28 Julio de 2016 15:03
El femicida Fernando Farré, que el 21 de agosto de 2015 asesinó de 74 puñaladas a su ex esposa Claudia Schaefer en el country Martindale de Pilar, quedó a un paso del juicio oral. "Fue un femicidio de manual", dijo la fiscal del caso, Carolina Carballido Calatayud.
"Actuó por celos, ira y revancha", dijo la titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Especializada en Violencia de Género de Pilar, que dio por terminada la instrucción y presentó su requerimiento de elevación a juicio ante el juez de Garantías 6 de ese distrito, Nicolás Ceballos.
Le imputó a Farré (53), ex gerente general de la empresa de cosméticos Coty, el delito de “homicidio doblemente agravado por el vínculo y por haber mediado violencia de género”, calificación con la que podría ser condenado a la pena máxima del Código Penal: prisión perpetua.
Farré podría ser condenado a prisión perpetua.
El femicida narcisista
Farré es acaso protagonista de uno de los últimos femicidios que ocupó la tapa de los diarios. El 21 de agosto de 2015 asesinó de 74 puñaladas a su ex esposa Claudia Schaefer en el country Martindale de Pilar. La mujer había ido a retirar viejas pertenencias de la casa en la que vivía su ex esposo y sus hijos.
La imagen del odio.
Farré junto a la víctima.
Farré ya había amenazado tiempo antes a su ex mujer. Según las pericias, su personalidad es "de estilo narcisista, con rasgos psicopáticos y paranoides" y se destaca que su manejo de la agresividad es "insuficiente e inapropiado". Además, según el informe, no existe en él "exteriorización de vivencias de angustia ni arrepentimiento".
La mente del asesino
Los peritos confirmaron que Farré comprendió la criminalidad de sus actos según los resultados de las pericias psiquiátricas y psicológicas que se le realizaron, los cuales fueron difundidos hoy.
Fernando Farré actuó con "ira, celos y resentimiento".
El informe fue confeccionado luego de dos meses de análisis por especialistas de la Asesoría Pericial de San Isidro y concluyó que el femicidio de Schaefer "respondió a una etapa reflexiva por parte del victimario y reconoce un ánimo preexistente de malestar, ira, celos o resentimiento que actuó persistentemente sobre su personalidad y que culminó en la descarga motora delictiva".
En la pericia psicológica, se afirma que Farré interpretó las denuncias de violencia por parte de la víctima, el establecimiento de una medida de exclusión del hogar y el retiro de sus pertenencias del domicilio conyugal "como una vejación y provocación, habiéndolo vivido como una emboscada y una revancha".
Farré cubierto de sangre, fotografiado luego de ser detenido momentos después del crimen.
La personalidad del acusado es descrita, así, como "de estilo narcisista, con rasgos psicopáticos y paranoides" y se destaca que su manejo de la agresividad es "insuficiente e inapropiado". Además, según el informe, no existe en Farré "exteriorización de vivencias de angustia ni arrepentimiento".
El femicida y la víctima, Claudia Schaefer.
Los resultados de la pericia destacan que, al momento del hecho, el empresario "no padecía insuficiencia de sus facultades o alteración morbosa de las mismas, o estado de inconsciencia que le impidiera comprender la criminalidad de sus actos", por lo cual el argumento de emoción violenta que esgrimía su defensa queda invalidado.