opositoras a una propuesta del intendente de Ituzaingo Alberto Descalzo, quién por ese entonces propuso hacer un cierre progresivo del barrio y permitir que los vecinos instalen canteros u obstáculos en las calles para el paso de vehículos.
El frente de la casa de Moria Casán en Parque Leloir.
"La idea de cerrar los accesos con maceteros, me parece ridícula", había dicho en una entrevista a la revista Pronto: "No creo que se solucione con maceteros. Acá hay gente a caballo custodiando la zona, está la comisaría que funciona muy bien y que yo sepa cada uno de los vecinos de este barrio tiene su alarma y su empresa de seguridad que los cuida".