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El otro prontuario de Pachelo, principal acusado por el crimen de Belsunce: estafas y misteriosos suicidios

A los seis prendió fuego la cuna de su hermano, tiene causas en su contra, y fue condenado por vender pastillas en fiestas electrónicas: “Padece un trastorno severo de personalidad”.

19 Julio de 2022 16:07
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El tercer juicio por el crimen de María Marta García Belsunce, asesinada de seis balazos en la cabeza hace casi 20 años en su casa del country Carmel de Pilar, comenzó con la fiscalía asegurando que Nicolás Pachelo, el vecino de la víctima, "es el asesino" y que lo va a probar “de manera incontrastable e irrefutable”. A esto, hay que sumarle la declaración del comisario general retirado Ángel Reinado Beserra, que intervino en la investigación del asesinato como responsable de la Sub Delegación Departamental de Investigaciones de Pilar, quien sentado en el banquillo de los acusados afirmó: "Para mí fue Pachelo porque (María Marta) se lo cruza cuando estaba por ingresar a la casa".

 

María José Díaz Herrera, cuya segunda hija, Martina, era ahijada de María Marta, declaró como testigo días atrás y también apuntó contra Pachelo por el crimen de la socióloga, cometido en 2002. Según dijo, el vecino le "da miedo", resaltó que lo cree capaz "de cualquier cosa" y que al enterarse de lo sucedido con su amiga instantáneamente creyó que había sido él quien la mató.

De acuerdo con el testimonio de la mujer, su hijo y el de Pachelo tienen edades similares y solían jugar juntos. "Cuando le dije que estaban jugando juntos los hijos, María Marta me dijo que estaba loca, que Pachelo le había robado el perro, le había pedido rescate y que no le parecía aconsejable que vaya a jugar en la casa; y desde ese día no fue más. Es un tipo que me resulta intimidante...es el día de hoy que es una persona que me da miedo, la creo capaz de cualquier cosa", dijo.

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Como si esto fuera poco, el juicio por el homicidio de María Marta García Belsunce incorporó tres escuchas telefónicas de Pachelo realizadas casi dos meses después del crimen, donde le reprocha a su madre que se haya comunicado con su suegra para expresarle su preocupación supuestamente por lo que se decía de él en los medios, y éste le gritó "¿por qué no te tirás por la ventana?".

 

Para el fiscal general adjunto de San Isidro, Patricio Ferrari, Pachelo es el responsable. Según sostiene, el 27 de octubre de 2002, María Marta llegó sorpresivamente a su casa y al descubrir que estaban robando, se enfrentó a los ladrones y terminó asesinada de seis balazos en la cabeza. "Han transcurrido casi dos décadas sin que el Estado haya sido capaz de dar una respuesta, no solo a la víctima sino también a la sociedad. Vamos a presentarles una verdad demostrable. Vamos a encontrarle una salida a este laberinto gris. Esta acusación pública va a probar de manera incontrastable e irrefutable que Nicolás Pachelo es el responsable del crimen ", aseguró.

En ese sentido, describió al acusado como el "victimario", como "un criminal de raza vinculado al mundo de la delincuencia desde adolescente", y como "un psicópata, un narcisista, un ludópata empedernido, capaz de matar y mucho más". Pachelo, junto a los ex vigiladores Norberto Glennon y José Ortiz (como coautores), enfrentan una imputación como coautores de un "robo agravado por el uso de arma en concurso real con homicidio criminis causa agravado" en perjuicio de María Marta, delitos que prevén la prisión perpetua. Pachelo es el único de los tres imputados que llega al juicio oral preso -está alojado en la Unidad 9 de La Plata-, pero no por el crimen de María Marta en el que en 2017 fue imputado e indagado en libertad,

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Sino porque es dueño de un prontuario que asusta: en 2018 fue detenido y apresado por robo, aunque semanas atrás le pidió al TOC 4 que no lo cambien a una cárcel más cercana a San Isidro. Si bien eso no le permitirá asistir a todas las audiencias, prefiere quedarse en la Unidad 9 de La Plata donde estudia periodismo. Empezando por el caso García Belsunce, a Pachelo, de acuerdo a la Justicia, lo acusan de matar y robarle a la víctima un cofre que pertenecía a la asociación benéfica Damas del Pilar, de la cual era parte María Marta, que contenía efectivo, tres chequeras y las llaves de la caja de seguridad de un banco. Desapareció el día de la muerte sin ningún rastro.

 

Ahí se guardaba dinero para organizar un evento a beneficio, María Marta se encargaba de la tesorería. En su interior había poco más de mil pesos, es decir, casi 400 dólares teniendo en cuenta el dólar estadounidense llegó en junio de 2002 a $ 3.90, como pico máximo. El mismo tribunal de San Isidro deberá juzgarlo por una serie de robos, ocho hechos en total cometidos entre 2017 y 2018 en countries como Nordelta, Abril de Hudson en Berazategui, principalmente Tortugas en Pilar. Un golfista y un caddy fueron acusados de ser sus cómplices, para supuestamente entrar a los countries con identidades falsas y cometer sus presuntos escruches.

Todo esto ocurrió en el Jueves Santo de la Semana Santa de 2018: en más de seis horas, habrían desvalijado casas en Tortugas, el principal blanco. Entre las víctimas de esos robos -todos en ausencia de moradores-, hay un banquero, un empresario gastronómico y hasta la hermana de un ex intendente de Pilar. De sus casas se llevaron 32.000 euros, entre 1.600 y 2.000 dólares, 9.000 pesos, tres lingotes de oro, una pistola Glock, joyas y relojes. Pachelo, una vez más, podría haberse salido como la suya, pero hubo pruebas: una cámara de seguridad tomó su huida, caja de seguridad y barreta en mano, otras lo filmaron merodeando cerca de las casas robadas.

Pero esto tampoco es lo único. Pachelo también fue acusado de los delitos de hurto y en dos oportunidades por defraudación por estelionato: ambos casos fueron elevados a juicio, con el Tribunal Oral Criminal Nº15 a cargo del proceso. El Tribunal, por su parte, denunció a Pachelo en Comodoro Py a mediados de 2006, con un empresario listado como co-denunciante. La calificación: “delito de acción pública”. La denuncia recayó en el Juzgado Nº6 de Rodolfo Canicoba Corral, que la archivó poco después. También tiene causa que data del 21 de noviembre de 2000 por tentativa de hurto. El 30 de septiembre de 2004, fue acusado de encubrimiento y hurto, la UFI Nº2 fue la encargada de tramitarla esta vez. 

 

Las cosas se oscurecen a partir del año 2010 y el 2011: su ex mujer lo denunció -de acuerdo a datos de la Justicia porteña- por los delitos de "amenazas y coacción", con causas en los juzgados porteños números 36 y 34. Tuvo otra denuncia en su contra un año después, en 2012, nuevamente en el Juzgado Nº36: falsificación de documento y estafa. Al mismo tiempo, fue condenado a dos años por la Sala III de la Cámara Federal por el delito de vender pastillas (le encontraron 111 pastillas de éxtasis) en la fiesta electrónica de Javier Florio Lenartowicz, un fisicoculturista que organizaba afters en quintas de General Rodríguez. Las fiestas llevaban su apellido, “Florio Fest”, con pileta y mujeres en bikini.

Pachelo está preso y actualmente lleva una vida solitaria. No estudia ni trabaja. Nadie de su numerosa familia lo visita, ni siquiera sus medio hermanos y mucho menos sus hermanastros, que lo consideran una mancha negra en sus vidas. Tampoco sus hijos. De hecho, el primer registro de violencia y, por qué no, intento de homicidio, ocurrió con uno de sus familiares. A los seis años, Pachelo prendió fuego la cuna de Francisco, su medio hermano recién nacido, con el bebé dentro. Con el tiempo llegaron las peleas juveniles, mentiras, robos, estafas, amenazas, los suicidios de sus padres, arrestos y la acusación por el crimen de María Marta García Belsunce.

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En 2004, durante la instrucción del juicio por los robos en Capital, Pachelo había sido sometido a pericias psiquiátricas realizadas por expertos de la Academia de Medicina Legal y Ciencias Forenses de la República Argentina. El informe, que lleva la firma Enio Linares, decía que Pachelo tenía un trastorno de personalidad. “Este trastorno se reconoce en la niñez, y continuará en la adolescencia, juventud y seguirá en la adultez y la vejez, por realizar actos como los ofrecidos por Pachelo: incendios, robos, presencia de suicidios de los padres debido a que hace al desarrollo de la personalidad, protagonismo llamativo en todas las desviaciones de conductas cometidas", señalaba el informe.

También sugería que pudo haber inducido al suicidio a sus padres: “El psicópata -N. Pachelo- rara vez realiza el suicidio, pero con su comportamiento psicopático induce, impulsa, facilita y favorece a que el otro lo realice. Cuanto más vecino y próximo está el potencial suicida que contempla su trastorno de conducta antisocial, será el más expuesto a padecer la dependencia. Cuando es mayor y más profunda la relación afectiva -la madre en este caso-, es ella la que se somete, obligada por la presión social y la justicia que cuestiona la conducta de su hijo”. El diagnóstico de Linares había sido que Pachelo “padece un trastorno severo de personalidad”.

 

Además, destacó que su psicodinámica evolutiva era la del “psicópata desalmado”, resaltó que era “peligroso para terceros” y que su rasgo principal es el de “total incorregibilidad”. Los fiscales de Pilar que volvieron a investigar el crimen de García Belsunce en 2017 tras la absolución del viudo Carlos Carrascosa tuvieron en cuenta que Pachelo estaba presente en el barrio Carmel al momento del hecho.

En el requerimiento de elevación a juicio presentado el 13 de septiembre de 2018, los fiscales María Inés Domínguez (ya fallecida) y Andrés Quintana (uno de los que actúa en el juicio) acusaron a Pachelo y los ex empleados de seguridad, Ortiz y Glennon, de haber asesinado a la socióloga de seis balazos en la cabeza cuando los descubrió robando en su casa aquel 27 de octubre de 2002.

Al fundamentar la acusación, los fiscales consideraron que el vecino y los vigiladores participaron del hecho "a partir de las contradicciones detectadas, la modalidad empleada (modus operandi), el perfil psicológico de los mismos, la actividad desarrollada por Pachelo con posterioridad al hecho y el conflicto anterior entre la víctima y aquél" por el secuestro de un perro.

Los acusadores resaltaron que Pachelo "resultó ser la última persona que estuvo cerca de la víctima" y ello lo sustentan en la declaración de tres adolescentes (hoy adultos) que tras la finalización de partido Boca-River que se disputó ese día, vieron pasar corriendo primero al imputado y después a María Marta García Belsunce en su bicicleta, en la misma dirección, a la casa de la víctima.

De esta manera, aquel requerimiento detallaba: "Nicolás Pachelo brindó detalles puntuales y precisos de todo aquello que realizó (dónde jugó, quiénes jugaron al fútbol, a dónde fue después, en qué piso del shopping estacionó el auto, donde compraron con su madre, qué compraron, por qué, etc.;), mas nunca pudo brindar un dato cierto sobre qué hizo puntualmente ese día durante su estancia de poco menos de una hora y media dentro del Carmel".

 

Según los videos de seguridad de Carmel, ese día Pachelo regresó de jugar al fútbol en un torneo intercountries a las 17.34 en su Ford Ranger y a las 18.59 (29 minutos después de la hora del crimen fijada por un forense), se fue por la salida de visitas en el Fiat Siena de su por entones mujer, Inés Dávalos. También destacaron que por sus antecedentes Pachelo tiene un largo historial "con una modalidad delictiva sistemática": robar en lugares que conoce y sin correr riesgos.

Por ello, señalan como posible móvil del crimen el robo de la caja metálica. "Mintió cuando dijo que estaba viendo el partido River-Boca (...), mintió cuando dijo dónde estuvo ese día, pues primero negó haber estado corriendo pero luego indicó que de haber sido así, estaba yendo a buscar el auto de su pareja, lo que no era cierto pues (...) trotaba en dirección a la casa de María Marta García Belsunce, (...) mintió sobre los horarios en que se encontraba en Carmel", dicen los fiscales.

Otros testigos clave para la acusación son dos empleados de una estación de servicio cercana a Carmel que recordaron que la mañana siguiente al crimen, Pachelo "se dirigió al bar y preguntó a los nombrados si sabían algo de la mujer que habían matado en el country" cuando ese día solo se comentaba que la muerte había sido accidental en una bañera.

 

Los fiscales analizaron las pericias psicológicas y psiquiátricas a las que fue sometido Pachelo y afirmaron que por sus rasgos "psicopáticos y narcisistas", el imputado "reúne todas las características de personalidad que poseería el autor material del crimen". La fiscalía expuso tres escuchas telefónicas entre Pachelo y su madre, Silvia Ryan, registradas tras el crimen de María Marta, cuando el sospechoso tenía su teléfono "pinchado" a pedido de la Justicia.

En una de esas comunicaciones, la mujer decía estar preocupada por él ante lo que se decía del crimen de María Marta y el ahora acusado le respondía: "¿Por qué no te tiras por la ventana y me dejás de romper las pelotas?". Meses después, el 29 de mayo de 2003, Ryan se suicidó precisamente al arrojarse desde el balcón del piso 11 del edificio en el que vivía sobre la avenida del Libertador, en el barrio porteño de Retiro, y dejó tres cartas en las que defendía a su hijo.

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