Luego de que el escribano Ricardo Baladía fuera detenido este miércoles a la noche tras haber sido encontrado mientras tiraba los restos del cuerpo de su supuesto jardinero al Río Luján, en las últimas horas la autopsia realizada en el cuerpo de la víctima determinó que murió tras ser acuchillado, y no por disparos de arma de fuego, como dijo el imputado.
Tras realizarse las primeras pericias necesarias, la fiscal del caso solicitó que el acusado sea llevado hoy a la fiscalía para declarar sobre el crimen, por lo que en las próximas horas se conocerán los detalles de su indagatoria.
Por el momento, la carátula de la causa es “homicidio simple”, y por esto, Baladía fue trasladado esta mañana desde la Comisaría Luján 1a. hasta la Fiscalía Descentralizada para ser indagado por la doctora Mariana Virginia Suárez, aunque al cierre de esta nota, no hay todavía novedades concretas de su declaración.
Por su parte, el Ministerio Público informó en las últimas horas que “la víctima falleció producto de una herida de arma blanca a la altura del tórax que afectó corazón y vasos vitales".
El arma homicida podría ser un cuchillo tipo Tramontina, y en base a estos primeros resultados, se cree que el imputado habría procedido al desmembramiento con un hacha o sierra luego del deceso.
Sobre esto, los forenses le dijeron a la fiscal que les llamó la atención la cantidad de lesiones post mortem detectadas y consideraron el hecho como una obra "morbosa", que demuestra "odio" y que es producto de "una mente perturbada".
Baladía en un primer momento declaró haber matado de dos balazos a su supuesto jardinero porque lo encontró robando en la escribanía, aunque ahora deberá explicar también por qué dijo entonces que lo asesinó de varios disparos con un arma de fuego, cuando no fue así.
El crimen
El hecho fue descubierto en la noche de este miércoles por un vecino de la zona, que al ver movimientos extraños en el camino paralelo al río que, rápidamente se comunicó con un funcionario de la Secretaría de Protección Ciudadana, quien alertó a la Policía que envió un móvil a la zona y se encontró con un sujeto arrojando al río un cuerpo y una valija.Al llegar al lugar, los efectivos policiales observaron un BMW con manchas de sangre y al bajar las escaleras que conducen al río, vieron a un hombre que al advertir su presencia arrojó “algo al río” y también una valija. Y al alumbrar con sus linternas, los efectivos se dieron cuenta de que se trataba de “la parte superior de un cuerpo”.
Al ser descubierto, el escribano rápidamente intentó escapar, pero a los pocos metros lograron reducirlo y establecer que se trataba de un hombre oriundo del partido de Morón.
A su vez, trascendió que en su poder se hallaron más de 20.000 dólares y un DNI a nombre de Miguel Alejandro Pereyra, de 41 años y con domicilio en Castelar. Por esto mismo, se cree que la víctima era el jardinero del imputado, ya que en una declaración que brindó a la Policía confesó que mató al hombre a balazos y luego lo descuartizó tras descubrirlo robando dentro de su escribanía.
En un principio, el escribano dio varias versiones extrajudiciales contradictorias respecto a quién era el fallecido, ya que primero dijo que era una mujer y luego le confesó extraoficialmente a la Policía que era un hombre.
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Ante esta situación, la fiscal Suárez ordenó allanar la escribanía de Baladía, ubicada en la calle Almirante Brown 1085, de Morón, que se cree que fue la escena primaria del crimen, ya que se encontraron manchas de sangre y se secuestraron vainas servidas, un cuchillo y una hidrolavadora.También se allanó la casa del imputado, ubicada a tres cuadras de la escribanía, en Santa Fe 1089, y según confirmaron fuentes de la causa, el escribano había realizado una denuncia ante la Justicia de Morón por un faltante de dinero, pero dirigida a una mujer.
Por su parte, Mariano, el hermano de la víctima, se mostró muy dolido con la situación, y en comunicación con Cortá por Lozano, dijo que teme que el acusado se haga pasar por enfermo mental para no ir a la cárcel
"Dicen 10 mil cosas de mi hermano, pero están hablando sin saber. El escribano planificó la muerte de mi hermano. Tengo miedo de cruzármelo en la calle, más por lo que hizo", se lamentó.