12 Julio de 2021 13:55
Domingo 11 de julio de 2021. Esa fecha será inolvidable para Alejandro Salaverry. El turno para recibir la vacuna contra el coronavirus le había llegado unos días antes. El lugar indicado era el Museo del Mar, en avenida Félix U. Camet y López de Gomara, en Mar del Plata. Hasta ahí con la certeza de que comenzaría a vivir más tranquilo en medio de la pandemia. Lo que no sabía era que a su alrededor se montaba un operativo policial.
Hasta ese momento, Salaverry había estado prófugo de la Justicia durante 17 años. En primer lugar, por estar acusado por el crimen de un policía en 2003. En segundo, por otra causa por tentativa de homicidio en Morón, que ocurrió hace tres años. La Policía de la provincia de Buenos Aires recibió el alerta cuando pidió el turno para recibir la vacuna.
Pero los secretos de su prontuario son mucho más oscuros. El arresto de Salavarerry en el Museo del Mar sorprendió a todos los presentes. Y a él también. No podía entender que los policías se habían disfrazado de enfermeros para capturarlo. Otros simulaban esperar la vacuna en una falsa fila.
Tras recibir la primera dosis de la vacuna Sputnik V, aguardaba en uno de los salones, cuando los agentes le avisaron que, desde ese momento, quedaba detenido a pedido de la Justicia de Morón por la causa de 2018. Después de eso, fue trasladado a la comisaría.
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La causa que se tramita en la fiscalía N°5 de Morón está a cargo del fiscal Claudio Oviedo, y el acusado fue trasladado para ser indagado. En cuanto a la causa, las fuentes judiciales explicaron sobre el hecho: "Ocurrió en Merlo, cuando Salaverry tuvo problemas con un vecino y le efectuó varios golpes en la cabeza con un machete, ocasionándole cortes profundos, fisura de cráneo; quedó internado en grave estado".
La otra causa, por el asesinato de un policía, ocurrió en 2003 y no pasó ni una hora en la cárcel por ese crimen. El oficial se llamaba Cristian Agusti, tenía 28 años y trabajaba en la DDI de Mar del Plata. Hace 17 años, fue asesinado a balazos por la banda que integraba Salaverry.
Hace 17 años, Salaverry y tres cómplices asaltaron un local de 20 de Septiembre al 2900, cerca de la DDI, en la Ciudad Feliz. Entonces, tras recibir el alerta, el oficial Agusti y su compañero Cristian Fournier llegaron al comercio para detener el robo. Entonces los delincuentes los enfrentaron. Dispararon 11 veces. Un tiro hirió a Fournier, que sobrevivió. Pero otros tres le pegaron en el abdomen a Agusti, que murió minutos después.
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En ese momento, Salaverry escapó con otro de sus compañeros. En tanto, los otros dos cómplices, Claudio López y Fernando Palomino fueron detenidos a pocas cuadras de lugar del crimen. Estaban armados con una pistola calibre 9 milímetros y otra calibre .45. Dos años después, fueron condenados a prisión perpetua. El otro prófugo, llamado Carlos Marcelo de los Santos, escaparon fue detenido en 2012, trabajaba como mozo en una pizzería y se hacía llamar Roberto Percia.
De Salaverry no se supo nada por años. Hasta que la causa prescribió. El 10 de julio de 2019, Salaverry cruzó la puerta de los Tribunales de Mar del Plata. Una hora después era sobreseído por la Justicia. Cuando pasó por adelante de Graciela, la madre del policía asesinado, le dijo: “Hola”. Y se fue.
Ahora pasará sus días en un calabozo por el intento de homicidio de un vecino, al que atacó a machetazos en la cabeza, frente a una casa ubicada en la calle Azara 1365, de Parque San Martín. Antes de esa agresion, por la que la víctima pasó semanas internado, Salaverry lo había amenazado de muerto, luego de que lo denunciaran por ruidos molestos. Ahora, después de años escondidos, deberá dar la cara.